El festival de cine de Mar del Plata

El cine está vivo. A pesar de las discusiones que se suelen dar en redes sociales sobre el peso de los megaestudios como Disney, a pesar del avance del streaming y la pérdida de salas a nivel provincial, nacional e internacional para propuestas adultas o diversas, aún goza de buena salud. La escena es la siguiente: la sala 1 del Cine Ambassador, por calle Córdoba, a metros de la peatonal de Mar del Plata se encuentra llena. Es el primer día del festival internacional en su 37ª edición y la segunda película en proyectarse ahí y en general en todo el evento.

El barullo previo es el que se escucha siempre en las salas de los shoppings: que el Mundial se aproxima, que dónde comerán después. Y ahí lo que se espera cuando las luces se apagan es el ruido y la luz de los celulares, los cuchicheos, hasta los espectadores indecisos que prefieren irse de la sala al aburrirse de lo que ven.

Nada de eso pasó en la proyección de “As Bestas”, la película francoespañola dirigida por Rodrigo Sorogoyen. El film, un tenso relato de suspenso que detalla un conflicto vecinal en un pequeño pueblo español, tuvo la concentración casi absoluta de los cientos de espectadores que asistieron a la función. Hubo risas nerviosas, silencio total y cuando la cruel, pero efectiva narración concluyó, el aplauso fue extenso y efusivo. El cine como experiencia colectiva entre desconocidos, a sala llena, en pantalla grande, que hace foco en la condición humana y sus conflictos aún existe, tiene público.

Si algo sorprendió de esta edición del festival marplatense, que fue el primero con total presencialidad desde 2019, fue la calidad y la variedad de la programación seleccionada, cuyos responsables fueron el director artístico Pablo Conde y el presidente del festival, Fernando Juan Lima. Y es que hubo preestrenos de grandes estudios, pero también una gran selección de estrenos nacionales y la presencia de figuras fundamentales de la industria, como el director John McTiernan y el actor Ricardo Darín.

Fueron diez días para todo tipo de cinéfilo: desde aquel que se anima a narraciones que promedian las cuatro horas, a aquellos que son amantes del cine de género.

Las precandidatas

Los premios Oscar siguen siendo la premiación más importante de la gran industria. Disney, a través de Searchlight Pictures, presentó dos filmes en Mar del Plata que tienen la posibilidad de tener varias nominaciones para la ceremonia de la Academia. La primera es “Imperio de Luz” , de Sam Mendes, director de la ya premiada "Belleza americana".

La película narra la historia de un cine, el “Empire”, ubicado en el sur de Inglaterra en los años 80 y los pormenores de la vida de Hillary (Olivia Colman), la encargada del lugar, una mujer con problemas de salud mental y para relacionarse afectivamente.

El film de Mendes opta por la vía de la ligereza, de tomarse lo agridulce de la vida de la mujer con mucho humor y dignidad. Por la interpretación de la protagonista, por su ambientación de época, por tratarse de una historia que muestra, aunque lateralmente, la vida relacionada a la proyección de películas, es probable que el film del director inglés sea nominado.

Otra película insular, pero en este caso de Irlanda, también traerá atención para la temporada de premios. “Los espíritus de la isla” cuenta la historia de Padraic (Colin Farrell), un hombre no muy brillante de la isla del título, que inicia una enemistad con su mejor amigo Colm (Brendan Gleeson), cuando este último, de un día para el otro decide dejar de hablarle.

El film es una fábula oscura, sobre la violencia en las pequeñas comunidades. Su ambientación, en los años 20, es impecable, al igual que sus vestuarios y fotografía, y si bien los hechos narrados por Martin McDonagh son de una oscuridad angustiante, es quizás la propuesta más adulta salida de un gran estudio en años y cuenta con una actuación sin dudas consagratoria de Farrell.

Netflix también dijo presente en La Feliz con "Pinocho", el primer esfuerzo en la animación del mexicano Guillermo del Toro. En un trabajo de asombroso detalle técnico, la animación en stop motion a cargo de Jim Henson Studios es un mérito que seguramente le dará una nominación en la categoría animada. Pero su propuesta también es inesperadamente musical y arriesgada políticamente, por lo que no será para sorprenderse si consigue reconocimientos en otras categorías como guion, banda sonora o canción original.

Celebración y actualidad del cine argentino

Mar del Plata también fue la cita ideal para celebrar el cine argentino y descubrir que su inventiva y popularidad siguen existiendo. En primer lugar, la edición estuvo dedicada a Leonardo Favio, de quien se cumplió una década de su fallecimiento. Antes de cada función, se proyectaba un breve clip en el que alguno de sus colaboradores recordaba la maestría del multifacético autor. Luego aparecía su frase “Ese es nuestro oficio…testimoniar el llanto, testimoniar la historia, cantarles a la pasión, a la poesía: ser memoria”.

