17°SAN LUIS - Miércoles 24 de Abril de 2024

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“La final que perdí en Roland Garros me hizo mejorar como persona”

En una charla imperdible, el “Rey del Drop” recuerda su partido más dramático y relata las consecuencias de haberlo perdido. Además analiza la realidad del tenis de San Luis.

Por Alejandro Magdaleno
| 20 de enero de 2020
"El tenis es un deporte de mucho esfuerzo y sacrificio y necesitás el apoyo familiar".

El “Mago” ahora se luce como dirigente, a un costado del rectángulo de polvo de ladrillo. Ya no saca de la galera golpes que no encontrarán devolución del otro lado de la red. Su vida pasa por encaminar en jóvenes y en dirigentes las certezas que el juego, y las enseñanzas del juego, le dejaron.

 

Guillermo Coria acaba de cumplir 38 años (el 13 de enero) y forma parte de la legión de ex fenómenos del deporte blanco nacional que gobiernan la Asociación Argentina de Tenis, liderados por Agustín Calleri.

 

Coria fue número 3 del planeta en 2004 y rey de la tierra batida cuando Rafael Nadal aún no brillaba. Y cuando el mallorquín saltó al ruedo, El "Mago” fue uno de los pocos que le jugó a la par.

 

El ex número uno junior y campeón en Roland Garros en esa división en 1999, tuvo su peor golpe en el Grand Slam parisino de 2004, cuando ya profesional y consagrado, perdió una final increíble con Gastón Gaudio. En menos de una hora ganaba 6-0 y 6-3, y estaba 4-3 arriba en el tercer set. Pero se acalambró y se bloqueó mentalmente. Gaudio ganó el tercer y cuarto parcial. Guille tuvo dos puntos de partido en el quinto set, pero no los pudo sostener y cayó.

 

“Podría haber sido la final más rápida de la historia. Gaudio se puso a jugar con la ola que hacía la gente en la tribuna y yo quería jugar. Perdí ese game y me empecé a acalambrar el gemelo derecho. Fue ciento por ciento psicológico, empiezo a pensar que me acalambro y en cinco minutos estaba todo acalambrado”, describe.

 

 


6 de junio de 2014, el día que cambió la carrera de Guillermo.

 

 

“Me llamo Guillermo por Vilas y mi papá era profesor de tenis. Tengo una raqueta en la mano desde que gateaba y viví las 24 horas para el tenis”. Así se presenta ante “Cooltura” el santafesino nacido en Rufino que obtuvo 9 títulos en torneos de la ATP y cerró su carrera competitiva a los 27 años en el puesto 672 del ranking, preso de reiteradas lesiones y de una evidente pérdida de confianza.

 

Está entre los cinco tenistas más importantes de la historia de Argentina y hoy, como dirigente, se siente íntegro.

 

—¿Esa final de 2004 con Gaudio te cambió la vida?

 

—Me di cuenta de muchas cosas que hice mal. Es justo que me haya pasado. No pedí ayuda, hacía todo solo. Ahí me di cuenta de un montón de cosas de mi forma de ser, las cambié y agradezco ese momento por haber cambiado también como persona.

 

—¿Qué función cumplís hoy dentro de la Asociación Argentina de Tenis?

 

-Soy secretario del interior. Estoy encargado de todos los presidentes del interior y entre los objetivos que nos propusimos, trabajamos fuerte en el tenis femenino.

 

 

 

—Es fantástico que ustedes, que escribieron una bellísima página como jugadores, se involucren en la dirigencia. ¿Qué te motivó?

 

Todos los que fuimos jugadores somos del interior y eso es muy positivo. Vimos que el tenis estaba cayendo, que teníamos cada vez menos chicos jugando, que se iban a otro deporte. Y nos juntamos todos a tirar para el mismo lado, involucrándonos para generar un cambio y es una forma de devolverle al tenis lo que nos dio. Es agarrar el auto, viajar, estar cerca de interior y dejar una huella. Por eso también es importante que las federaciones se involucren.

 

—¿Qué ventaja te da haber jugado y al más alto nivel?

 

-Los que competimos podemos aportar mucho, vivimos y vimos de chicos el esfuerzo de nuestros padres, el del entrenador, y ya sabemos por las etapas que debe pasar un jugador.

 

—Hay mucho descreimiento a los dirigentes deportivos en general, ustedes son el llamador como referencia de ex jugadores al mando del deporte.

 

-Somos llamadores, pero si no hacemos un trabajo concreto y serio y la Federación no hace su aporte, y los profesores y los clubes el suyo, no sirve. Por más que esté Vilas, Federer o Nadal, si no hay un trabajo en conjunto el tenis no crece. Hay que estar presente, acompañar y trabajar comprometidos con todas las entidades.

 

—El tenis es un deporte individualista, hay que soportar la presión y llega a profesional un grupo selecto.

