Ni la lluvia ni el frío pudieron frenar las clases de equinoterapia

Ansioso, feliz y con una sonrisa que expresaba la alegría de volver a las clases en un año sanitario difícil por la pandemia. Así fue el regreso de Fabricio Ponce Bartoli, de 12 años, el primer jinete que retomó ayer sus sesiones en la Escuela Provincial de Equinoterapia Terrazas de Portezuelo. Ni el descenso brusco de la temperatura ni la lluvia frenaron el entusiasmo de alumnos y profesores.

Sandra Bartoli, mamá de Fabricio, indicó que el pequeño asiste al centro terapéutico desde el 2016 y desde que inició sus sesiones notaron grandes mejoras. “Fabri tiene síndrome de Down y era muy hiperactivo. Necesitaba canalizar toda su energía por algún lado y venir a equinoterapia lo ayudó mucho. Además, él adora a sus profesoras”, resaltó.

Con todo el cariño y la satisfacción de iniciar las actividades, los instructores que se encontraban ayer a la mañana en el predio recibieron con todas las medidas sanitarias e higiénicas al primer alum rrazas del Portezuelo, quien dijo que “para los chicos volver a equinoterapia es estar nuevamente en contacto con la naturaleza, con los caballos y los profesores”.

En la fase inicial de las actividades en los centros de La Pedrera y Terrazas del Portezuelo está prevista la participación de ochenta jinetes y amazonas que fueron los que presentaron la certificación expedida por el médico de cabecera. “A lo largo del año, y a medida que se flexibilice la cuarentena, iremos sumando más alumnos.

En este momento y por una cuestión de salud, hay personas con determinados diagnósticos que no podemos sumar a las sesiones”, resaltó Molina.

A tener en cuenta

Las clases hípicas son de lunes a viernes, por la mañana y por la tarde. En la sede de La Pedrera los profesionales acuden de 8 a 14 y en San Luis los horarios son de 8 a 19. “Cuando ingresan al predio los alumnos se dirigen a un sector de higienización y bioseguridad. Allí limpian el calzado, higienizan sus manos con alcohol en gel, dejan sus pertenencias en una caja seleccionada y no olvidamos que el uso de tapabocas es obligatorio”, sostuvo Molina.

Teniendo en cuenta la etapa de distanciamiento social que lleva adelante la provincia por la pandemia de COVID-19, los establecimientos ecuestres funcionan con los debidos recaudos. Se realiza desinfección antes y después de cada sesión, de las riendas, los cascos, entre otros elementos. Además, se implementa el registro de trazabilidad con todas las personas que asisten al lugar.