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Aquel día que cambió el mundo

Los diarios del planeta reflejaron el mayor y más conmocionante atentado de la historia a su manera. Títulos anticipatorios, análisis en directo y la sensación periodística de ingresar a una nueva era. El Diario de la República estuvo a la altura de las circunstancias.

Por Miguel Garro
| 10 de septiembre de 2018

Las imágenes que se vieron por televisión en vivo y en directo dejaron al mundo estupefacto. En la apacible mañana del martes 11 de setiembre de 2001, fue imposible dimensionar el alcance real y concreto de un avión estrellándose contra el World Trade Center y de otro en la misma secuencia minutos después. Las redacciones de los diarios observaron ese momento con la sensación de estar ante un hecho único, que era necesario contar de manera original, certera, conmocionante. Todo el mundo iba a estar hablando de lo mismo.

 

En Argentina el segundo atentado ocurrió a las 10:02 por lo que los editores periodísticos tuvieron todo el día para preparar los diarios del día siguiente, como siempre, sin las urgencias de las radios y los programas de televisión que llevaron sus mejores opinadores para hablar a la distancia. Como una muestra de su arsenal, Clarín lanzó esa misma tarde una edición especial de 32 páginas, que costó un peso y que expuso la parte más urgente del drama. Tuvo el título “El día del terror”.

 

Esa perspectiva que observaron los medios de este lado del mundo no la tuvieron los europeos, a quienes el ataque los agarró casi sobre la hora de cierre. Sin embargo, la reacción fue rápida y tanto “El País” como “El Mundo”, por nombrar sólo dos diarios de habla hispana que recibieron las noticias a las cinco de la tarde de sus países, ocuparon sus portadas completas con el ataque. De hecho, “El País” lanzó dos ediciones con la misma foto, la primera con un alerta mundial por el ataque y la segunda que sostenía que se esperaban las represalias de Estados Unidos.

 

“The Guardian” ocupó, como la mayoría de los periódicos de esa fecha, toda su portada con una foto y un título que decía simplemente que la guerra estaba declarada. “La Voz de Galicia” tituló “Golpe al corazón del mundo” y “Jaén”, otro diario de provincia español, puso “Pánico mundial” y omitió la foto del alto de las torres por las corridas que se vivieron en las calles, con yuppies totalmente atemorizados por la situación.

 

Por supuesto que las coberturas más ricas estuvieron en los medios estadounidenses, golpeados por una tragedia sin precedentes. Un repaso por las tapas de las ediciones siguientes permite ver notas emotivas, otras más periodísticas, muchas críticas y cierto tono de preocupación por el futuro y por la seguridad del país. El más frontal fue el diario “The Examiner”, de San Francisco, que en una edición especial tituló con una sola palabra: “Bastardos”.

 

En América latina, algunos diarios buscaron mostrar portadas con diverso nivel de flexibilidad. “El Mercurio” de Chile ocupó toda su primera plana el hecho, pese a que en el país trasandino el 11 de setiembre es una fecha de peso histórico. De todos modos, el título “Aterrador ataque a Estados Unidos” pertenece a la edición del 12 de setiembre. En Perú, la originalidad en los títulos tuvo sus extremos entre “El Correo”, que tituló solamente con la palabra “Muerte”; y “La Industria”, que salió con una foto tomada desde un sitio lejano a los hechos pero que muestra una perspectiva acorde a su título: “No tienen perdón de Dios”.

 

La edición del 12 de setiembre de 2001 de “Clarín” tiene dos palabras elocuentes con tipografía destacada. Dice “La guerra” y pretendía adelantar lo que sucedía en el nuevo orden mundial, algo un tanto difícil de describir tras los atentados pero no muy lejos de lo que exhibía en su primera plana el periódico de mayor tirada nacional.

 

La cobertura fue excepcional, como lo ameritaba el hecho. 55 páginas sobre el ataque, la situación de 40 argentinos con paradero hasta entonces desconocido, las sospechas sobre Bin Laden y el plus exclusivo: los comentarios de Eduardo Van der Kooy y Ernesto Semán, dos periodistas del medio que estaban circunstancialmente en Estados Unidos al momento de los hechos. El primero había estado con su hijo en las Torres dos días antes de que se estrellara el primer avión. Y Semán contó que vio el segundo avión contra el lujoso edificio desde Brooklyn.

 

“La Nación”, fiel a su estilo, fue bastante más conservador y en una edición que se agotó rápidamente se presentó al país con una frase contundente: “Alerta mundial por el más grave atentado de la historia”. Y “Página 12” evitó por un día su perfil sarcástico, pero no negoció su poderío visual en la portada y con una foto altamente impactante también tituló con visión a futuro: “Un nuevo mundo”.

