Un morral, la clave para dar con el sospechoso de matar a Mónica

Cuando los investigadores hicieron la inspección en la casa de Mónica Ramos, la docente que fue asesinada y cuya casa fue incendiada hace 15 días, hallaron un elemento en el garaje, en medio de todo el desorden y la destrucción que había. Era un morral oscuro en el que había un buzo, tickets, anotaciones manuscritas con números y un sobre e instructivo para activar una tarjeta bancaria. “Núñez Héctor F.”, decía uno de esos documentos, dando la referencia del propietario. Luego, a través de averiguaciones, los policías lograron establecer no solo quién era el dueño, sino que hallaron otros elementos probatorios que fundamentaron su detención, luego su llamado a indagatoria y el lunes, su procesamiento como supuesto responsable del asesinato de la docente de 63 años.

Héctor Federico Núñez, de 32 años, fue procesado por el juez Penal Marcos Flores Leyes como presunto autor de “Homicidio criminis causa en concurso real con robo calificado por escalamiento e incendio”. El lunes a la siesta, los efectivos del Departamento Homicidios, que instruyeron la causa, realizaron las diligencias necesarias para trasladar al sospechoso al Servicio Penitenciario Provincial.

Por lo que han podido reconstruir los investigadores, el crimen ocurrió entre las 13 y las 13:30 en el domicilio de la víctima, en Belgrano 110, en San Luis capital. La docente (que aún trabajaba, si bien estaba jubilada) vivía sola.

Según confirmaron las pesquisas, las aberturas de su casa estaban cerradas. De hecho, para poder entrar ante el aviso de que en esa vivienda había un incendio, los Bomberos debieron romper la puerta. De la inspección realizada surge que el ingreso del procesado a la propiedad pudo ser trepando las paredes de las viviendas vecinas.

El propósito de ese accionar habría sido robarle a la profesora, y para concretarlo o para ocultar ese delito es que la habría atacado con un arma blanca, provocándole una serie de heridas (en el cuello, en los brazos, en el tórax, entre otras) que le causaron la muerte por una gran hemorragia, según surgió en la autopsia.

Las llamas tuvieron como propósito borrar cualquier tipo de rastro, entienden los investigadores. El siniestro tuvo particularidades: bomberos de la Policía (a cargo de la pericia oficial) establecieron que hubo cuatro focos en distintos lugares de la propiedad. También descartaron que haya habido fallas eléctricas. Sin lugar a dudas, el fuego comenzó por acción humana.

La inspección ocular en la que hallaron el morral fue uno de los primeros pasos investigativos. Dos personas allegadas a la víctima —su hijo y una empleada— dijeron que no reconocían ese bolso ni lo que había adentro.

Luego, a través de consultas y pedidos de informes, determinaron quién era “Núñez Héctor F.” , y también su domicilio, que coincide con el referido en la documentación que había en el morral.

Por otro lado, la fisonomía de Núñez es similar a la del hombre al que se ve en las inmediaciones de la casa de la docente previo al crimen, según lo que surge del análisis de las cámaras de seguridad del sistema de monitoreo público y otras privadas.

Antes del homicidio, las filmaciones lo registran cuando va y viene más de una vez en la cuadra de la casa de Mónica, en horario nocturno. También se lo ve cruzar de vereda, observar la vivienda y mirar en dirección a una cámara. Y el martes del asesinato, cerca de las 6 de la mañana, se observa pasar al mismo sujeto con la misma actitud,  es decir, yendo y viniendo, merodeando.