19°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

19°SAN LUIS - Jueves 28 de Marzo de 2024

EN VIVO

"Cuesta mucho que la moda se abra hacia otros cuerpos"

La modelo plus size y activista gorda charló con Cooltura sobre la discriminación que viven las personas gordas y la hipocresía con la que se las señala. El mito de la buena salud, el mandato de belleza y las puertas que se les cierran por no pertenecer al modelo de cuerpo que se impone.

Por Florencia Espinosa
| 13 de abril de 2020

Brenda Mato es modelo plus size y trabaja para marcas de ropa, en su gran mayoría, de talles grandes. También es activista gorda y ese es el trabajo que más energía y compromiso le demanda. Desde ese lugar lucha por derribar estereotipos de belleza y por desterrar la idea de que los cuerpos gordos tienen que inevitablemente buscar adelgazar “por cuestiones de salud”.

 

Con argumentos firmes aseguró que la sociedad siente odio y temor ante los cuerpos que quedan por fuera del mandato de belleza. Ser flaco representa hoy un privilegio que les abre puertas a algunos pero, claro, se las cierra a otros miles. Además, explicó la importancia de tener referentes de físicos diversos en los medios de comunicación, las redes, la publicidad y el cine para poder combatir este modelo impuesto.

 

—¿Cómo arrancó tu carrera como modelo plus size?

 

—Yo arranqué a fines de 2012 y nunca busqué en sí mismo ser modelo, no fue algo que diga quiero ser modelo y ya. Empezó como un juego, como una propuesta de una amiga que tenía una marca de ropa y necesitaba modelos de otros talles para mostrar lo que hacía. Subieron las fotos y a la gente le empezó a gustar ver a otros cuerpos en la moda. A partir de ahí comenzó a surgir trabajo. La realidad es que sigue siendo un proceso muy duro, de afuera se ve fácil pero la realidad es que llevó mucho tiempo poder lograr que esto sea un trabajo principal y vivir de esto.

 

 

 

 

—¿Por qué? ¿Creés que todavía es difícil relacionar a la moda con cuerpos diversos?

 

—Sí, cuesta mucho que la moda se abra hacia otros cuerpos, incluso teniendo los talles hay marcas que prefieren tener a modelos delgadas y no contratan modelo de talles grandes, incluso haciendo talles grandes. Es un poco difícil todavía lidiar con todo eso. De a poco está pasando, año a año cada vez son más marcas las que se animan. Sigue siendo difícil, a algunos les cuesta y no quieren saber nada, pero saben que es lo que vende ahora, entonces tienen que trabajar con modelos de talles grandes.

 

—Además de tu trabajo como modelo hacés mucho activismo, ¿eso surgió de la mano?

 

 —Las modelos pueden ser activistas y las activistas pueden ser modelos, pero no necesariamente ambas cosas van a ir de la mano. Eso es importante aclararlo. Hay chicas que trabajan como modelos pero que no les interesa el activismo. Por mi parte sí surgió de la mano pero por una cuestión de que para mí fue comunicacional el empezar a comentar todas las cosas que me pasaban y también preocuparme un poco de mi realidad, lo que vivía día a día. Justo en mi caso se dio que soy ambas cosas pero no siempre surgen juntas.

 

—¿Hoy se sigue discriminando y estigmatizando a la persona gorda?

 

—Vivimos en una sociedad gordofóbica, una sociedad que tiene mucho odio y miedo a los cuerpos que no corresponden ni quieren corresponder al modelo que nos imponen y la realidad es que lo vivimos todo el tiempo, en todos los sentidos. Desde la falta de talles que hay en nuestro país y después con todo, con el tamaño de los asientos en el transporte público, con las miradas, con el rechazo médico, en los trabajos, porque las personas gordas no entramos en lo que se considera “buena presencia”, y en realidad está todo el tiempo ese rechazo hacia los cuerpos que salen de esa norma impuesta y no quieren pertenecer a esa norma tampoco.

 

 

 

 

 

—¿Por qué enseguida se ataca con el tema de la salud?

