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Una familia viajera recorre el país y deja su huella en Villa Mercedes

Después de pasear por el mundo en un Falcon, emprendieron una nueva ruta con una camioneta adaptada a la que bautizaron "La Makinona".

Por redacción
| 05 de noviembre de 2021
Pasión nómade. Los bonaerenses hicieron un alto en el camino y disfrutan de la hospitalidad de los mercedinos. Foto: Luciana Iglesias.

Para Juan Marchetti y Marina Mango, la vida es una constante aventura. Después de haber recorrido el mundo en un Ford Falcon, la pareja bonaerense emprendió un nuevo itinerario por el interior del país, solo que esta vez lo hacen arriba de una camioneta F-100 que bautizaron "La Makinona". Desde hace unos días, hicieron un alto en el camino en Villa Mercedes, una ciudad en la que tienen muchos seguidores y que los ha recibido "con mucho cariño", según ellos mismos contaron.

 

Desde el fin de semana, es posible ver al que es su vehículo y su hogar al mismo tiempo, en diferentes partes de la ciudad. Llama rápidamente la atención, no solo por su color rojo brillante, sino porque lleva grabados los nombres de las redes sociales en las que comparten sus travesías. Más de 30.000 usuarios los siguen en Instagram, unos 19.000 lo hacen en Facebook y más de 3.000 están suscriptos a su canal de YouTube.

 

"La F-100 es una de 1977 a la que le construimos un 'camper pop up', es decir que se levanta el techo con un fuelle de lona. Acá tenemos para dormir, para cocinar y para ir al baño, estamos muy cómodos. Salimos hace poco y vinimos para este lado, tratando de probar esto que preparamos", contó Marchetti, quien tiene 42 años, es oriundo de Mar del Plata y descubrió su pasión nómade hace mucho tiempo.

 

Es que, como también afirma una frase impresa en la puerta de la camioneta, para ellos viajar por el mundo es "un estilo de vida".

 

 

Su experiencia más grande sucedió en 2017, cuando después de ir a un encuentro de "rodantes" en Termas de Santiago del Estero, Juan decidió que quería seguir sobre la ruta para conocer otras culturas y otros paisajes. "Ahí arrancó esta locura de hacer muchos kilómetros", recordó.

 

Su compañera se unió al poco tiempo y, manejando el Falcon de 1981 que llamaron "La Makinola", rodaron durante prácticamente tres años. Pasaron por muchos países hasta que llegaron a Nueva York. "Cuando estábamos ahí, nos enteramos de que íbamos a ser papás, que venía la mejor sorpresa del viaje", contó.

 

Lejos de detenerse, cruzaron el auto en barco para girar por varias partes de Europa. Hasta que, a principios de 2020, el coronavirus arribó para complicar sus planes. "Estábamos en Italia, que era uno de los peores lugares para vivir la pandemia en ese momento. Fue terrible y caótico para nosotros, porque yo estaba embarazada e íbamos escapando del cierre de fronteras", repasó Mango, de 31 años.

 

Hay mucha gente de San Luis que nos sigue y nos ha tratado muy bien. No nos queremos ir porque estamos muy cómodos (Juan Marchetti)

Para poder regresar a Argentina, tuvieron que dejar su coche en Uruguay. Y por eso, ahora que se levantaron las restricciones para transitar por el territorio argentino, volvieron a pisar el asfalto en el nuevo vehículo, con un nombre levemente diferente al anterior.

 

Salieron de Buenos Aires hace solo dos semanas y tomaron la ruta 7 hasta llegar a suelo mercedino. "Hay mucha gente que nos sigue en la provincia de San Luis, que nos han tratado muy bien. Y también acá nos recibió el Club F-100. No nos queremos ir porque estamos muy cómodos, nos han invitado a comer y estamos disfrutando mucho", dijo Marchetti.

 

 

Foto: Luciana Iglesias.

 

 

Uno de los cambios más grandes con respecto a su primera aventura es que ya no son solo dos, sino que ahora viajan con la pequeña Martina, su hija de un año y cuatro meses. "Ella se adapta muy bien, pero nosotros también estamos aprendiendo de esta nueva etapa. A veces nos estresamos tratando de darle lo mejor y tardamos mucho más porque hacemos tramos más cortos, para que ella no se canse”, reconoció.

 

Para solventar sus gastos, hacen todo tipo de trabajos en cada lugar que visitan. "Hemos lavado platos en restaurantes, pintado casas, atendemos hostels, voluntariados y muchas cosas. Pero también tenemos productos de 'La Makinola', como gorras, tazas, camisetas, stickers y mates, que la gente adquiere y que nos sirve para continuar y para dejar nuestra huella", detalló.

 

"No volvería a la oficina. Una vez que descubrís que todos los días pueden ser diferentes, ya no querés regresar a eso" (Marina Mango)

Aunque admiten que en determinados momentos es complicado no tener un empleo "estable" o cambiar de hogar continuamente, ninguno dejaría atrás el estilo de vida que llevan. "Yo antes trabajaba como administrativa en un laboratorio, y no volvería a la oficina para nada. Una vez que descubrís que todos los días pueden ser diferentes, ya no querés regresar a eso", reveló Marina.

 

Planean conocer la capital puntana, pero tampoco tienen definida una hoja de ruta estricta. Sin embargo, el gran sueño que persigue la pareja ahora es "seguir viajando, que se abran todas las fronteras y que Martina pueda conocer parte del mundo".

 

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