El impuesto al vino suma críticas en la provincia

La reforma impositiva que presentó el ministro de Hacienda de la Nación Nicolás Dujovne en la que se grava con un impuesto del 10 por ciento a los vinos y un 17 a los espumantes, también generó preocupación y críticas entre los bodegueros de San Luis que en los últimos años comenzaron a motorizar una incipiente industria. Sebastián Egea, administrador de Viñas Puntanas criticó la medida y señaló que “no favorece a nuestra actividad y además perjudica a los consumidores porque ese porcentaje lo tendremos que trasladar al precio final de la botella”. Pidió que “en vez de ponerle trabas a nuestra producción, que genera tanta mano de obra, habría que buscar la forma de no perjudicarnos”. Y recordó que “una hectárea de viñedo genera siete veces más empleo que una de soja”. 

El ingeniero agrónomo dijo que hoy el precio en góndola de sus vinos ronda los 120 pesos y si esta medida se aplica terminará en por lo menos 140. “No sé si ese valor nos va a dejar afuera de algún sector del mercado pero seguro nos va a influir en la venta”, aclaró. Aunque dijo que hoy sus productos se venden en otros lugares además de San Luis como Santa Fe, Buenos Aires, Neuquén y Tierra del Fuego; “ésta es una mala noticia para nosotros porque si varía tanto el precio no sabemos si podremos seguir vendiendo en esas provincias donde nos costó mucho llegar porque somos un emprendimiento familiar”.

Según Egea hoy comercializan unas 120 mil botellas que por ahora sostienen el negocio, “pero si vendemos menos de eso seguro nos va a perjudicar y nos obligará a buscar nuevos mercados o lograr ser más competitivos, aunque no se me ocurre cómo podríamos hacerlo”. También comentó que los puestos de trabajo entrarán en dudas, “porque de manera constante somos unas seis personas las que trabajamos pero en la época de poda y cosecha se contrata mucha más gente que no la podemos reducir porque con una plantilla menor de 20 no se puede cosechar. Es decir que los costos operativos se van a mantener y para absorber este nuevo impuesto sí o sí tendremos que trasladarlo al precio final de la botella para poder equiparar”.

El enólogo de Finca Los Coros, Gustavo Silvestre, explicó la diferencia entre la vitivinicultura y la producción de bebidas alcohólicas como whisky o cerveza: “El vino se elabora, necesita un año de trabajo en el viñedo y otro más de estacionado en bodegas para recién después poder fraccionarlo en botellas para su venta al público. En cambio la mayoría de las bebidas con alcohol o gaseosas se producen mediante un proceso que implica adquisición de materias primas que luego se someten a un trabajo industrial y se venden a las horas de haberse producido”. Por eso indicó que “a esa actividad se la puede gravar con un impuesto porque no depende de siembras, cosechas ni factores climáticos. En cambio a nosotros nos perjudican con esta medida”.

También recordó que esa industria está en crisis, sobre todo en Mendoza, debido a que las dos últimas cosechas estuvieron afectadas por lluvias y granizo, “lo que hizo bajar la cantidad del mosto para producir, y aunque los precios internacionales se recuperaron, nosotros no pudimos aprovecharlo”. Silvestre explicó que “el vino, al tratarse de un commodity, es decir que no es un producto de primera necesidad, la gente pasará a comprar las marcas más económicas o simplemente dejará de llevarlo”.

En el caso de Los Coros el precio promedio de sus etiquetas es de 160 pesos en el mercado local y si se aplicara este impuesto, su valor se incrementaría hasta los 180 por botella. “Esto nos seguirá perjudicando porque tenemos que recordar que este año la cantidad de vino per cápita bajó desde los 24 litros a los actuales 19”. Y confirmó que este año pudieron fraccionar unas 50 mil botellas.