 

—Porque es una gran hipocresía. Porque ahora la salud también se ha transformado en un negocio y se han encargado de hacernos creer qué es lo saludable y qué no lo es. Desde el negocio de la industria de la dieta nos hacen creer que los cuerpos gordos están completamente enfermos y el único camino que queda es que sea un cuerpo de transición porque lo único que tenemos que querer es ser flacos, porque nos vendieron que eso es sinónimo de salud y no siempre es así. Entonces todo lo que sucede con respecto a nuestros cuerpos y a la salud y a la persecución y a ese tipo de señalamiento es más un adoctrinamiento que una preocupación real, porque es una realidad que a nadie le importa realmente la salud de una persona desconocida. Todos los que te dicen ‘te lo digo por tu salud’ realmente no lo dicen por eso, lo dicen porque opinan porque sí, porque no hacen lo mismo con una persona fumadora, con una persona que consume alcohol, o que vive comiendo comida chatarra independientemente del cuerpo que tenga.

 

—Entonces, lo que molesta es la gordura y no la salud.

 

—Claro. Siempre atacan con el "vos no te cuidás", pero si una persona delgada tiene en teoría esos hábitos que se le asignan arbitrariamente a las personas gordas no le dicen nada. No todas las personas gordas son gordas porque comen mucho, existen personas que son gordas por eso, pero no todas. Entonces también de cierta forma es ignorancia y adoctrinamiento hacia nuestros cuerpos. Con el cuerpo flaco que no tiene buenos hábitos, no pasa nada, porque es flaco y está bien, no importa. Es si sos gordo y no cumplís con los requisitos que deberían ser, porque si sos una persona gorda deberías estar buscando bajar de peso y eso implica que te lo pasés comprando ensaladitas y en el gimnasio. Pero si ponemos ese discurso por delante dejamos afuera un montón de cuerpos como los cuerpos con discapacidad, con VIH, los cuerpos con cualquier tipo de enfermedad que no tienen un estado completo de salud pero aun así siguen existiendo, habitando y teniendo una vida básicamente normal como la de cualquier otro ser humano.

 

—¿Tiene que ver también con esta idea de que un cuerpo flaco es sinónimo de felicidad o que para alcanzar esa felicidad tenés que estar dentro de ese parámetro?

 

—Es que específicamente a los cuerpos que somos leídos como femineidades se nos vende que a lo único que podemos aspirar en nuestra vida es a ser lindas, porque ser lindas nos va a abrir las puertas de todo. Hay un montón de cosas que tenemos que sacar de raíz, esas imposiciones que existen sobre nuestros cuerpos y sobre lo que deberíamos ser, y empezar a romper esos mandatos. Eso es una lucha que se sigue dando en el feminismo. Lamentablemente quienes tienen voz son quienes más se acercan a esos estándares de belleza. Cuando hay paneles en la televisión o cuando hay lugares para hablar siempre siguen siendo las mismas mujeres: blancas, flacas, jóvenes que van y ponen esa voz. Todavía incluso dentro del feminismo nos cuesta mucho ver a las gordas, a las negras, a las trans, falta mucho todavía incluso dentro de nuestro propio movimiento.

 

 

 

 

—El mensaje pareciera ser que si cumplís con estos parámetros vas a tener las puertas abiertas y por eso te darán voz. Y quienes no cumplan con eso no lo tienen.

 

—Tal cual, y es muy difícil porque no comprendemos a veces que cuando se habla de privilegios no quiere decir que tu vida esté solucionada pero hay una realidad, en el mundo en que vivimos tenemos una especie de casilleros para ir llenando y mientras más tengás completos mejor la vas a pasar. Entonces las mujeres desde el vamos por ser mujeres ya la vamos a pasar mal, pero si encima de ser mujer, sos negra, sos gorda, tenés alguna discapacidad obviamente que la vas a pasar mucho peor. Porque cuando las gordas salimos a hablar de lo que nos pasa con nuestros cuerpos nunca falta una piba que pesa 50 kilos diciendo que la pasa mal. Seguramente que sí porque hay una presión social sobre nuestros cuerpos, pero no es ni comparable con la presión y el sufrimiento que implica tener un cuerpo gordo. Es una realidad y se necesita tener el espacio para decirlo y que juntas luchemos por esto.

 

—¿Es importante que cuerpos no hegemónicos estén presente en la televisión, en los programas, series, publicidades?

