Un recorrido por “La Noche de las Artes” en San Luis

Seis horas de recorrido, 18 salas y más de cien artistas fueron los condimentos que se necesitaron para que la quinta edición de "La noche de las artes" se realizara con éxito por primera vez en San Luis capital. El centro de la ciudad, Juana Koslay y Potrero de los Funes se colmaron de colores, pintura, entusiasmo y mucho interés por parte del público que decidió realizar el circuito artístico desde las 19 hasta la 1 de la madrugada. 

El punto de partida fue el Centro Cultural Puente Blanco. La muestra mayor estuvo dividida en las tres salas de exposiciones del lugar más la sala "Berta Vidal de Battini". Los artistas mostraron una porción de su trabajo y, los que decidieron recorrer todos los lugares del itinerario, pudieron encontrarse con la obra completa. Entre los que pudo deleitarse con la expo estuvo el gobernador, Alberto Rodríguez Saá, quien la visitó cerca de la medianoche. 

Tres colectivos salieron hacia los dos circuitos programados. Los asistentes tuvieron la posibilidad de elegir si comenzar el recorrido por las salas del centro de la ciudad o tomar la ruta más larga y recorrer el circuito serrano. En simultáneo, todos los puntos de encuentro permanecieron abiertos hasta la madrugada, para que nadie se quedara sin conocer las obras expuestas. 

Para quienes eligieron el circuito del centro, el recorrido siguió por el atelier de Alejandra Filipuzzi, experta en bordados, que mostró los trabajos más significativos de sus alumnos, como también los propios. La pequeñez de su taller no fue impedimento para que el público se empapara con la delicadeza de los cuadros. 

Cada punto de encuentro tuvo su particularidad. Los organizadores tuvieron en cuenta la variedad de estilos, la frescura de los artistas emergentes, los saberes compartidos de los consagrados y las actividades extra que adecuadamente acompañaron en cada parada. El canto y el baile fueron los más aplaudidos.

En La Casa de las Culturas los cuadros monocromáticos fueron los que prevalecieron, al igual que los realizados con hilograma -técnica que se caracteriza por la utilización de hilos de colores y forman figuras geométricas-. La danza acompañó en el Muhsal que, entre acuarelas y óleos, el sentir gitano llegó al ritmo de las castañuelas. 

Los artistas no perdieron oportunidad y muchas de sus obras estuvieron a la venta, además de objetos decorados por ellos mismos como: tazas, cuadernos, anotadores, entre otros. Así fue que en el museo "Dora Ochoa de Masramón" se colocaron stands con los precios expuestos. 

"Los puntanos tenemos que darle el valor que los pintores o fotógrafos se merecen y comprar sus cuadros. Tenemos mucho talento que no deberíamos desaprovechar", expresó Mónica, una de las interesadas en recorrer las 18 salas de exposición.

Los espacios no convencionales también fueron un punto de encuentro entre el público, las obras y los protagonistas de la noche. Por ejemplo, la sala de arte de la Ediro se transformó en un pequeño museo mientras muchos puntanos y turistas esperaban su colectivo. 

Otros artistas decidieron abrir las puertas de sus propios hogares para recibir a gente desconocida, colegas y funcionarios que pasaron por ahí. Los anfitriones los recibieron con algo fresco para beber, danza, música y la brisa veraniega de febrero. 

Las últimas paradas del circuito serrano tuvieron el mismo entusiasmo que las primeras. En el "Súper arte" de Adriana Toledo, ubicado en Juana Koslay, los colores y las sonrisas se mezclaron con las esculturas en hierro, mientras que en la muestra de Carina Levin, la última parada del recorrido, los interesados podían quedarse a cenar observando las obras de arte. 

La diversidad de estilos, la innovación de nuevas muestras, el respeto del público y el aguante de los artistas lograron que la primera "Noche de las artes" en San Luis concluyera con éxito a la espera de una nueva edición.