La llegada de la quinta película de la saga "Piratas del Caribe" generó expectativas en todo el mundo. San Luis no fue la excepción y cientos de puntanos asistieron a la primera proyección del filme en las salas de Cinemacenter.
El capitán Jack Sparrow -en la piel de Johnny Depp- vuelve a las pantallas con una producción con la que Disney busca revitalizar la franquicia. Estará disponible en 2D y 3D.
Iniciada en 2003 con “La maldición de Perla Negra”, la cuarta entrega de la serie, “Piratas del Caribe: En mareas misteriosas”, hace seis años, pareció anunciar la sepultura cinematográfica de la saga, ante una poco alentadora recepción de la crítica y la caída de audiencia.
Pero con la dirección de los noruegos Joachim Rønning y Espen Sandberg, la saga propone ahora un relato en el que un grupo de fantasmas liderados por el español Salazar (Javier Bardem) escapa de décadas de encierro en el “Triángulo del diablo” para cazar a todos los piratas y forzar a Sparrow a unirse con su eterno amigo-enemigo, el capitán Héctor Barbossa, el siempre efectivo Geoffrey Rush.
Quienes también reaparecerán en la quinta entrega, aunque muy brevemente, son Elizabeth Swann y Will Turner (Keira Knightley y Orlando Bloom). Aunque es su hijo quien pone en marcha la trama cuando se propone encontrar el tridente de Poseidón para liberar a su padre de la maldición que lo ata al Holandés Errante por toda la eternidad.
Otro de fugaz aparición en la quinta parte será Paul McCartney como el tío de Sparrow, en un guiño a la participación de Keith Richards en la entrega anterior, cuando hizo del padre del pirata.
Una de las grandes dudas de los espectadores es cómo harán los productores para atraer la atención del público en una historia que parece remanida y que debe enfrentar peligros fantásticos en pos de legendarios tesoros.
La respuesta es un ritmo que no da pausa, circenses coreografías durante batallas a cañonazos, seres mitológicos, humor y la probada performance de Depp -ya encasillado en sus “bizarras” elecciones actorales- como el pirata siempre borracho, levemente afeminado y eterno desafortunado pero al que eventualmente todo le sale bien configuran una fórmula que promete llenar las salas argentinas.
El filme, con unos 320 millones de dólares de presupuesto, se apoya también sobre sofisticados efectos digitales, como los que fueron utilizados para rejuvenecer a Johnny Depp para presentar una versión adolescente de Jack Sparrow, y un potente nivel de producción.
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