Feministas de San Luis presentes en el 3º “Pañuelazo”

Se reunieron a partir de las 17 de este viernes en el centro de plaza Pringles para manifestarse una vez más a favor de la legalización del aborto.

Ni el frío las detuvo. A partir de las 17 de este viernes,  autoconvocadas y miembros de agrupaciones feministas se reunieron en el centro de la plaza Pringles para manifestarse una vez más a favor del aborto.

Durante la primer hora y media, mientras esperaban a más compañeras, comenzaron a maquillarse y colgar banderas del color que las representa: el verde. Y, para combatir el frío compartieron mates en rondas.

Entre charlas, preparativos y reencuentros, a las 18:30 una de ellas tomó un megáfono y dio aviso de que partirían hacia la Catedral a cantar. Formaron una columna detrás de una gran bandera en la que estaba plasmada la frase “Aborto legal, seguro y gratuito”.

Comenzaron los cantos y con ellos la caminata hacia la esquina de Pringles y Rivadavia. Una vez allí el tráfico quedó interrumpido y la “marea verde” formó una gran ronda. Encendieron una bengala de color verde y las mujeres no dejaron de entonar esos cantos en los que recalcaban su lucha. “¡Arriba el feminismo, queremos ley!”, fue una de las frases de las tantas canciones.

También hubo carteles con frases como: “Saquen esas doctrinas de nuestras vaginas”, “Mi cuerpo, mi decisión” y “La mujer decide, el Estado garantiza y el decorado se calla”.

Un "Provida" enojado

Eran casi las 19 y un hombre, de más de 40 años, con un pañuelo color celeste atado a su mochila, a la altura de su hombro derecho, irrumpió en la “marea verde” y comenzó a gritar en contra del aborto legal.

“Sí a la vida, no al aborto”, gritaba el hombre mientras señalaba su pañuelo, el que caracteriza a los "Provida".

Las mujeres que se estaban manifestando comenzaron a cantarle “¡Es para vos, es para vos, ‘antiderechos’ tenemos media sanción!”.

El hombre continuó unos minutos más mostrando su descontento ante la situación y antes de irse les dijo: “Lean la biblia, ustedes son satanás”. Dio media vuelta y se quedó un rato más pero sentado en una de las fuentes de la plaza, tal vez para calmar su enojo.