Lleva seis años a la espera de un riñón y se aferra a la bici

Hace seis años que la vida de Facundo González tiene un paréntesis: todos los martes, jueves y sábados viaja desde su Justo Daract natal hasta Villa Mercedes para someterse a un tratamiento de hemodiálisis. El joven de 21 años padece una insuficiencia renal crónica y su única esperanza es que aparezca un donante de riñón. Sin embargo, por más difícil que parezca, el daractense no baja los brazos y con una gran sonrisa se esfuerza por aumentar sus cuotas de felicidad: entrena en bici y se prepara para competir el próximo mes. Este año, gracias a las becas “Soñamos junto a vos”, consiguió su primer empleo.

Los primeros síntomas aparecieron después de una noche de boliche, pero fueron difusos. "El fin de semana salí a bailar y tomé cerveza. Pero después me sentí como intoxicado, una descompostura, perdido, se me hincharon los pies, tenía mareos y cansancio", recordó.

En el hospital de la localidad le hicieron estudios y análisis, pero debió ser derivado a una clínica de Río Cuarto donde dieron con el diagnóstico. Cuando le detectaron la insuficiencia era un adolescente de 15 años con muchas ganas de pasar los días y noches con los amigos. Tuvo que dejar el colegio para empezar el tratamiento y eso fue aún más desconcertante. "Sentía mucha tristeza, no quería venir más porque ya no iba a ser como antes. Me dolía muchísimo, justo en esa etapa de salir, de juntadas con amigos y después de diálisis llegaba cansado, me bajoneaba, no es fácil, hay que estar para darse cuenta. Te deprimís, pero había que buscarle lo positivo", afirmó.

El gran sostén de Facundo fue su numerosa familia. Sus padres, hermanos, tíos y abuelos lo acompañaron en los momentos más complicados. En octubre del 2016, Facundo recibió un riñón de un donante cadavérico compatible, pero un desacierto de los médicos en la medicación terminó por despertar un virus en el órgano. Las secuelas que le quedaron es que ahora es más difícil encontrar compatibilidad. "La diálisis te ayuda y hace funcionar de nuevo los riñones, pero sí o sí necesito el trasplante", indicó.

Al terminar el colegio le costó conseguir una ocupación, pero logró acceder a las becas de la Secretaría de la Juventud. Con su hermana Camila y su novia Jimena desarrollan un proyecto de artes plásticas y reciclado que dictan por la mañana, en la escuela Nº 429 "Gregorio Agüero". "Con botellas, plásticos y cartón hacemos manualidades. Nos ayudan las maestras y trabajamos bien coordinados. Esto me dio una posibilidad muy grande porque no me daban trabajo, esto me ayudó a tener el primero", expresó contento.

En los días que no viaja a Villla Mercedes, Facundo descubrió una nueva pasión: el ciclismo. Tiene su equipo armado y ya hay planes de anotarse en alguna carrera. "Me estoy entrenando para competir, tengo en mente correr el 10 de junio, pero tengo que ver si llego. En Daract tenemos varias rutas y caminos de tierra para andar. Es muy lindo porque salir con amigos te despeja, me hace sentir con más energía", aseguró.

Facundo es muy positivo, agradecido y por eso animó a la gente a donar. "Yo hago una vida normal, pero tengo que dejarla para venir acá tres veces por semana. Hay gran cantidad de gente con diálisis a la que pueden cambiar muchísimo con un trasplante. Tengo mucha fe que va a llegar", se ilusionó el joven.