SAN LUIS - Sabado 28 de Junio de 2025

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Juan tiene 16 años y ya creó una minifábrica de hachas y cuchillos

Junto a su padre y abuelo, ambos herreros de profesión, montaron un emprendimiento inspirado en una serie.

Por redacción
| 13 de septiembre de 2020
Su pequeña fábrica. Juanito, posando junto a sus herramientas y algunos de los trabajos que ya ha finalizado. Foto: Gentileza.

Juan Ángel Ojeda tiene solo 16 años, y es uno de los miles de chicos puntanos a los que la pandemia le quitó la posibilidad de transcurrir la mayor parte de las horas del día con sus compañeros en la escuela. Pero el aislamiento lo llevó a pensar en qué hacer para no caer en el aburrimiento. Además de cumplir con la entrega de las actividades que día a día le envían sus profesores, Juanito, como lo llaman sus afectos, decidió comenzar con un microemprendimiento: fabricar cuchillos y hachas.

 

Juan cursa sus estudios secundarios en la Escuela Técnica N° 5 "Ingeniero José Antonio Álvarez Condarco", en donde los egresados se especializan en construcciones civiles, y por ello tiene formación técnica y de uso de herramientas. Juanito se crió entre “fierros y herramientas”, Miguel Ángel Ojeda, su padre, y Héctor Ojeda, su abuelo paterno, tienen el oficio de herrero-carpintero y su abuelo materno, Carlos Cornejo, es escultor. Allí está enraizada su curiosidad por las herramientas, la chatarra, las hachas y los cuchillos.

 

“Siempre tuve curiosidad por las herramientas. Recuerdo acompañar a mi viejo en su taller. La idea de hacer cuchillos se me ocurrió por la serie 'Desafío sobre fuego'. El primer cuchillo que hice fue sin tener una fragua. Corté un disco de arado y lo fui trabajando con herramientas de mano”, contó Juan, acerca de cómo se acercó al oficio de cuchillero.

 

Los trabajos que Juan ya ha finalizado se pueden ver en su Instagram: Juan.herrero27

Su padre y su abuelo, al ver su entusiasmo, le propusieron comprar una fragua. Las tres generaciones de obreros del metal se pusieron en campaña y lograron conseguir los insumos para montar una forja. “Cuando salimos de la primera cuarentena comenzamos a buscar todo para armar el horno para fundir acero. Compramos los ladrillos refractarios, los quemadores y nos pusimos a armarla. Al principio no pudimos regularla bien, pero después averiguamos en internet cómo hacerlo. Tras unas semanas de pruebas, pudimos hacerla funcionar”, relató el adolescente.

 

Desde que armaron la fragua, hace ya un mes, Juan pudo manufacturar dos cuchillos y un hacha, pero tiene en proceso unas cuantas piezas más. “Algunos me falta templarlos; a otros terminar de hacerle los cabos, que tienen que ser ergonómicos. En eso me da una mano mi viejo, que estudió Diseño Industrial y tiene más experiencia”, dijo el emprendedor.

 

La inspiración para Juan llegó por medio de una serie televisiva, pero en su interior siempre ardió, como una pequeña fragua, la pasión por lo artesanal. “Mi papá me regaló una réplica de espada medieval, hecha por él, cuando cumplí once o doce años”, recordó Juan.

 

Y continuó: “Además cuando leí sobre la civilización vikinga, también vi que eran grandes herreros. Si no era ahora en la cuarentena, iba a ser en otro momento, pero siempre me imaginé fabricando cosas de hierro”.

 

 

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