Con ritos milenarios, la ciudad celebró el Año Nuevo Chino

La cultura oriental viajó más de 20 mil kilómetros hasta la capital puntana para la conmemoración del Año Nuevo Chino, que en el calendario lunar representa el número 4717. La imponente celebración incluyó ritos milenarios interpretados por primera vez en la ciudad ante más de 2.500 personas, cautivadas por una cultura poco difundida en occidente.

Los festejos que reivindican el calendario lunar y que en esta ocasión exalta el inicio de la era del cerdo (uno de los doce animales que conforman el horóscopo chino), se realizaron en el Centro Cultural José La Vía, que abrió sus puertas desde la tarde para el disfrute de diversas actividades artísticas, exposición de ropa y armamento tradicional, exhibición de artes marciales, como también la degustación de platos tradicionales chinos, a los que se sumaron también los italianos, árabes, rusos, cubanos, colombianos, chilenos, venezolanos, brasileños, mexicanos y bolivianos, entre otros.

Entre la gran variedad de presentaciones, las más esperadas fueron la danza del Dragón y el León, los guardianes de la tierra y el cielo respectivamente, una actuación que estuvo a cargo de la Asociación Lung Chuan de San Luis, que organizó la festividad en conjunto con el municipio.

"Somos una escuela de kung fu tradicional que hace diecisiete años que estamos en San Luis y todos los años participamos del Año Nuevo Chino en Belgrano, Buenos Aires y quisimos esta vez hacerlo acá para difundir la cultura y el arte oriental. Todo el ritual que representamos consiste en movimientos para ahuyentar malos espíritus y energías, con el dragón y el león que traen buenos augurios y buena suerte", explicó uno de los integrantes de la escuela Lung Chuan.

El primer acto fue el "clavado de pupilas" para despertar al mitológico y legendario dragón chino, que con sus ojos rojos y su brillante amarillo desparramado por todo su cuerpo, deslumbró con sus movimientos al público puntano.

Luego fue el turno del león que, con cuatro ejemplares en escena, realizaron magníficos movimientos y piruetas para brindar protección contra las desgracias y atraer la abundancia y la paz.

El gran cierre fue con una exhibición de otra típica costumbre: un espectáculo de fuegos artificiales, que iluminaron incesantemente el cielo puntano durante unos cinco minutos, hacia donde previamente se elevaron un total de cien globos de papel de arroz, lanzados por los integrantes del público. Los dos últimos actos para atraer los buenos augurios en el año chino que comienza.