En cada proyección, le siguió un aplauso a los clips. Además fueron proyectados “El dependiente”, “Juan Moreira” y “Nazareno Cruz y El Lobo”, que contaron con gran afluencia.

También recibieron premios a la trayectoria Ricardo Darín y Cecilia Roth, quien participó del estreno de “Las fiestas”, el filme de Ignacio Rogers que cuenta con la participación de otros intérpretes de gran talla como Dolores Fonzi (quien ofició como una de las juradas del festival) y Daniel Hendler. Los tres presentaron la película, un drama familiar que tuvo una buena recepción y cuyo estreno está previsto para enero.

Otra película bien acogida fue “El método Tangalanga”, de Mateo Bendesky con Martín Piroyansky. Esta especie de biopic del fallecido comediante tuvo localidades agotadas. Y entre otras novedades, de gente que se entiende son “outsiders” de la industria, se destacó el estreno de “Algo que sucedió en año nuevo”, un filme de comedia y terror de Jorge Pinarello, el famoso youtuber detrás del canal “Te lo resumo así nomás”, y “Búfalo” de Nicanor Loreti, que narra la historia de un luchador de artes marciales mixtas, basada en hechos reales, y que está interpretada con una sorprendente sobriedad por el exboxeador Sergio “Maravilla” Martínez.

Historias extraordinarias

Sin embargo, el acontecimiento nacional del festival fue “Trenque Lauquen”, de Laura Citarella, cuyo estreno se configuró como un verdadero evento. De cuatro horas y 20 minutos, dividida en dos partes, la sala 5 del Paseo Aldrey tuvo dos funciones en un mismo día, una al mediodía y otra a la tarde. La directora y su pareja Ezequiel Pierri, quien actúa en la película, se acercaron al inicio y al fin de cada proyección para dialogar con los espectadores, que tuvo un intervalo de 20 minutos para despabilar a los valientes que no le temieron a los 260 minutos de la historia producida por El Pampero Cine.

Las horas hubiesen sido tortuosas de tratarse de una mala película. Sin embargo, el proyecto de Citarella, quien nació en la localidad del título de su obra, es un gran relato de suspenso que sigue a una mujer con una curiosidad extraordinaria que resuelve misterios de los más variopintos, desde una historia de amor a través de cartas que atraviesa fronteras, a una misteriosa criatura que aterroriza al pueblo.

En el medio, la propia protagonista desaparece y su novio y un amigo inician su búsqueda. Si bien los diálogos son eficaces, las actuaciones sutiles y con gran dosis de humor, y la fotografía y otros rubros técnicos son de primer nivel (sonido y banda sonora), lo que hace única a la propuesta de Citarella es su celebración que hace del relato como parte de la experiencia humana.

Y es que sus personajes cuentan historias todo el tiempo: de un pasado que descubren a partir de distintos indicios como fotografías y cartas, a través de columnas en un programa de radio, revolviendo de arriba a abajo una biblioteca, hablando con gente del pueblo, caminando y recorriendo los parajes de la pampa húmeda, que pueden verse en Buenos Aires, La Pampa, Santa Fe y la misma San Luis.

Ahí en esa llanura verde se dan historias y la película es una historia en sí misma que se proyecta a los espectadores. “Es todo inventado. Dicho esto, cada una de las ideas de la película tiene asidero en el pueblo. Íbamos mucho a la radio siempre que lo visitábamos y en un momento dijimos que si íbamos a hacer una película llamada Trenque Lauquen, esa radio hay que filmarla y ese personaje tiene que estar. Todas las locaciones existen y son las que generan todas estas ideas, de escenas, lo mismo personajes o gente del pueblo. A partir de algo que existe, se inventa algo. Toda esa especie de megaficción y de dramaturgia que se renueva y muta y avanza durante cuatro horas, se inventa como retrato de ese pueblo”, esbozó la directora tras la primera proyección de su película.

¿Cómo vender a las cadenas, a los cines, al público un producto de cuatro horas? “Las conversaciones que venimos teniendo en términos de distribución son complicadas. Pero además porque el mundo se fue complicando estos últimos años. No tiene que ver solamente con las cuatro horas, tiene que ver con que cerraron salas de cine, con que los distribuidores no se arriesgan como antes y también ver cómo programar la película”, apuntó.

“Es muy difícil entender el mecanismo de una película así y cuando los espectadores están más acostumbrados a que vengan las cosas hacia ellos. Esa idea de moverse e ir al cine con el celular apagado por cuatro horas es un ejercicio difícil para la sociedad de ahora. Me pregunto y creo que si esta película va a una plataforma, la va a ver muchísima más gente que en las salas. No fue pensada para eso y vamos a resistir todo lo que podamos pasándola en cines”, reflexionó la directora.