No tengo cómo pagar las cuentas ni sobrevivir”. La frase pertenece a Elizabeth López, quien tiene 55 años y vive en La Toma. Es ex empleada del Plan de Inclusión y desde 2011 cobraba una pensión contributiva por una osteoporosis inhabilitante en la columna que no le permite moverse con libertad. Su caso ejemplifica el sufrimiento de los puntanos que se quedaron sin su pensión debido a medidas de recorte del gobierno nacional.
“Por favor, estoy desesperada, tengo que pagar el alquiler y por ahora sobrevivo haciendo lavados y planchados, pero necesito la pensión o termino en la calle. La última vez que cobré fue en abril”, reveló y agregó que cuando pidió explicaciones al Ministerio de Desarrollo Social de la Nación le informaron que en los registros figuraba como casada, porque nunca oficializó de hecho su divorcio. Está separada desde hace 17 años y tiene 4 hijos que viven con el padre.
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