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Triunfar lejos de todo: "Toto" Andrada

Fue un gran boxeador, entrenador y promotor. A los 23 años se radicó en Azul, donde formó su familia.Carlos Monzón, Abel Cachazu, Armando Gigena, Adolfo Cejas, Andrés Selpa y Carlos María Giménez pelearon a su instancia. A los 86 sigue recibiendo elogios y distinciones.

Por Johnny Díaz
| 26 de julio de 2020
Octavio Andrada. Hizo 83 peleas, ganó 79, perdió cuatro y empató siete. Fotos: gentileza.

Octavio Tomás Andrada es sanluiseño, pero triunfó en Azul, provincia de Buenos Aires, donde se afincó hace más de 65 años. Allá formó su familia. Fue un excelente boxeador y entrenador, buena persona, querido y respetado en toda su ciudad por adopción.

 

No hace mucho tiempo, la Municipalidad local lo destacó por su importante labor a favor de la actividad pugilística azuleña, distinción que le entregó el titular de Deportes, Mario Pennella, en representación del intendente.

 

También, Rauch, General Alvear, toda la zona de influencia y los clubes de Azul se encargaron de no olvidarse de quien fue un referente del boxeo y de otras disciplinas deportivas. Andrada hizo 83 combates, ganó 79, perdió 4 y 7 fueron empates.

 

Hoy. "Cuando vengo de trabajar me dedico un rato a mi pasión, el boxeo".

 

Andrada nació el 10 de noviembre de 1934 en Pozo Cavado, Departamento Belgrano, provincia de San Luis. Tenía cinco hermanos, se crio en un campo cercano donde su padre trabajaba.

 

De chico supo la dureza de la vida hasta que lo llamaron a cumplir con el servicio militar obligatorio.

 

Mientras tanto, deambuló en distintos trabajos, pero el que más le gustaba era el de la gastronomía. Así se hizo mozo. Tenía 16 años y era empleado del Plaza Hotel.

 

El club Belgrano de San Luis lo vio iniciarse en el boxeo junto a Carlos y Ernesto Miranda, Omar Cader, Humberto Barbato y Ricardo "El Potro" Jofré, todos bajo la atenta mirada del entrenador, Reinaldo "El Chiñe" Molina.

 

En 1955, Octavio Tomás Andrada, o "Pita", como lo llamaban en la familia, cumplió el servicio militar obligatorio en Puerto Belgrano y en los cuarteles de la ciudad bonaerense de Azul donde conoció a Elsa, su esposa.

 

Descanso. A la izquierda, Octavio Andrada y Humberto Barbato, junto a púgiles amigos.

 

A los 23 años, Andrada adoptó como suya esa ciudad. Había llegado como soldado de la Marina y cuando le dieron "la baja", se quedó un tiempo demorando su regreso a San Luis donde estaban sus afectos familiares.

 

Tal vez la falta de trabajo, sus ganas de progresar en otra actividad o aventurando un futuro mejor, Andrada regresó a Azul. "Me gustó del día en que vine haciendo el servicio militar y me quedé para siempre", dijo alguna vez.

 

"En Azul tenía trabajo seguro y como practicaba boxeo con otros amigos, entre ellos el sanjuanino Gregorio Peralta, no tardé en decidirme y regresé para continuar mi carrera que había empezado en mis ratos libres. En San Luis solo estuve un tiempito", señaló.

 

Mario Vitale, periodista de Azul y muy amigo de Andrada, comentó: "Azul recibió a Octavio Andrada, conocido por nosotros como 'El Toto' que de la mano de la Armada Argentina llegó al Arsenal Naval Azopardo como parte de la dotación que cumplía funciones en el Casino de Oficiales de dicha unidad, lugar donde se ganó merecidamente la estima de sus superiores y camaradas".

 

1957. Andrada enfrentó a Gregorio "Goyo" Peralta en Azul, fue empate.

 

"Cuando cumplía el servicio militar, Andrada trabó amistad con Gregorio 'Goyo' Peralta, un sanjuanino boxeador que también estaba 'bajo bandera'. Esa amistad se fue fortaleciendo con el tiempo a tal punto que, después de ver las condiciones de ambos, se organizó un festival en General Alvear con ellos como fondistas. Fue un buen espectáculo, una linda y dura pelea que terminó igualada y en la que se pusieron en evidencia las buenas aptitudes de los púgiles arriba del ring", dijo Vitale.

 

El sanluiseño se mostraba como un buen boxeador. En 1954, integró el equipo boxístico de San Luis, en el Campeonato Argentino de Novicios organizado por la Federación Argentina de Box (FAB) junto a Humberto Barbato y los hermanos Carlos y Ernesto Miranda, entre otros, donde fue vencido en los cuartos de final.

 

"Me gustaba cruzarme con los mejores y consideraba que tenía una buena técnica, mi golpe preferido era el uppercut de izquierda, lamentablemente nunca tuve maestro o manager que me llevara a Buenos Aires, tal vez allá hubiera sido otra cosa", le dijo Andrada a El Tiempo, el diario de Azul.

 

En 1966, "El Toto” anunció su retiro pasando a entrenar boxeadores, tanto en el Club Defensores como en el Club Alumni Azuleño.

 

"Muchos de ellos llegaron al Luna, otros quedaron en el camino como todo en la vida. Acá en Azul, los pibes que se iniciaban en el boxeo andaban mucho a la deriva y yo sentí que podía guiarlos en este duro deporte. Me dediqué de lleno y mal no me fue", confió.