 

-Es un deporte de mucho esfuerzo, sacrificio y necesitás al apoyo familiar. Tener en claro que hay que estudiar y hacer bien las cosas afuera de la cancha. Después tenemos un país largo, de mucha distancia y se hace costoso, entonces estamos con muchos programas, copiando qué hacen otras federaciones del mundo. Proponiendo un tenis escolar, social, para que los chicos tengan la posibilidad de jugar. Llegan pocos a cumplir sueños y metas, pero la idea no es solo hacer profesionales, es darles herramientas a los jóvenes para el día de mañana. En eso trabajamos.

 

—¿Cómo ves el tenis de San Luis?

 

-Viene creciendo mucho el tenis de San Luis. Estamos trabajando juntos, vienen haciendo un buen trabajo. Estuvimos charlando mucho para hacer varios torneos nacionales e internacionales en la provincia. Apuntamos al tenis femenino, que está bajo a nivel nacional e internacional. El año pasado estuvimos reunidos con el gobernador de San Luis y la gente de Deportes y tienen mucho interés. Felicitamos a la Federación por el gran trabajo que viene haciendo con las bases, que es donde hay que trabajar fuerte.

 

 


El "Mago" se luce como dirigente, se desempeña como docente de las nuevas generaciones de tenistas.

 

 

—¿Cuántos jugadores profesionales hay en Argentina?

 

-Con ranking a nivel nacional, la AAT (Asociación Argentina de Tenis) tiene ocho mil afiliados a la Federación y juegan tres millones y medio de personas. Es un número grande que juega pero bajo el de afiliados. Estamos haciendo un programa con beneficios para que haya más afiliados, con convenio de descuentos y beneficios, para ayudarnos entre todos.

 

—¿Por qué llegaste a profesional? ¿Cuál fue tu mayor virtud?

 

-Mucho esfuerzo y tener sueños reales. Siempre entrené mucho, pasé por momentos buenos y malos, perdí más de lo que gané, pero nunca bajé los brazos, siempre confié en quienes me rodearon. Lo principal es la disciplina y el orden, siempre se presentan oportunidades. El tren pasa varias veces, es mentira que pasa una sola vez, y hay que estar preparado. Hay que trabajar fuerte, los padres deben cumplir el rol de padres, que es acompañar y no presionar, pero los padres también deben marcar disciplina. Hay que tener ganas de entrenar, después podés ganar o perder, es parte del juego, hay que controlar los nervios y el rival también juega. Lo que no nos podemos permitir es no estar preparados.

 

—Vos eras bueno de verdad y eso que dabas ventaja con tu 1,75 de estatura, al menos diez centímetros menos que el resto, con todo lo que significa.

 

-Viví las 24 horas para el tenis. Comía, dormía y todo era para el tenis, para superarme. Era muy exigente conmigo y no me conformaba con nada. Varios años después valoré lo que fui logrando. Es que podés tener mano o talento, pero si no trabajás mucho, no llegás, y más dando ventajas físicamente.

 

—Debés sentirte orgulloso, llegar donde llegaste, ser un referente para los chicos.

 

-Uno se queda con bronca de no haber conseguido algunas cosas que estuvo cerca de lograr. Pero hoy viajar por el interior, vivir el crecimiento… los Nacionales con chicos de 7 y 8 años te devuelve los recuerdos. Cuando vuelvo atrás me doy cuenta que logré más de lo que me hubiese imaginado. Pasa cuando prendés la tele y te ves, y ves dónde estuviste. Me pasa cuando los abuelos se acercan a los nietos y les dicen lo que hiciste. En 2002, 2003 y 2004 la gente salía de la crisis que vivió el país y se distraía mirándonos a nosotros, olvidándose por un momento de los quilombos. Haberles sacado una sonrisa en ese momento de crisis, hoy lo valoran y agradecen. Estábamos nosotros, esa generación, dejando al país bien parado y representado.

 

—¿Sentís que la valoración llega después y en el momento se exige exageradamente?

 

-¡Mirá a Messi! Lo matamos y es increíble que alguien le diga algo a semejante referente, un ídolo de nenes de 4 años que cuando no juegue más, lo vamos a extrañar. Pasó con Gabriela Sabatini, y ojo que nosotros no podemos compararnos con Messi, pero ahora se valora más a la legión dorada del tenis de lo que se la valoraba en ese momento.

 

—Pensar que en esa legión eran todos top y no se pudo lograr la Copa Davis, que llegó después, en 2016.

 

Nosotros nos sentimos parte de esa Davis. Es de todos, desde Vilas, a Jaite, Manchini, De la Peña y después nosotros con Nalbandian, Gaudio, Calleri… al tenis argentino en ese momento se le presentó la oportunidad y se aprovechó. Pero es el triunfo de todos. Y ahora hay que ir por más.

 

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