SAN LUIS - Jueves 16 de Mayo de 2024

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Martha y José, una historia de amor que cumplió 60 años

Este mes, el matrimonio del barrio Jardín Aeropuerto celebró las bodas de diamante. La pareja afirma que la clave del éxito es el cariño, el compañerismo y el compromiso.

Por redacción
| 31 de marzo de 2019
Resistentes al tiempo. José y Martha de 79 años ambos, llevan seis décadas juntos. Tienen dos hijos, cinco nietos y cuatro bisnietos. Foto: Leandro Cruciani.

Para que una historia exista hay que contar con tres elementos: un acontecimiento importante, memoria y, sobre todo, el paso del tiempo. Esas condiciones cumplen Martha Calderón y José Villegas, un matrimonio que lleva 60 años de casados. La celebración por las bodas de diamante fue ayer, con un gran festejo familiar que incluyó una lista de casi ochenta invitados.

 

El suceso primordial para la pareja ocurrió en 1954, cuando ambos tenían 14 años (actualmente tienen 79). El flechazo inicial fue en el despertar de sus respectivas adolescencias, mientras cursaban sus estudios secundarios en la escuela "San Martín", ubicada en el barrio Los Fresnos de la capital puntana.

 

"Íbamos a la escuela nocturna donde yo estaba rindiendo unas materias que tenía pendientes. Recuerdo que nos mirábamos mucho y después se me acercó para preguntarme si nos podíamos ver, siempre como amigos porque éramos muy chicos, pero finalmente su intención era que fuéramos novios", dijo Martha, a quien su esposo definió como el pilar fundamental para que el vínculo siga intacto.

 

Al promediar la década del cincuenta, la incipiente pareja mantuvo el noviazgo en secreto durante los primeros años, debido a que -como lo definió José- "eran otras épocas" y la familia de ella no estaba para nada de acuerdo en que la joven tuviera una relación.

 

"Nos veíamos a escondidas porque de otra manera no se podía. Había un tío mío que era compinche con nosotros y nos llevaba a la matiné en el Cine Argentino, que después pasó llamarse Roma. Era la única manera de juntarnos sin que hubiera problemas", explicó la mujer.

 

Poco después de formalizar la relación ante los padres de la novia, llegó el casamiento, el 14 de marzo de 1959, un ritual con el que no solo se comprometieron mutuamente, sino también ante Dios, pacto que aún sostienen y que se refleja en las múltiples estatuillas de santos que adornan la vivienda que el matrimonio comparte en el barrio Jardín Aeropuerto, en el norte de la ciudad.

 

Así fue que en el ingreso a la década del sesenta, el comienzo del matrimonio no fue fácil para la joven pareja de 19 años. La urgencia era conseguir una vivienda, pagar cuentas y asegurarse el sustento cotidiano. Mientras Martha ingresó a trabajar al Hogar San Vicente de Paul, José trabajaba desde 1956 como ordenanza en la UNSL, donde con el tiempo fue sumándose como colaborador en los laboratorios, donde trabajó casi medio siglo hasta jubilarse.

 

"Empezamos alquilando una habitación, donde cocinábamos en un brasero con carbón. Ella trabajaba de tarde y yo todo el día. Recién cuando nació nuestro primer hijo José, fue que empezamos a progresar de a poco con la compra de distintas cosas para la casa", explicó José, un fanático del fútbol e hincha de Huracán de San Luis.

 

Al igual que la ambigüedad que reviste a la vida misma, esa pasión a la que le dedicaba un tiempo considerable, más sus preferencias por los amigos, las salidas y el juego, hizo que le restara dedicación a la pareja, quien con paciencia y tolerancia siempre respetó las decisiones de su esposo.

 

"Creo que aguanté sus ausencias por el amor que le tengo, porque prefería salir solo. Recuerdo que siempre lo esperaba a que llegara para cenar con él a la hora que fuera, inclusive a las dos o tres de la madrugada", dijo Martha, una fervorosa creyente de la religión católica, la misma a la que se aferró José hace tres décadas y que le permitió -según indicó el hombre- "colgar las salidas y los amigos" para dedicarse en plenitud a su mujer y a los demás como colaborador de la iglesia San Roque, la misma donde fue su boda.

 

"Ahora pienso en nuestra convivencia durante todos estos años y creo que nuestro amor es mucho mejor que antes, hemos madurado en la relación porque tenemos más comprensión y compañerismo, que antes no tenía con ella. Cuando cumplí los cincuenta años me puse a pensar que tenía que modificar algunas cosas y me acerqué a la Iglesia, me cambió completamente la vida", explicó José, quien señaló que uno de los días más felices junto a Martha, fue cuando nació su primer hijo José Antonio.

 

El matrimonio que lleva más de medio siglo, no solo les dio la dicha de ser padres de dos varones y abuelos de cinco nietos, sino que también tienen cuatro bisnietos, linaje con el que mantiene una relación muy activa y constante.

 

A un solo paso de llegar ambos a los ochenta años, la pareja disfruta de la tercera edad con salidas y viajes frecuentes, que realizan exclusivamente junto a otros adultos mayores y siempre juntos, como aquel 14 de marzo de 1959, una fecha lejana de una época distinta, que solo se vuelve presente con la persistencia de Martha y José.

 

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