 

Una demostración de que el hecho trascendió cualquier barrera periodística fue la tapa que al día siguiente de los atentados presentó a sus lectores el diario deportivo “Olé”, que bajo una foto demostrativa y dominante puso una frase con referencias futboleras “Un día de silencio”. La parte superior de la portada fue dedicada al deporte: una entrevista a Enzo Francescoli todavía jugador, Carlos Bianchi explicando que quería recuperar de una lesión a Román Riquelme, Talleres de Córdoba y un empate 2 a 2 con Vélez por la desaparecida Copa Mercosur y el regreso al básquet del gran Michael Jordan.

 

En la bajada, el periódico deportivo abogó por “no volver a hacer una tapa así”, algo que lamentablemente no ocurrió porque fue lacónico en la edición del 20 de diciembre de ese mismo año, cuando la represión dejó muertos en Plaza de Mayo (“La pelota se mancha”, tituló); tres años después con la tragedia de Cromañón (“Murieron chicos que vemos todos los días en la cancha”, decía la bajada) y con la tragedia de Once: “Así vivimos, así morimos”, dijo la portada.

 

Los diarios de provincia, en su gran mayoría, no salieron de los convencionalismos y las coberturas que les posibilitaban sus recursos, casi siempre limitados cuando se trata de temas de política internacional. Sin embargo, vale la pena destacar el valor de “Primera Edición”, un diario misionero que editorializó desde su tapa. “Cosecha de tempestades” se lee sobre una foto del segundo avión en la embestida a la torre.

 

Cobertura especia

 

Cuando cayeron las Torres gemelas, el director periodístico de El Diario de la República era Eduardo Gomina, quien llevaba varios años de experiencia en el cargo y poseía una gimnasia especial para las coberturas especiales; por caso había dirigido el periódico en la elección de Adolfo Rodríguez Saá como presidente de la Nación y en los atentados en la AMIA.

 

Ese día, tras ver en la redacción la televisación de los atentados, tomó una determinación periodística y comercial: llamó a todos los editores para comunicarles que adelantaría la hora de cierre para que El Diario esté lo más temprano posible en la calle. “Notábamos que la gente estaba ansiosa por recibir información”, recuerda el ex director.

 

Aún con los recuerdos difusos de aquella edición histórica, Gomina señala que consiguió su objetivo de cerrar la edición temprano, con el extra de adosar en la tapa una información que pocos diarios a nivel nacional advirtieron: “Fuimos de los pocos que mencionamos el hecho de que Estados Unidos había bombardeado Afganistán”, señaló Eduardo, quien al día siguiente, cuando vio el tratamiento que los otros medios le dieron al atentado, se sorprendió al no encontrar esa noticia del todo desarrollada.

 

Con letras mayúsculas –usada para casos excepcionales-, El Diario de la República tituló “Ataque terrorista deja miles de muertos en Estados Unidos” y advirtió sobre la caída de las bolsas de todo el mundo y la fuerte suba del oro y del petróleo. Tal cual recordó Gomina, abajo, con una foto de los ataques al Pentágono –el otro punto busca - do por los terroristas- se informa el bombardeo a Afganistán.

 

Como la edición especial de “Clarín”, el ejemplar de El Diario costó un peso y destinó sus primeras 12 páginas al hecho. Cronologías, fotos, la reacción de los mercados, la condena internacional, una explicación sobre el poder simbólico de las Torres y el Pentágono y las palabras del gobernador de la provincia, Adolfo Rodríguez Saá (“Estamos en presencia de una verdadera tragedia”) y del entonces jefe de Gabinete Alberto Rodríguez Saá, quien se mostró consternado “por los acontecimientos, conmovido por este hecho gravísimo”, le dieron el punto local a la información.

 

Pese a la repercusión del hecho, hubo mucho espacio para la información local, con la cobertura de los actos por el Día del Maestro y la asunción de Germán Arias como rector de la Universidad Nacional de San Luis, quien al parecer no hizo referencia a los ataques en el acto.

 

En el suplemento deportivo se publicó una nota que decía “Repudio y duelo en el mundo del deporte” que enumeraba las acciones que hubo en solidaridad con las víctimas en los distintos escenarios donde se jugaron partidos y la cartelera de cine anunciaba algunas películas todavía recordadas como “Swordfish”, con John Travolta, “Anteojito y antifaz”, “El planeta de los simios”, “Gracias por el chocolate”, “Ladrones de medio pelo” e “Inteligencia artificial”.

 

La sección espectáculos estaba todavía convulsiona - da con el fin de la nueva edición de la Feria Industrial, que tuvo como números centrales a “Los nocheros” y Natalia Oreiro.

 

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