 

Una de las estrellas que tuvo Andrada en el gimnasio fue “Goyo” Peralta y su hermano Avenamar que también fue figura argentina y mundial. A ellos se sumaban Armando Gigena, Adolfo Cejas, Néstor Peralta y Héctor Galván, entre otros", admitió con humildad.

 

1954. Ese año integró la Selección de San Luis junto a los hermanos Carlos y Ernesto Miranda. DT: "El Ñato" Vega.

 

"Mi trabajo como entrenador, fuera del ring y 'segundo' en los combates, cuando mis pupilos peleaban en el Luna Park de Buenos Aires, fue reconocido por José y Tito Lectoure, sus administradores y los hermanos Porzio. Nunca me hice profesional, me retiré de la actividad a los 28 años, con 83 combates, 79 ganadas, tuve 4 derrotas y 7 fueron empates", recordó.

 

"Entre sus viajes a Corrientes y Bouchard, 'Toto' tuvo tiempo de preparar un sinnúmero de pugilistas locales, también de integrar distintas comisiones municipales de box que fiscalizaban los festivales en Azul. Era un permanente colaborador de los clubes que organizaban peleas, eso le valió ser designado una de las figuras más queridas en la comunidad azuleña, y en especial del periodismo deportivo escrito, radial y televisivo que saben valorar sus condiciones humanas de este 'puntano de ley”, explicó Vitale.

 

Como dato anecdótico y revalidando el trabajo de Andrada en el gimnasio, "Goyo" Peralta fue campeón argentino de los peso pesados luego de vencer a José Giorgetti en Mar del Plata. Posteriormente, el sanjuanino se presentó dos veces en Estados Unidos para medirse con Willy Pastrano, el campeón de la categoría. La primera la ganó y la segunda por el título la perdió. El periodista explicó que "Peralta cayó en una pelea que aún mantiene sus comentarios muy polémicos donde rayan la injusticia y las malas artes deportivas en el ámbito del boxeo estadounidense".

 

Con el correr de los años, Andrada se dedicó a organizar festivales o veladas boxísticas. "Tenía un buen amigo en el Luna Park, Alfredo Porzio. Gracias a esa conexión, tuvo la posibilidad de llevar a Azul a boxeadores de la talla de Abel Cachazu, Andrés Selpa, Carlos María Giménez, Carlos Monzón y muchos más. "Siempre pelearon frente a locales, esa era la manera de atraer al público, dos veces por mes había boxeo, siempre con 600 o 700 personas. Hasta de Buenos Aires venían a trasmitir", dijo con orgullo. "Hoy es casi imposible —más por la situación que vive el país— además no hay un boxeador local convocante. Los últimos fueron Avenamar Peralta o Adolfo Cejas que fue campeón argentino, a ellos, súmele a Gigena y Oliveto, un zurdo muy complicado que terminó entrenando en Villa del Parque".

 

Andrada se encarga de ampliar su currículum como persona ligada íntegramente al boxeo. Señala que llevó a varios boxeadores al Palacio Peñarol de Uruguay y a Esquel, Mar del Plata, Buenos Aires, San Juan y Mendoza, sin recordar cuántas veces lo hizo.

 

Maestro. Cuando dejó la práctica activa del boxeo, Andrada se dedicó a enseñar lo que sabía.

 

Una vez le preguntaron si era cierto que había llevado a Carlos Monzón a la ciudad de Azul. Y él contestó: "Sí, es cierto, lo traje el 15 de diciembre de 1978, yo entrenaba a Avenamar y él facilitó la llegada. Se presentó en el Alumni Azuleño en una exhibición a cinco rounds con Daniel González de acá y lo recaudado fue para la 'Comisión Pro Ayuda al Niño Deficitario'. También traje a Víctor Emilio Galíndez, y hasta Martín Karadagian visitó nuestra ciudad".

 

"Toto" Andrada también fue árbitro y jurado de boxeo y supo ganarse el reconocimiento de todos. Andrada, que en su juventud había practicado mucho ciclismo, dijo que el boxeo era su vida y que era un apasionado de toda la actividad.

 

Incluso, dijo alguna vez: "Cuando llego de trabajar hago bolsa, soga, respiración y hasta tiro algunos golpes. Para mí el boxeo es todo".

 

En el gimnasio Para Todos, de la ciudad de Rauch, el sanluiseño fue homenajeado, por su intensa trayectoria deportiva y por su combate con Peralta antes de que este fuera a Estados Unidos para pelear con Willy Pastrano. "Una pelea que quedó en la historia del deporte de Azul", dijo el dueño del flamante lugar.

 

Con Horacio Acavallo. "Toto", Peralta, Adolfo Cejas y Juan Aldrovandi, antes de partir a Japón.

 

"Toto" alternó su amor y dedicación por el boxeo con su trabajo en la marmolería Tropea donde estuvo más de 40 años. Después abrió las puertas de una broncería frente al cementerio local. "Me jubilé en 1996, pero no alcanza para nada y con mi familia decidimos poner este negocio", dijo.

 

Octavio Tomás Andrada es uno de los tantos sanluiseños que se desperdigaron por el país en busca una mejor calidad de vida. En su casa de Azul y a sus 86 años, sigue sorprendiendo.

 

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