Hay hasta 10 nuevas consultas diarias por adicciones en la capital

Entre 6 y 10 nuevas consultas diarias reciben en el Centro de Prevención y Asistencia de Adicciones (CPAA) en su sede en San Luis capital, ubicada en Caídos en Malvinas 170, a un costado del Hospital San Luis. Para Daniela Pollachi, médica psiquiatra que se desempeña allí, en este 2018 las cifras han aumentado. Sin poder aún dar las estadísticas parciales de este primer semestre, la especialista sí recordó las del 2017: 3.649 consultas, de las cuales 946 siguieron tratamiento ambulatorio y 4 fueron derivadas a comunidades de internación fuera de la provincia.

De acuerdo a cifras del año pasado, un 80% de los pacientes eran de género masculino y un 57,3% del total de las consultas correspondían a edades entre los 19 y 29 años. El trastorno que predominaba entre los pacientes, con un 46,7%, era el "policonsumo", es decir, la adicción a varias sustancias a la vez, entre las que incluían el alcohol, la marihuana, cocaína, pasta base, pegamento y psicofármacos. Le seguía la adicción a la cocaína con 23,9%, al alcohol con 10,7%, los sedantes e hipnóticos con 9,6% y la marihuana con 8,6%. Sobre el bajo porcentaje que ocupa el alcohol a diferencia de estadísticas nacionales, Pollachi aclaró que reciben pacientes, pero que   esa tarea queda principalmente en manos del Grupo Institucional de Alcoholismo (GIA), que funciona en el Hospital de Salud Mental. 

La médica indicó que la mayoría de las consultas provienen de la capital, aunque también reciben gente del interior. Y que en varios casos viene gente por "oficios judiciales", es decir, en los que un juez ha ordenado un tratamiento por adicción a la drogas a la persona, a veces en casos de violencia, de familia o menores, enumeró como ejemplos. "No atendemos a privados de la libertad", aclaró.

Prevención y atención

Son varias tareas las que se desarrollan en el CPAA, que funciona de lunes a viernes en horario de corrido de 8 a 19 horas y cuenta con dos médicos psiquiatras, tres psicólogos, un acompañante terapéutico, un trabajador social, dos técnicos en adicciones, dos agentes sanitarios y una administrativa.

En cuanto a la prevención realizan talleres y capacitaciones en escuelas primarias, secundarias, clubes y merenderos. En esta línea, crearon junto al Ministerio de Desarrollo Social la figura del "preventor comunitario", que ya comenzó a recorrer los barrios y que busca prevenir en adicciones a las comunidades a las que pertenecen. La intención más adelante es que los preventores también visiten las parcelas de los planes sociales. "Esto está relacionado a que los pacientes no se sientan estigmatizados. Por ahí no quieren ir a la consulta, por temor a que en el trabajo les miren el certificado", explicó Pollachi.

Luego está la asistencia, que se diferencia en la atención ambulatoria y las becas para derivación a comunidades terapéuticas fuera de la provincia.

El primer paso en todos los casos es la admisión. Esta es una entrevista "inicial, interdisciplinaria y breve, con el objetivo de elaborar un diagnóstico presuntivo, interdisciplinario, individual familiar y social y así proveer un pronóstico".

Luego le siguen entrevistas individuales con psicólogos y psiquiatras. A partir de la evaluación que se realiza, se deriva a diferentes grupos con la atención de distintos especialistas. Existen tres grupos: terapias de adolescentes, de adultos y de familiares, diferenciados por género. "El método que utilizamos es trabajar sobre lo emergente, con lo que surge el día determinado y a partir de ahí seguimos", detalló. No hay obligatoriedad en los encuentros, ya que es voluntario.

Tampoco hay un tiempo estimado de tratamiento, ya que depende de la evolución de cada paciente. "Desde el momento que hablamos de una patología crónica, hablamos de un tratamiento a largo plazo", remarcó. A medida que se logran progresos, la frecuencia de las reuniones disminuye. "Si se ha cumplido con el tratamiento, el paciente está bien y no ha sostenido episodios de consumo reiterado, los espacios individuales se van reduciendo. En un principio la atención es semanal, luego quincenal y mensual. Usamos el grupo como soporte, ni siquiera hace falta que sea una cuestión semanal", detalló.

Para evitar las consecuencias negativas del síndrome de abstinencia, se pueden recetar medicamentos, todo cubierto por el sistema de salud provincial. "Pensando que la adicción es un padecimiento real, una enfermedad, se genera abstinencia que con medicación podemos controlar mínimamente y evitar posibles recaídas", explicó.

También realizan talleres artísticos que incluyen tanto a pacientes como a familiares. A su vez todos los viernes, un equipo del CPAA visita los domicilios de pacientes que hayan faltado a sus consultas. Y tienen "pacientes fantasma", que no se acercan, pero si lo hacen a través de sus familiares.

Existen, sin embargo, casos de mayor complejidad. Cuando observan que "no puede llevar un tratamiento ambulatorio, no existe una contención familiar, está en riesgo para sí mismo o terceros" se establecen becas de internación en comunidades terapéuticas fuera de la provincia. El año pasado hubo 4 de estos casos. El Ministerio de Salud cubre tanto la internación como los viajes y también paga las visitas de los familiares a las clínicas, que quedan en La Rioja y Buenos Aires y estos pueden seguir asesorándose luego en la capital. "Permanecemos íntimamente conectados con la comunidad. Cuando se les da el alta, continúan el tratamiento ambulatorio en nuestro centro", aseguró.