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“Es fundamental la intervención de la mujer en la toma de decisiones”

Ingresó a la Policía de la Provincia en 1974, pero además estudió Servicio Social. Fue la primera jefa en una comisaría.

Por redacción
| 08 de marzo de 2021

Paso a paso, Cristina Gladys Mana construyó un recorrido profesional marcado por dos vertientes, que confluyeron en su día a día: el servicio social (carrera que estudió en su Villa Mercedes natal) y la Policía, a la que ingresó en 1974. Cuando en las filas de la fuerza aún era prevaleciente la presencia de hombres, asumió funciones en puestos jerárquicos. Fue la primera jefa de una dependencia de orden público (la entonces llamada Comisaría del Menor, actualmente Comisaría de Atención a la Niñez, Adolescencia y Familia) y también la primera interventora en el país de un Servicio Penitenciario, el de San Luis. Se retiró en 2005, siendo integrante de la plana mayor, con la más alta jerarquía existente en ese entonces, comisario mayor. “Es fundamental la intervención de la mujer en la toma de decisiones, a eso se tiende. Tanto el hombre como la mujer pueden llevar adelante una institución”, aseveró.

 

 

Hoy, con 66 años, habla con orgullo de sus años de servicio y también de sus afectos más cercanos: sus hijas Gabriela, María Eugenia y Virginia, sus cuatro nietos, y su esposo, Miguel Ángel Lucero, también policía retirado, a quien define como un compañero, con quien ha compartido las tareas de crianza y organización de la vida familiar, permitiéndole ello crecer profesionalmente. “Me acompañó en todas las decisiones, en todo lo que abordaba, los cursos, los viajes para capacitaciones, que son innumerables”, comentó.

 

 

Cuando resolvió entrar a la Policía, en la Unidad Regional 2, en Villa Mercedes, ya cursaba Servicio Social en la Escuela Superior de Servicio Social de esa ciudad. “Antes de culminar la carrera ingresé  a las filas policiales. Ostentaba la jerarquía de agente. Inicié como radioperadora. Pensé en la Policía porque en lo que respecta a mi profesión, el servicio social, iba a tener un vasto campo de acción”, explicó. Luego hizo una presentación, dado que era asistente social. “En ese entonces, la legislación vigente concedía la jerarquía de oficial auxiliar para los profesionales que se incorporasen. Después de más de diez años me concedieron esa jerarquía, y a posteriori empecé los cursos de capacitación en la Escuela Superior de Policía y comencé a ascender”, por las formaciones que hizo y la antigüedad, dijo.

 

 


 

Además de ser radioperadora, estuvo en distintas divisiones, en la Secretaría General de Policía, y en el Departamento Personal fue jefa de Servicios Sociales. Antes de ser jefa de la Comisaría del Menor se desempeñó durante varios años como asistente social de esa dependencia. Luego la nombraron interventora del Penal, función que cumplió desde septiembre 2000 a 2003. Y después fue parte de la plana, cuando fue designada como responsable del Departamento Personal.
 

 

Cristina guarda una carpeta de notas periodísticas en las que ha sido mencionada, por las diversas funciones que cumplió. La repasa y rememora con detalle cada instancia. En muchas de esas imágenes, ella es la única mujer entre tantos efectivos varones. “Creo que cuando uno dice trabajar en la fuerza de seguridad, algunos tienen cierto resquemor, porque, si bien es una institución verticalista, la mayoría de los que conforman el staff, y más en aquella época, eran varones. Yo jamás sentí diferencia”, afirmó.
 

 

“Nunca tuve problemas para poder hablar ni con un superior ni con un colega. Eso vale decirlo”, aseguró cuando fue consultada respecto a si vivenció, por su condición de mujer, barreras o inequidad. Su experiencia personal no quita que, en las fuerzas de seguridad y en otras instituciones, como ella misma menciona, haya desigualdad por cuestión de género.

 

 


 

“Cuando te capacitás, cuando tenés el compromiso permanente asumido, lo llevás bien. Creo que la mujer tiene como condición natural ese empoderamiento”, refirió.
 

 

La Comisaría del Menor ha tomado intervención en casos de violencia de género y es el lugar al que han acudido muchas víctimas en busca de contención. Si bien se busca impulsar, a partir de la sanción y aplicación de la Ley Micaela, la formación con perspectiva de género, aún persiste en todo el país una fuerte demanda en ese aspecto, que incluye a organismos públicos, como la Justicia y la Policía. Cristina contó que en su gestión en la Comisaría del Menor apuntó a la capacitación, a las reuniones para hablar sobre ese tema y también sobre adicciones y violencia familiar.
 

 

“He trabajado mucho en todo lo inherente a los informes socioambientales. Como auxiliar de la Justicia, cumplimentaba personalmente los oficios que me encomendaban los jueces. Pude ver muchos casos de abuso en el interior. Íbamos con los escribientes al terreno, y podíamos dar un consejo al familiar directo. Las denuncias hay que gestionarlas por donde corresponde, que no se callen las mujeres. No hay que tener temor, porque tenemos implementadas muchísimas acciones en la provincia”, opinó.

 

 

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