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La Patria femenina

Las mujeres cumplieron un rol clave durante los combates por la independencia. Participaron activamente en las estrategias de lucha y algunas otras estuvieron en el campo de batalla. Aun así, debieron hacerse espacio entre los hombres y reclamar su lugar en la historia.

Por Florencia Espinosa
| 08 de julio de 2019
El monumento a Juana Azurduy, detrás de la Casa Rosada.

Las mujeres cumplieron un rol fundamental durante el proceso para lograr la independencia, pero su figura aparece invisibilizada en la historia. La guerra y las reuniones donde se debatían decisiones políticas no eran en ese momento espacios permitidos para mujeres, pero eso no evitó que se hicieran lugar y participaran en la gesta por la emancipación de la Patria.

 

“No es que fueron ocultadas por la historia, sino que no estuvieron porque no correspondía en ese momento. Se les atribuía un rol específico que no era el ámbito público. La política estaba concebida en esa sociedad exclusivamente por varones. Es básicamente una construcción social, la sociedad era hispano criolla y el rol central estaba dado por el dominio masculino”, explicó el doctor en Historia, Guillermo Genini. Y aseguró que eso no significó que no tuvieran actuación, por el contrario, su participación fue muy importante, pero solo bajo la representación de sus maridos, padres o hijos. Es decir, la mujer no tenía voz propia, pero se las ingeniaba para hacerse escuchar a través de ellos. “Tuvieron una actuación fundamental, básicamente era a través de la influencia de sus hijos, su marido, sus padres. Entonces estuvieron presentes en donde pudieron actuar. La voz la tenían el hijo, el esposo o el padre y compartían la visión política de la familia, donde las mujeres habían dado su opinión dentro del seno familiar”, indicó el historiador puntano.

 

Las mujeres tuvieron gran participación en el proceso de la guerra. Genini indicó que, revisando los documentos y expedientes judiciales, hoy se sabe que había mujeres, entre ellas mulatas, indias y mestizas, que estuvieron relacionadas con los movimientos políticos. “Muchas veces se ha centrado la historia solo en las mujeres poderosas, ricas. Mariquita Sánchez de Thompson fue una de ellas, sumamente destacada. Pero también las mujeres de los sectores populares, llamado el bajo pueblo, actuaban de forma directa: abastecían, cosían, cocinaban, acompañaban. En los ejércitos revolucionarios las mujeres tenían mucha participación, algunas de ellas tenían rango militar y actuaban en el campo de batalla, como el caso muy reconocido de Juana Azurduy. Otras acompañaban a los ejércitos pero no combatían”, explicó.

 

“En el norte argentino, se dedicaban al espionaje, llevaban mensajes, aportaban con sus bienes, criaban ganado, establecían distintos tipos de relación con el enemigo y después transmitían información”, agregó el especialista.

 

Las más pudientes colaboraban con sus bienes. “Quienes enviudaban y no volvían a casarse conservaban el dominio sobre sus bienes, se convertían en matronas, tenían poder material y financiero entonces disponían de esos bienes”, expresó. Además, ofrecían lo más preciado de su vida: sus hijos para los combates. Entonces a cualquier líder le convenía tenerlas de su lado. “El fracaso o el éxito de las campañas dependían de las mujeres. Ellas podían de cierta manera entregar u ocultar a los hijos para que no fueran al Ejército. En cambio si estaban de acuerdo con los enfrentamientos dejaban que fueran reclutados”, dijo.

 

Leonor Calvera, ensayista y especialista en temas de género, expresa en su libro “Geografías de la mujer” el rol que tuvieron en la organización de, en apariencia, inocentes tertulias donde nacieron estrategias revolucionarias: “Las mujeres se lanzaban a la calle para sostener los derechos o para animar a cumplirlos. A cielo abierto, en la ciudad o el campo, bajo lluvias interminables o soles quemantes, las mujeres compartieron las duras jornadas de las guerras emancipadoras, pero tampoco desdeñaron metamorfosear su reino tradicional, en ígneo baluarte de la independencia. Revoluciones, cambios, golpes, guerras gestadas entre un revolear de faldas. Amables tertulias en el salón del hogar patriarcal. Lindas danzas enredadas en el abanico de las madres. Y, por debajo y por detrás, banderas y fusiles”.

