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"Toto" Anzulovich, un todoterreno

Hijo y heredero de una tradicional firma comercial, se destacó en varias actividades y disciplinas. Impulsó el automovilismo en San Luis. Fue campeón cuyano en 1971 y 1973. Murió en 2008.

Por Johnny Díaz
| 05 de diciembre de 2022
Exitoso. Juan Héctor Anzulovich fue un destacado deportista de San Luis que supo brillar entre los años 1965 y 1973, cuando dejó de correr con un Gordini. Fotos: Gentileza/Inés Cobarrubia.

Juan Héctor “Toto” Anzulovich fue un apasionado de la vida y del deporte. Falleció a los 71 años, el 16 de abril de 2008, y dejó un recuerdo imborrable en su familia, su círculo de amistad y en los amantes del automovilismo. “Tenía problemas cardíacos y además era diabético, su médica siempre manifestaba que era su peor paciente porque a todo le decía que sí y después no cumplía con el tratamiento. Hacía lo que quería”,   describe Carla Zucchi, su esposa.

 

“Toto" era hijo de Andrea Pagano y de Juan Anzulovich, al quedar huérfano a los 14 años, ingresó a la firma familiar Anzulovich Hermanos integrada por Juan, Rubén, Víctor, Carlos Miguel —a quien le decían "Coco"—, "Tito" y Reynaldo, concesionarios de IKA (Industrias Káiser Argentina) en la calle San Martín al 1200. Trabajaba en la sección repuestos y después lo hizo con su primo "Buby", el padre de Sebastián, en Anzulovich-Aiello de avenida España e Ituzaingó.

 

 

Su familia. Sus hijos, Cecilia, Juan y Daniela, su nieta Victoria y su esposa Carla, en la casa de calle Rivadavia, donde también funcionó una casa de repuestos.

 

 

“La firma Anzulovich Hermanos llegó a su máximo esplendor y fue destacada como una de las concesionarias más importantes del interior del país hasta que un día cerró sus puertas y mi marido se dedicó a la venta de bombas de agua, a hacer perforaciones en los campos. Vendía insumos para piscinas y tuvo su propia casa de repuestos en Rivadavia 1347 de San Luis, era un comerciante nato”, destaca sobre quien había nacido el 9 de mayo de 1936.

 

Su esposa, oriunda de Chazón, Córdoba, cuenta que conoció a su marido haciendo deportes. "Estaba en la universidad, estudiaba Farmacia y estaba a punto de rendir mi última materia. Practicaba paracaidismo con Esther Guevara, Guillermo Sosa Pinto y el profesor Papaño. Él hacía lo mismo, pero también hacía aeromodelismo, siempre nos encontrábamos en esos lugares. Un día, él hizo un salto y yo estaba ahí. Recuerdo que me dijo: ‘Tengo que ir a La Florida, mi tío 'Cholo' Pagano tiene una balsa’. Lo acompañé y a la noche me invitó al cine. Cuando me recibí, me fui a trabajar a Río Cuarto y él me iba a visitar los fines de semana. Nos casamos el 18 de diciembre de 1976, así empezó todo”, recuerda.

 

 

Aeromodelismo. Acompañado de su madre Adela y unos amigos.

 

 

Según Carla, "Toto" fue un ser extraordinario, excelente padre y muy familiero. "Le pedía que me ayudara con los chicos y él se iba con los tres a jugar en la cama, era un niño, yo siempre decía: 'No tengo tres hijos, tengo cuatro’", sostiene mientras una sonrisa ilumina su rostro.

 

 

Pianista. Tocaba en reuniones familiares y en comparsas de carnaval.

 

 

Juan Héctor tocaba el piano como pocos, sus padres le habían inculcado el amor por la música y él se encargaba de difundirla. Su hija Daniela considera que ese  era otro de sus hobbies y destaca su polifuncionalidad. "Además se divertía tocando en las comparsas carnavalescas, practicaba boxeo para defensa personal con el profesor Carlos Wanzo, levantaba pesas en el club Pringles, esquiaba en Potrero de los Funes, era piloto de automovilismo y fue uno de los primeros buzos de San Luis, hacía de todo”.

 

“Mi viejo tenía un carácter jovial, se prendía en todo lo que hacíamos o practicábamos, fue un padre presente en todo sentido, un ejemplo”, expresa Daniela, quien tiene una hija (Victoria), es profesora de Educación Física en Eneas, dicta clases en varias escuelas y trabaja en la Municipalidad de San Luis. “Él era daltónico —dice Juan, otro de los hijos —, no distinguía los colores, muy pocos lo sabían, se encargaba de disimularlo muy bien. Era amante de la fotografía y tenía su propio laboratorio de revelado. Hizo todo para ser piloto de avión, aprobó sin problemas, lamentablemente no le dieron el Brevet, por ser daltónico. Además cuando era niño había sufrido poliomielitis y tenía una leve renguera, una pierna más corta que la otra”.