 

—Es sumamente importante por una cuestión de que la representación es lo que nos ayuda a identificarnos como tales. Yo por mucho tiempo creí que mi cuerpo estaba mal porque nunca veía chicas como yo en los medios. Hasta que comprendí que todos somos diferentes y eso nos hace humanos. Al encontrarme en esa diferencia y darme cuenta que esas diferencias son importantes y empezar a conocer otros cuerpos similares al mío es cuando empecé a darme cuenta que mi cuerpo no era el problema. La representación es sumamente importante porque uno no puede ser lo que no puede ver. Hasta que no haya otra chica como yo haciendo algo que yo pensé que no podía hacer, probablemente no me dé cuenta. Todos los días recibo mensajes de chicas diciéndome que por mi trabajo y por el esfuerzo que yo hago ellas se animan a hacer otras cosas. Y no es una cuestión que quienes están en los medios dejen de estarlo, sino de empezar a incluir a otro tipo de personas, otro tipo de voces y cuerpos. Porque si no al fin y al cabo hay un montón de gente que pareciera que no existe. Existimos todos, de todas las edades, tamaños y colores. Es importante que esa gente tenga lugar para que quienes estamos del otro lado las podamos ver y sentirnos parte.

 

—¿Trabajás para marcas específicamente llamadas “plus size” o marcas con talles grandes?

 

—En ambas. Yo estoy medio al límite porque de muchas marcas soy como el talle más grande y en las marcas de talles grandes soy casi el talle más chico. La mayoría de las marcas que trabajan conmigo son marcas de talles grandes pero por suerte ahora me ha tocado trabajar cada vez más con marcas que siempre hacían talles chicos y ahora empiezan a agrandar su tabla de talles, apostando a esta diversidad y entendiendo que lo que vale son nuestras diferencias y poder llevarle a todas las personas la oportunidad de vestirse con lo que les gusta y no solo con lo que les entra.

 

—¿Qué pensás del hecho de que haya marcas específicamente plus size? ¿No deberían tener todas las marcas talles grandes?

 

—Yo creo que hay una cuestión de mercado que funciona por la segmentación en sí misma, es necesaria hacerlo. Hay gente a la que le molesta tener que ir a una casa de talles grandes. A mí me lo simplifica un montón porque ya sé que voy a conseguir ahí mi talle. Pero para el futuro debería haber diversidad, que todos podamos comprarnos ropa en todos lados sería lo mejor. Tal vez es un poco utópico y comercialmente es casi imposible. A nivel mundial hay muchas marcas que hacen desde talles muy chiquitos a talles muy grandes y les va bien, y lo venden, y es la misma ropa en todos los talles, entonces un imposible no debe ser. Ojalá, sería lo ideal que en cualquier lugar que entraras pudieras pedir ropa de tu talle y que la tengan.

 

—¿Tenés conocimiento de la situación en el interior del país? Porque hay mucha menos variedad de ropa que en Buenos Aires y a veces se hace imposible encontrar.

 

—Sí, todo el tiempo me hacen ese comentario. Si acá en Buenos Aires es difícil encontrar, en el interior es mucho peor y hay una realidad que todo lo que llega al interior también llega filtrado por la persona que muchas veces viene acá a Buenos Aires para revender luego allí. Y muchas veces no se llevan cosas porque piensan que las chicas ni lo van a usar y muchas chicas están esperando usar la misma ropa que usamos en Buenos Aires. Entonces es importante y mi gran recomendación para quienes están apostando a ropa un poco más grande, es que escuchen a sus consumidoras, sobre todo a las más jóvenes, que todo el tiempo me preguntan dónde compro yo porque allá en sus provincias tienen ropa de “señoras”. Las chicas que no viven en grandes ciudades también quieren usar ropa acorde a su edad, que sea juvenil y que esté a la moda. Entonces sería buenísimo que quienes están encargándose de esto las escuchen y la oferta que tienen acá la aprovechen para suplir estas necesidades de estas chicas que, si acá en Buenos Aires la pasamos mal, definitivamente en el interior la pasan mucho peor.

 

 

Desde su perfil de Instagram, en el que cosecha más de 70 mil seguidores, Brenda se ocupa de publicar repudios y de marcar la discriminación, porque muchas veces está tan implícita y naturalizada que pasa desapercibida.
En uno de sus últimos posteos se refirió a un chiste o comentario que se repitió hasta el cansancio en esta época, en donde para frenar el avance del coronavirus hubo que recluirse en el hogar: la preocupación por “todo lo que se iba a comer” durante el encierro. “Tus chistecitos sobre la cuarentena son gordofóbicos. ¿Y si en vez de preocuparte por ‘todos los kilos que vas a subir’ en este tiempo te dedicás a salir de tu burbuja y dejás de hacer comentarios negativos sobre los cuerpos gordos”, escribió. Clarísimo.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo