En las manos del sereno de la fábrica de pastas “La Sanluiseña”, en cuyo predio apareció muerto José Luis “Sadam” Rodríguez, un joven que habría ido a robar junto a un cómplice, no hallaron restos de los componentes de la pólvora, confirmó anoche una fuente de la causa. De este modo, el informe del dermotest “nos hace inferir, en principio, que el guardia no le disparó a Rodríguez”, refirió.
Una de las posibilidades, que aún se investiga y no se ha descartado del todo, es que el guardia le haya tirado a Rodríguez para defenderse de un intento de asalto, dijo. La otra, que el propio cómplice le haya gatillado a Rodríguez, no se sabe si de modo accidental o intencional.
“Hay medidas pendientes que apuntan a establecer una u otra teoría. Pero, desde el punto técnico-balístico, hay algunos elementos que abonarían la suposición de que el acompañante de Rodríguez haya disparado”, indicó. Éste no está identificado, pero la Policía tendría algunas pistas de quién es.
El informante aclaró que el resultado del dermotest tiene un valor indiciario, y que aún resta que lleguen las conclusiones de otras pericias, que la jueza Penal Nº 3 Virginia Palacios ya ordenó, para poder establecer “la circunstancia de tiempo, modo y lugar en que se produjeron los balazos” que acabaron con la vida de Rodríguez, de 26 años.
La conclusión de esta medida guarda coherencia con la declaración informativa que los efectivos de la División Homicidios le tomaron al guardia, cuyo nombre la Policía no ha querido brindar.
Es un joven que manifestó que el lunes cerca de las 20, cuando entraba a trabajar en la planta ubicada en las calles 111 y 1 bis, alcanzó a ver a dos personas encapuchadas o con los rostros tapados que corrían hacia él.
Dijo que rápidamente abrió una puerta, lindante a un portón, que entró la motocicleta, la apoyó, dejó el casco, retiró las llaves, que habían quedado del lado de afuera, y puso traba, para impedir el ingreso de los extraños. Narró que luego pidió ayuda a través de un ventiluz, que da a la fábrica ubicada al frente.
Dijo que casi en simultáneo escuchó tiros y un golpe en la parte exterior. Contó, además, que recién abrió cuando oyó que llamaban a la puerta y desde afuera la confirmaron que era la Policía.
Negó usar arma. En el lugar no hallaron elemento de ese tipo. Sí vainas. El cuerpo quedó tendido cerca de la puerta, boca abajo. Tenía la cara semi-tapada.
Hay otras medidas en curso en las que la fuente consultada y el jefe de la División Homicidios, el subcomisario Javier Sosa, no quisieron ahondar ayer, para no afectar las averiguaciones. “Estamos tomando declaraciones, y hay prueba informática, química que se espera”, informó el subcomisario.
Más Noticias