 

Entonces, ¿por qué no aparecen en la historia los logros y luchas de tantas mujeres, que pelearon a la par de los hombres? “En la historia tradicional no están, pero ahora sí. Hoy en día se considera que el movimiento revolucionario y la guerra fueron protagonizados por los conjuntos sociales, incluyendo a todos los sectores populares, niños, negros, mujeres. Ellos fueron los protagonistas. No solo la elite, los ilustrados. Se están revisando esas cosas", explicó Genini.

 

Calvera coloca a las mujeres en un rol protagónico en la gesta revolucionaria. “En las penumbras de los salones o en la intemperie de los caminos, las mujeres coprotagonizaron la historia. No hay en ellas debilidades ni miedos. Con habilidad política y arrojo físico, hacen lo que se tiene que hacer, sea bordar una bandera, equipar una tropa, empuñar un fusil, reunir dinero o entregar su vida en la batalla. Al lado de los varones de armas, siguiendo a los ejércitos, entregadas al espionaje o inmolándose para detener al enemigo, las mujeres escriben páginas gloriosas del pasado argentino”.

 

 

 

MANUELA PEDRAZA

 

También conocida como "la Tucumanesa" por ser oriunda de esa provincia, se destacó en la Reconquista de Buenos Aires (1806). Se hallaba peleando junto a su marido, cuando este cae, atravesado por una bala enemiga. La Tucumanesa no se acobardó y, empuñando el arma del caído, mató a un soldado inglés. Le sacó el fusil y se lo entregó a Santiago de Liniers.

 

 

MARTINA CÉSPEDES

 

Aparece en las crónicas de la defensa de Buenos Aires ante la Segunda Invasión Inglesa producida en 1807. En la batalla logró capturar una partida de soldados ingleses, a los que alojó en su casa.
Esa acción le valió ser designada sargento mayor, con sueldo y uniforme.

 

 

JUANA AZURDUY

 

Fue una altoperuana que junto a su marido, Manuel Padilla, reclutó soldados indígenas para las fuerzas patriotas, participó de las expediciones al Alto Perú y en la denominada "guerra de republiquetas"; período durante el cual la guerra le arrebató a su marido y a cuatro de sus cinco hijos.

 

 

MARÍA LORETO SÁNCHEZ DE PEÓN FRÍAS

 

Salteña y de la alta sociedad, organizó y encabezó una red de mujeres espías al servicio de la guerrilla de Güemes ante las sucesivas invasiones realistas de las ciudades de Salta y Jujuy, cuya tarea contribuyó a desgastar al enemigo y frustrar sus planes.

 

 

MARÍA REMEDIOS DEL VALLE

 

Junto a su hermana, su madre y su tía integró el grupo "Las niñas de Ayohuma": mujeres afroargentinas que asistieron a los heridos y lucharon heroicamente en el Ejército del Norte. Tras la Revolución de Mayo acompañó como auxiliar y combatiente al Ejército del Norte durante toda la guerra de Independencia de la Argentina lo que le valió el tratamiento de “capitana”.

 

 

MARIQUITA SÁNCHEZ DE THOMPSON

 

Fue una mujer perteneciente a una importante familia de Buenos Aires y se convirtió en una de las primeras políticamente activas a favor de la Revolución de Mayo y la Independencia, capaz de realizar brillantes análisis políticos y en cuyas tertulias se dieron cita las personas más influyentes de cada época.

 

 

MACACHA GÜEMES

 

Su acción en favor de la causa patriota se inició poco después de la Revolución de Mayo, cuando convirtió su casa en taller de confección de uniformes para los soldados. Fue la más entusiasta y confiable colaboradora de su hermano Martín Miguel, quien le otorgó un rol clave en algunos de los momentos más difíciles de las guerras independentistas.

 

 

PANCHA HERNÁNDEZ

 

Era una mujer puntana que estaba casada con el sargento Hernández. Fue una de las cuatro mujeres a quien San Martín concedió autorización para que acompañara a su esposo y fue parte del Ejército Libertador; vestida de uniforme militar, armada de sable y pistolas como era su costumbre en los combates en que estaba su marido, peleando a la par de él como un soldado más.

 

 

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