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Testimonios sobre una forma de vida

Por redacción
| 22 de marzo de 2020
Bárbara es vegetariana hace siete años

“Me potenció la energía"

 

 

 

 

Martín Shunyata tiene 40 años, desde 2009 comenzó a ser vegetariano y dijo que fue a raíz de “una decisión ideológico-política”. Hace dos años que se decidió a ser vegano y por eso “se profundizó esa primera elección que hice. Porque no solo incorporé la dieta sino que me concienticé del maltrato animal, de la defensa de sus derechos, el activismo y no usar ningún producto que tenga derivados de origen animal”.

 

Comentó que cuando decidió, hace diez años, hacerse vegetariano “no lo hice por una cuestión de salud sino porque quería dejar de comer carne. Pero sí seguí consumiendo quesos y huevos, lo que se denomina dieta ovoláctea vegetariana”. Con el paso del tiempo contó “nunca le di demasiada importancia a la cuestión de la dieta, a lo que comemos o dejamos de comer. Me refiero a que no se tiene en cuenta la nutrición, es decir, no estamos pendiente de qué vitaminas o proteínas ingerimos o cuántas calorías necesito diariamente para lograr el estado óptimo de nuestro cuerpo”.

 

Pero aclaró que “cuando empecé mi transición hacia el veganismo, ahí me empecé a dar cuenta que necesitaba suplementar la vitamina B12, que es la única que se obtiene de forma natural de los animales. La verdad es que físicamente nunca sentí ningún cambio negativo, ni perdí energía cuando me hice vegetariano. En cambio, a partir de la dieta vegana, noté un cambio porque se me potenció la energía y mi rendimiento físico. Me siento más liviano y como menos”.

 

Además, dijo que esta forma de alimentarse le generó “un gran cambio, que es cocinar todos los días y dejar de comprar alimentos en rotiserías. Y eso también se nota en mi economía porque gasto mucha menos plata cuando cocino en casa. Ese es otro mito que hay alrededor de ser vegano, que la comida es más cara. Lo es si se la compra todos los días, porque además es difícil conseguir comercios que la vendan”. Y dio como ejemplo que un litro de leche vacuna cuesta unos 70 pesos, mientras que por 100 pesos se pueden obtener hasta tres litros de leche de almendras o cinco de leche de avena.

 

Martín comentó que “ahora estoy haciendo un tratamiento con pastillas para mantener el nivel de vitamina B12. Primero me hice un análisis de sangre para ver los valores actuales y a partir de ahí mi médico clínico me receta la cantidad que necesito para mantenerla o subirla. Asimismo, hace un año que soy parte de un grupo vegano donde una de sus integrantes es nutricionista. Pero confío en mi instinto respecto de escuchar más a mi cuerpo, para saber qué necesito y qué no, para no depender tanto de los médicos”.

 

 

“Me siento más liviana”

 

 

 

 

Bárbara Martínez tiene 27 años, es vegetariana desde los 20 y ahora empezó una transición hacia el veganismo. “Me decidí principalmente por el amor que les tengo a mis mascotas y a los animales en general. No me gusta verlos sufrir. Pero siempre me sentí rara comiendo carne   y notaba que tenía una doble moral porque por un lado amo los animales y por el otro estoy comiéndolos. Por eso un día decidí dejar de hacerlo”.

 

Además de cambiar sus hábitos de alimentación, Bárbara contó que “dentro de lo que puedo milito por otras causas ligadas al veganismo, a pesar de que en San Luis no hay muchas movidas. Pero también he incursionado en hacer comida vegana para vender; me parece que la mejor forma de llegar a la gente que no es vegana es a través de la comida para que entiendan que no comemos solo lechuga”.

 

La profesora de música contó que cuando invita a sus amigos o familiares a su casa, “cocino y les hago comida vegana a todos y les encanta. A tal punto que la mayoría de mi familia ya es vegetariana, mis amigos más cercanos también han dejado de comer carne y les gustó mucho la idea. En mi casa, cuando yo era chica, se comía carne todos los días y ahora mi mamá y mi hermana casi no la prueban”.

 

Martínez coincidió en que “en los últimos diez años se han conocido encuestas que muestran que más gente deja de comer carne y espero que no se convierta solo en una moda. Porque no solo lo hacen por compasión con los animales, sino por una cuestión de tener buena salud. También la mala alimentación genera muchas enfermedades y por eso más gente elige este tipo de dietas”. Y admitió: “Conozco algunos que lo hacen durante dos años y después lo abandonan”.

 

Señaló que “desde que soy vegetariana he sentido cambios positivos en mi metabolismo porque antes comía muchos lácteos y quesos. Ahora me siento más liviana y tengo más y mejor energía. Pero además me hago chequeos médicos anuales y ahí se verifica que mi estado de salud es óptimo”.

 

"Hay chicos de 12 y 13 años que quieren cambiar sus hábitos"

 

 

 

 

Hace dos años que Yanina Reyes trabaja para una de las cadenas que comercializan productos alimenticios naturales para personas con diabetes, hipertensión, celiaquía y obesidad. Según comentó, atendió a chicos de 12 y 13 años "que quieren cambiar sus hábitos de alimentación y sobre todo dejar de comer carne. Se nota que cada vez más los jóvenes se acercan a comprar porque han decidido ser veganos o vegetarianos”.

 

Por su incipiente experiencia notó que “en estos dos años esta decisión está más relacionada a una moda social porque se ha impuesto el cuidado del medio ambiente y de los animales; por eso la primera decisión que toman es dejar de comer carnes. Pero de lo que también me doy cuenta es que lo hacen sin conocimientos previos y desconocen que en esa etapa de la vida es necesario ingerir esas proteínas que brindan los animales”.

 

La profesional contó que vio “padres que no conocen tanto este tema y por eso en muchos casos vienen porque quieren comprarles algún alimento para sus hijos que les ayude a reemplazar las carnes. Por eso, a través de la atención al público se intenta interiorizarlos de que existe la posibilidad de que puedan dejarla pero que es muy importante que además tengan un buen asesoramiento. Que sepan con qué las pueden reemplazar y que entiendan que pueden tener una carencia que a lo mejor con el paso del tiempo les provoque alguna consecuencia”.

 

Reyes aclaró que “no es un hábito de vida que no se pueda realizar y además es saludable; pero siempre guiado por un profesional”. También dijo que “no depende del tipo de organismo que tengan los chicos y chicas que quieran cambiar de alimentación. Cualquier persona puede elegir ese camino porque en realidad lo que se elige es un modo de vida. A menos que sufran de anemias crónicas porque en ese caso no pueden dejar de consumir carnes. Pero también es muy importante que estén bien informados de por qué son veganos o vegetarianos y no hacerlo por una moda. De cualquier manera hoy los adolescentes acceden a variada información y eso a veces es un incentivo para que muchos decidan hacerlo”.

 

Otro consejo importante que la nutricionista les brinda a los que quieren dejar de comer carne es que deben controlar “la ingesta de hidratos de carbono porque sino empiezan a aumentar de peso porque lo primero que comen diariamente es arroz y todo tipo de pastas, que además lo hacen en porciones grandes. Y el problema es que tanto estos alimentos como las hamburguesas o croquetas de verduras están siendo industrializadas y se transforman en puro almidón, eso quiere decir que no tienen ni las vitaminas, ni los minerales que esas verduras tienen naturalmente. Asimismo,      estos procesados generan adicción y cuesta dejar de comerlos. Por eso hay que aprender a elegir otro tipo de arroz y fideos, dosificar las porciones y cocinarse, todos los días, alguna de las dos comidas: el almuerzo o la cena”.

 

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