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Mano a mano con Marcelo Domínguez

Un campeón que hace docencia. Fue monarca mundial de los Cruceros durante tres años. Hoy se dedica a la formación de boxeadores.

Por Daniel Valdés
| 25 de agosto de 2020
Con el cinturón. Marcelo Domínguez, en su época de boxeador. Fue campeón de 1995 a 1998.

Marcelo Domínguez es sinónimo de boxeo. Un hombre que fue campeón del mundo de los Cruceros de 1995 a 1998 y que hoy está ligado, desde otro lado, al deporte de los puños. Con 50 años sigue con los guantes puestos, pero para hacer docencia, para enseñarle a la sangre nueva todo lo que él aprendió. Recorre el país dando capacitaciones. Se bajó del ring y al otro día comenzó a buscar nuevos valores. El boxeo es parte de su vida, está en su ADN. El "Gordo", se hizo un tiempito y dialogó en exclusiva con El Diario de la República.

 

 

Cuando todos pensaban que era petiso y no tenía pegada, fui campeón del mundo en la categoría Crucero

 

 

—¿Qué es de la vida de Marcelo Domínguez?

 

—Estoy en un programa de radio con Martín Coggi y Leo Benatar que se llama "ADN Boxeo desde adentro". Estuve haciendo la serie “El Tigre Verón”, trabajé de guardaespaldas de Julio Chávez. Estábamos haciendo la segunda temporada, pero por el flagelo del coronavirus se cortó y estamos a la espera de que volvamos a grabar. También soy jefe nacional de entrenadores en la Secretaría de Deportes de la Nación, donde manejo el plan de Escuelas Deportivas Argentinas. Tenemos gimnasios en todo el país donde doy capacitaciones. Tengo boxeadores. Soy DT de boxeo y manejo varios pugilistas. Como ves: soy un hombre muy ocupado (risas).

 

 

—¿A qué edad te iniciaste en el boxeo?

 

—A los 15 años. En mi época de boxeador no te dejaban combatir hasta que cumplieras esa edad. Creo que me inicié con la edad justa.

 

 

—¿Por qué elegiste el boxeo?

 

—La verdad es que elegí acompañar a unos amigos, no es que elegí el boxeo. Ellos practicaban, los acompañé y no siguieron en la actividad; yo terminé siendo campeón del mundo. Calculo que el boxeo me eligió a mí.

 

 

—¿Qué recuerdos tenés de tu primera pelea?

 

—Tengo recuerdos muy lindos. Fue en Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires en 1986. El orden de las peleas era por categorías, me acuerdo que en esa jornada había doce y la mía era la última, así que iban subiendo todos y los dos más pesados quedamos para el final. No era que llegabas y conocías a tu rival, iban viendo por divisional y hasta que no quedabas cara a cara con el otro no sabías con quién peleabas.

 

 

—¿Qué sensaciones te dio haber sido campeón mundial?

 

—Es inexplicable. Yo siempre creo que necesitás estar en ciertos lugares para poder comprender algo. Por suerte tengo la posibilidad de decir lo lindo y lo emocionante que fue ser campeón del mundo. Es algo único. Es el sueño de todo deportista y cuando lo conseguís sentís que tocaste el cielo con las manos. Cerrás los ojos y pasan varias películas juntas por tu mente. Es mágico.

 

 

—¿Cuál fue tu mejor pelea?

 

—En Alemania con Nicolay Valuev, un ruso de 2,18 metros. Muchos pensaban que iba a terminar mal y le terminé dando una exhibición de boxeo.

 

 

—¿Cuál fue el entrenador que más te marcó?

 

—Toda la carrera la hice con Carmelo Cuello. Hoy hicimos una fusión de los gimnasios y después de 35 años te diría que más que un entrenador es mi hermano. Forjamos una linda amistad.

 

 

—¿Tu principal virtud?

 

—Considero que fui un boxeador inteligente, porque cuando todos pensaban que yo era un petiso que no peleaba y que no tenía pegada, llegué a ser campeón del mundo, por eso creo que mi mayor virtud fue pensar y ser inteligente arriba del ring.

 

 

—¿Te quedó algún sueño por cumplir?

 

—Sería injusto decir que me quedó un sueño por cumplir, fui campeón del mundo. Sí me hubiese gustado hacer más cosas, como por ejemplo unificar un título, pero sueño por cumplir no me quedó ninguno.

 

 

—¿Si no hubieras sido boxeador, qué serías?

 

—Músico. Me gusta mucho.

 

 

—¿El mejor boxeador argentino de la actualidad?

 

—Agustín Gauto. Es uno de los más completos. Es presente y futuro. Es dueño de un gran estilo y lo acompaña con pegada, que es un combo perfecto para ser un pugilista temible.

 

 

—¿Cómo ves el boxeo actual?

 

—Está complicado. La pandemia fue un golpe muy fuerte para el boxeo. Esto va acarrear varios problemas económicos, boxeadores a quienes le va llevar tiempo ponerse a tono físicamente. Va a traer dificultades, así que no veo bien el boxeo por el momento.

 

 

—¿Con quién te hubiera gustado pelear y no se dio?

 

—Con Mike Tyson.

 

 

—¿Qué boxeador argentino actual tiene algo de Domínguez?

 

—Me cuesta encontrar un boxeador argentino que tenga alguna cualidad de Domínguez. A María "La Chiqui" Rivera —una pupila que tuve— y a Cristian Pereyra —un chico que estoy preparando ahora— les veo algo de mí. Son los únicos dos, después me cuesta encontrar a alguien que se me parezca.

 

 

—Completame la frase: Marcelo Domínguez es: un pedazo de historia del boxeo argentino.

 

 


Agustín Gauto es el mejor boxeador argentino del momento. Tiene todo para llegar. Depende de él

 


El Gran DT. Recorre el país dando capacitaciones y buscando talentos.

 

 

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