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Algodón: se acerca la fecha para eliminar los rastrojos

Será el 30 de junio. Con este procedimiento Senasa busca mantener el estatus de “libre de la plaga del picudo algodonero” que tiene la provincia. Los productores son cumplidores.

Por María José Rodríguez
| 06 de junio de 2021
Hermoso capullo. El picudo algodonero ataca el cultivo y no lo deja desarrollarse. Foto: Marina Balbo.

Destruir los rastrojos algodoneros, es decir los restos de tallos y hojas que quedan en el terreno tras cortar el cultivo durante la cosecha, es una de las principales medidas de prevención contra  la plaga del picudo, que puede producir estragos en la producción. En San Luis, los establecimientos involucrados son ocho y tienen tiempo para hacerlo hasta el 30 de junio, según publicó el sitio del  Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa). El estatus sanitario de la provincia es considerado “libre de la plaga del picudo algodonero”.

 

“Las empresas que producen algodón en San Luis son cinco, y los establecimientos en los que se trabaja el cultivo están ubicados en el corredor Quines-Candelaria y en la zona de Las Palomas, en los departamentos Ayacucho y Junín”, contó Pablo Mestre, representante en la provincia del Área de  Sanidad Vegetal del Senasa, quien indicó que es importante respetar el período que permite tener los campos libres de algodón al menos durante 90 días, lo que técnicamente se conoce como “vacío sanitario” y constituye uno de los métodos culturales más eficientes para el control de la plaga.

 

La siembra va del 1º de octubre al 15 de noviembre. La superficie ocupada en San Luis para la actual campaña es de 5.800 héctáreas y las producciones de algodón  rondan entre los 4 mil y los 5 mil kilos por hectárea.

 

Para recorrer las rutas con la carga es importante poseer el documento de tránsito vegetal. “Quienes circulen por cualquier parte del país para transportar fibra, semilla, grano, fibrilla, cascarilla, linter de algodón, desperdicios o desechos de una desmotadora y algodón en bruto es obligatorio que lo hagan con la carga encarpada totalmente, de modo que no haya pérdida de ningún desecho”.  

 

 

La destrucción con fuego está prohibida, ante el incumplimiento de la normativa se labra un acta y se intima a quien lo haga.

 

Mestre indicó que el trabajo con los productores es muy intenso. “Los visitamos cada quince días, revisamos las trampas, hablamos con ellos y nos hacen consultas claras y precisas referidas a la destrucción de rastrojos”, contó, y añadió que una de las más frecuentes es sobre “qué métodos de destrucción vemos como el más adecuado. La normativa indica que tiene que ser a través de procesos químicos o mecánicos realizados con una desmalezadora, con un rolo o una rastra. Después de una helada, un rolo realiza una buena tarea. El algodón es una planta bianual que en nuestra zona es trabajada como cultivo anual, y el procedimiento de eliminación se realiza para cortar el ciclo productivo y evitar una posible plaga”.

 

“Trabajamos con los productores a lo largo del año. Antes de sembrar diseñamos la distribución e instalación de las trampas, que son georreferenciadas y a las cuales se les asigna un código QR”, explicó Mestre y agregó que es una herramienta digital que permite registrar todos los datos referidos a las actividades a campo directamente en el celular, sin necesidad de planillas en papel.

 

 

Una app. Senasa desarrolló una herramienta digital aplicada al sistema de detección temprana del picudo del algodonero.

 

 

“Este año usamos alrededor de 200 trampas, cada quince días vamos a uno de los establecimientos a controlarlas. Cambiamos los insecticidas y feromonas cuando corresponde, e inspeccionamos los cultivos en determinados momentos. También buscamos daños producidos por el picudo en las estructuras reproductivas de las plantas”.

 

Otros tipos de plagas u obstáculos con los que se encuentran los productores son las malezas de muy difícil control.  “Concretamente se trabaja para combatir el yuyo colorado”, explicó Mestre, e hizo hincapié en que la destrucción por fuego no se utiliza, y aclaró que ante el incumplimiento de la normativa se labra un acta de intimación.

 

“Acá en San Luis no hemos tenido ese problema, los productores realizan todos los procedimientos en tiempo y forma. Siempre hay que destruir los rastrojos, excepcionalmente recuerdo que en la campaña 2018/2019 no se había producido la apertura de las bochas por cuestiones climáticas y desde Senasa se autorizó una prórroga en los plazos”, contó.

 

 Actualmente hay en funcionamiento 280 trampas que Senasa les entrega a los productores, “también les damos insecticidas y feromonas, y les brindamos las lecturas y el tipo de mantenimiento que necesitan”, concluyó.

 

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