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Identidad Marrón: un grito unificado contra el racismo

El colectivo se formó hace casi dos años para visibilizar la discriminación y la segregación.

Por Carla Morales
| 05 de septiembre de 2020
A través del arte, la cultura, charlas y debates, el colectivo busca la reivindicación de la comunidad.

Un color, miles de cuerpos e historias que fueron y son calladas. Identidad Marrón alza la voz para luchar contra el racismo en Argentina y Latinoamérica. Desde hace casi dos años, el colectivo integrado por familiares y descendientes de comunidades campesinas y aborígenes se unificó para visibilizar la discriminación que abunda en una sociedad que se autoproclama diversa pero que, directa o indirectamente, excluye y segrega a quienes no corresponden a la hegemonía.

 

Tinta Violeta habló con Sandra Hoyos, integrante del colectivo antirracista y de la Campaña Nacional por el Aborto No Punible. La licenciada en Política Social contó que repreguntarse sobre cómo los cuerpos marrones son vistos (u omitidos) en el país fue el impulso clave para organizarse y, así, hacer escuchar su mensaje.

 

Primero explicó de qué se trata cuando hablamos de identidades marrones. “Somos la mayoría en nuestro territorio, somos generaciones que provienen de cuerpos indígenas, aborígenes, campesines, migrantes. Las corporalidades marrones existimos mucho antes del proceso de colonización, y seguimos existiendo. Nos referimos a les marrones cuando hablamos de pómulos altos, narices aplastadas, esas características bien latinoamericanas, ese es nuestro rostro”, dijo con orgullo.

 

Sobre el racismo recalca la impronta de pensarlo como un sistema instaurado en las bases de la sociedad. En ese sentido, explicó que se trata de todo pensamiento, cultura o costumbre que nace a partir del colonialismo y que, desde entonces, repercute en cada arista social, principalmente en la que dictamina las políticas públicas y la que vela por la garantía de derechos.

 

 

 

En Argentina se niega nuestra identidad, se promueve o se vende la idea de que la comunidad es blanca o, a lo sumo, mestiza

 

 

“En Argentina se niega nuestra identidad, aquí se promueve o se vende la idea de que somos blancos o, a lo sumo, mestizos. Pero fundamentalmente se legitima la idea de que nuestros antepasados son aquellos que bajaron de los barcos para buscar trabajo, y no de los barcos esclavistas. Dejan afuera que desde mucho tiempo antes existía una población ancestral y originaria. Esa misma que habita en nuestro territorio, más allá de las campañas genocidas que se han dado en diferentes gobiernos para anular las presencias indígenas e indias por considerarlas no humanas. Esa es la base de lo que conocemos hoy y se mantiene”, indicó.

 

La discriminación se refleja principalmente en la falta de acceso a la educación pública o de cualquier tipo. Especialmente, para aquellas comunidades que solo hablan su lengua madre. “Un 0,01 por ciento de las niñas y niños de esas comunidades recibe educación primaria, ni hablar de la secundaria y mucho menos de la universitaria. Para la mayoría es algo imposible. Es terrible pensar que para poder estudiar, tengan que abandonar su lengua de origen”, dijo Hoyos.

 

Ante la imposibilidad de una formación desde las infancias, el ideal de una carrera o profesión se esfuma para gran parte de las personas marrones. “Esa es una de las cosas que nos moviliza como Identidad, porque en nuestro caso hemos adquirido determinados capitales culturales que nos han permitido acceder a esos lugares que no suelen estar habitados por marrones, como las universidades. Pudimos pensar en formarnos o tener una profesión, en ser referentes en organizaciones, tener determinados saberes, pero no todes pueden”, recalcó, y añadió: “No es una cuestión de meritocracia. Que no haya marrones siendo docentes universitarios, productores, actores o actrices, más que para cumplir los mismos roles, es producto del racismo”.

 

En ese sentido, Sandra afirmó con crudeza: “La pobreza tiene color”. Y dijo que quienes viven en las zonas más humildes son siempre los mismos. “Esos espacios están habitados, en su mayoría, por marrones de determinada corporalidad. Estos desarrollan actividades determinadas, producto de no tener la misma chance que una persona blanca. Siempre somos empleadas domésticas, albañiles, y así también se nos representa”.

 

En relación al feminismo, comentó que si bien el racismo es uno de los tantos ejes que se debaten en la actualidad, recalcó que la deconstrucción es urgente. “Un movimiento antirracista tiene que ver con cuestionar las bases teóricas de la primera y segunda ola, es decir, cuestionar ese feminismo que se ocupó solamente de conseguir el derecho al voto de determinadas mujeres, y que si bien eso fue una lucha, no visualizó estos otros lugares. Igual creo que el feminismo está abierto a recibir cuestionamientos, pero también entiendo que es difícil porque es una estructura que nos conformó para no tener ese registro”, concluyó.

 

A pesar de la cuarentena, el colectivo continúa construyendo lazos con instituciones y organizaciones a través de charlas y encuentros virtuales.

 

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