Los Jóvenes Pordioseros llenaron de música la última noche semanal, tras una gira que no perdió intensidad al pasar por San Juan, Mendoza y el cierre en San Luis. Fue el broche de oro para empezar la madrugada del lunes a puro rock.
A pesar de la tardanza (se rompió el colectivo), su propia legión celebró en una previa donde la feligresía pordiosera desempolvó las pilchas, gorra, remera y vincha, todo lo que tuviera el logo Stone.
En una noche agradable, algunos artistas callejeros ganaron unos pesos en la vereda de Panacea tocando clásicos de fogón.
Mientras tocaba "La Piedra", en camarines Cristian “Toti” Iglesias calentaba esa garganta averiada por una gira intensa, punteaba una guitarra acústica y el resto del grupo aportaba coros y risas para entrar en calor.
El fan fundamentalista Marquitos Grillo llevó globos con el logo “LJP” y confeti, que se usaroncuando la banda arrancó con “Pánico” y les dio la bienvenida a “Toti” y compañía. En el pogo hubo chicas al hombro para lograr buena visual, y un novio atento cubría con sus brazos a su chica.
La gente se sacaba selfies con el grupo detrás, en alguna seguro salió Toti, que gesticulaba y se pavoneaba en su faceta frontman, recibía tragos y bebía de las frescas, con la buena performance de Germán Drago, guitarrista que debutó en tierras sanluiseñas. Sin lista pero con una buena selección de canciones, mecharon en un mix nacional a “Cowboy” de Ratones Paranoicos, “Ruta 66”, y una versión en spanglish del stoniano “I can’t get no Satisfaction” y pegaron uno propio, “No la quiero dejar”. Otro cover furioso fue el del romántico tema de José Luis Perales, “Y cómo es el”. Una fan subió a cantar “Nunca me enseñaste”.
Escondido en un rincón, el tecladista Gustavo Zorry lucía la remera de un joven Iggy Pop.
Toti tuvo sus uñas pintadas de negro, un pantalón chupín con una zapatilla blanca y otra roja, se colgó una Bandera Argentina como capa y jugó con sus propias canciones, en “No me trates así” agregó “no me trates así, si sabés que siempre vuelvo a San Luis”, y en “Adicto”, sin guitarra, se metió entre la gente.
“Cuando me muera" tuvo al fan más joven de la noche, Alvarito (de 8 años, su papá Gastón aplaudía emocionado), que subió a recibir un regalo, una de las máscaras que usa el cantante. En “Alta gata” el vocalista portaba antifaz.
Leo Raffa estuvo imbatible en el bajo, a pesar de los zarandeos a los que su compañero Iglesias lo sometía, quien tiraba de él pero no perdía el ritmo, llevado con guapeza por Lucas Fiorentino en la batería, su barba hipster y los tatuajes se lucieron en “Eterno”, cuando la cantó junto a Toti.
En “Todavía no puedo olvidarte” Toti compartió micrófono con Lucas Piriz, el cantante de los teloneros, “gracias por confiar nuevamente en La Piedra” dijo Lucas a todos, contento y emocionado, su grupo se destacó con una performance donde cantaron sus seguidores y se animaron a estrenar temas, “Ella” y “Astor Blues”.
Dentro, los coros sonaron fuertes y atrevidos como en las tribunas de las canchas, afuera de la misa se juntaron los paganos curiosos con los que profesan la fe Stone pero que no llegaron apagar la entrada pero sí juntaron pesos necesarios para unos licores y mantener el espíritu caliente, la música se escucha igual, como si en la casa del vecino dejaran la tele con volumen alto. Todo vale.
Tras someter a “Funeral” y “Desvelado” a una sesión punk, Toti preguntó “¿nos vamos?” pero la gente al escuchar los acordes de “Descontrolado” pudrieron todo.
El tramo final tuvo una explosión combinada en “Maldito SanTelmo”, “Lobo” y “Esto no se ve” pero sí se siente.
La banda del barrio Villa Lugano, con más de 20 años en la espalda, volvió a tierras sanluiseñas y varios puntanos insomnes se sumaron a la fiesta.
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