 

 

Los Barrancos. Una multitud presenciaba el zonal Cuyano en Mendoza.

 

 

Juan trabaja en el Ejército Argentino, al que ingresó en 1995 como colaborador, y desde 2010 se desempeña como agente civil. “El 'Toto' me enseñó la pasión por la mecánica, las armas, los aviones y ahora estoy incursionando en la fotografía. Siempre estuvo a mi lado. Quiero hacer cursos de fotografía, capacitarme y ser útil a la unidad militar a la que pertenezco es mi anhelo”.

 

Cecilia, la menor de los hijos, es contadora y trabaja en la Secretaría de Hacienda de la Municipalidad de San Luis. “Recuerdo a mi padre todos los días, mucho de lo que soy se lo debo a él, coincido en todo con mis hermanos, tengo los mismos recuerdos. Papá era nuestro soporte, nuestro compinche, le gustaba mirar tele con nosotros y también los jueguitos donde siempre nos ganaba. Un día, yo no entendía Física y él con mucha sabiduría trajo sus libros y equipos y con una paciencia extraordinaria me enseñó. Fue la única vez que la entendí. Papá tenía un corazón enorme, era un ser extraordinario, nunca lo olvidaremos”, añade.

 

 

Buzo. Ayudaba y enseñaba a bucear a policías y bomberos de San Luis.

 

 

"Toto" fue uno de los más grandes pilotos que dio el automovilismo de la provincia. Su mayor esplendor fue entre fines de la década del 60 y mediados de los 70. También fue uno de los principales impulsores del Zonal Cuyano. Era un piloto portador de apellido reconocido. La firma Anzulovich Hermanos era una de las agencias de más renombre del país y la más premiada por Renault en la venta de autos cero kilómetro.

 

La historia dice que la vida deportiva de Juan Héctor comenzó como un hobby a fines de 1967, en los talleres de la firma. Un año después ganó algunas carreras, pero en 1969 terminó de consolidarse en los circuitos cuyanos.

 

Roberto "Tito" Anzulovich era el jefe de equipo, él y su grupo de gente les dieron innumerables satisfacciones a los sanluiseños y a todo el pueblo.

 

 

Visita ilustre. Juan Manuel Fangio, "Toto" Anzulovich y "Changuito" Arce.

 

 

"Papá tenía que correr en Rosario, pero estaba en dudas porque allá los pilotos tienen la licencia deportiva, pero 'Toto' no la tenía y para no ser sancionado corrió y ganó con el nombre de su hermano, Francisco 'Pacho' Anzulovich, quien estudiaba en Rosario. Le pasó lo mismo que al 'Turco' Orlando Maluff, quien utilizó el nombre de un amigo", aporta Juan  a la anécdota.

 

"El 24 de agosto de ese año se corrió una importante prueba del Zonal Cuyano en El Panorámico de Villa Mercedes, un circuito que no existe más. Había más de 4.000 personas, ganó mi padre con un Renault 1093 y con 30 vueltas. Segundo fue 'Poli' Malaisi de San Juan y tercero fue José Molina de Mendoza. 'Mi auto andaba muy bien', se lo escuchó decir en el parque cerrado", agrega.

 

 

Pinta. "Toto", con su Renault Gordini 1093, campeón del Zonal Cuyano. 

 

 

Dicen que por esos años se construyó un circuito semipermanente en El Volcán. El perímetro ocupaba la ruta provincial N° 9 que vinculaba esa localidad con El Trapiche y por la antigua ruta a Los Puquios. "En esa época se competían en circuitos improvisados, en los lugares donde no había autódromos, solo tenían que estar asfaltados”, relata un exdirigente de la federación automovilística.

 

En 1970 la categoría pasó a llamarse Turismo Grupo 2. Las máquinas eran muy veloces y el 12 de julio de ese año se compitió por segunda vez en el circuito de El Volcán, con el atractivo de que era la primera vez que se otorgaba puntaje. "Toto" abandonó faltando muy poco por la rotura de engranajes de distribución.

 

Ese mismo año, con la humildad y honradez que lo caracterizaban, dijo sobre otra carrera: "Era para Guido Raddi, Orlando 'El Turco' