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Artesanos de la plaza Pringles vuelven tras la cuarentena

Recién pudieron ofrecer sus productos a mitad de semana. Usaron redes sociales para seguir vendiendo.

Por redacción
| 14 de junio de 2020
Alternativa. Angie Velázquez vende juguetes de madera hace 7 años; junto a un grupo de colegas realizó ventas online a través de las redes sociales. Foto: Martín Gómez.

La finalización de la cuarentena por la pandemia de coronavirus significó para San Luis la reanudación de múltiples actividades que por más de 70 días estuvieron vedadas. Una de ellas fue la de los artesanos de la plaza Pringles, que pudieron volver a sus puestos en la primera semana de distanciamiento social en la provincia.

 

Los puesteros, que hace 5 años trabajan allí, sobrevivieron con otros ingresos, como jubilaciones o ahorros. Con barbijos y una pequeña línea de cinta de papel que marcaba cuánto podían acercarse los clientes a los tablones, dispusieron aretes, anillos, ropa de lana, sahumerios y adornos.

 

“Somos un grupo que estamos hace diez años tratando de buscar un puesto acá en la plaza. Lo conseguimos hace 5”, apuntó Adriana Ponce, que ofrecía bijou de alambre, carteras hechas con cinta de video, cuellos y gorritos de lana. “Estuvimos tratando de producir y ver si se podía vender algo por internet, pero fue lo mínimo, porque no es lo mismo ver las cosas en vivo y en directo que por foto. Aparte el diálogo con la gente es otro, pero bueno, tratamos de arreglarnos de alguna manera”, describió.

 

Adriana pudo sobrellevar la cuarentena gracias a su jubilación, pero sabe de colegas que no tuvieron su suerte. “Hay mucha gente que no tiene nada, y fue mucho más difícil para ellos, para llegar a tener en el día a día la plata para vivir, para comer”, afirmó.

 

Calcula que hay 29 puestos y unos 50 compañeros solían trabajar en la plaza, en distintos turnos. “No están viniendo todos por cuestión de que se están cuidando y aparte recién abrimos esta semana, así que de a poquito vamos incorporándonos. Hay que estar y tratar de aguantar”, explicó.

 

La cuestión económica también impactó en su oficio. “A pesar de que empezamos recién, todavía no se abrió caja en algunos casos, más ahora que no hay turismo. Pero bueno, la idea es seguir y tener fe en que esto va a cambiar y con la unos 50 compañeros solían trabajar en la plaza, en distintos turnos. “No están viniendo todos por cuestión de que se están cuidando y aparte recién abrimos esta semana, así que de a poquito vamos incorporándonos. Hay que estar y tratar de aguantar”, explicó.

 

La cuestión económica también impactó en su oficio. “A pesar de que empezamos recién, todavía no se abrió caja en algunos casos, más ahora que no hay turismo. Pero bueno, la idea es seguir y tener fe en que esto va a cambiar y con la esperanza de que cada día algo se va a vender”, dijo con optimismo.

 

Graciela Palma trabaja con tejido en telar y compartía preocupaciones y soluciones con Adriana. Sustentándose con su jubilación, pudo sobrevivir al aislamiento. La falta de turistas no contribuía a las ventas. “Ahora no hay turismo. Vamos a ver qué pasa. Yo empecé recién ayer. Supongo que la gente se limita en un montón de cosas. Piensa en la comida, que es lo principal”, apuntó.

 

En los puestos también se instalaron temporalmente manteros, que, sin lugar físico, no podían retomar sus actividades. Este grupo de una veintena de trabajadores de la capital, Potrero de los Funes, El Volcán y El Trapiche se mantuvo vendiendo a través de Facebook e Instagram en la página “Artesanos Unidos de San Luis” y hasta elaboró un protocolo para volver a la actividad. Sin embargo, al no tener un espacio físico fijo, las autoridades no les permitían trabajar. Por un acuerdo con los puesteros, pudieron usar los espacios no ocupados por los emprendedores de mayor antigüedad.

 

 “Queremos armar una comisión para poder hacer una feria. Somos de varios lugares de San Luis y nos juntamos a raíz de la pandemia para ver cómo podíamos vender”, explicó Angie Velázquez, quien hace siete años hace juguetes didácticos de madera. “En este momento no podemos trabajar en Potrero. Hicimos también un petitorio para ver si podemos hacerlo, allí no nos dan el espacio”, agregó.

 

 En las redes los artesanos realizan sorteos, a tres numeritos por 100 pesos, todos los viernes, y planean uno para el Día del Padre. “Con eso compramos verduras y frutas y las repartimos entre nosotros”, describió Angie, quien dijo que también dispusieron cajas de donaciones en supermercados y almacenes, para subsistir durante el aislamiento. “La gente es solidaria. Vienen, se acercan, no te pueden comprar pero te donan algo”, admitió sobre todas las alternativas que buscaron, en un trabajo que depende del día a día y en el que aún tienen dificultades para retomar.

 

 

Pedido por el trueque

 

Otros trabajadores de la calle que aún no pueden retomar siquiera parcialmente las actividades son los feriantes del tradicional trueque de avenida Lafinur. De la "Feria Popular" dependen unas 350 familias, aseguraron los vendedores, que hace unas tres semanas se reunieron con el presidente del Concejo Deliberante, Carlos Ponce, para ver la posibilidad de reabrir el espacio bajo medidas de seguridad e higiene. Los feriantes también elevaron un protocolo al Comité de Crisis del Gobierno de la Provincia y al Municipio. Todavía no tienen respuesta.

 

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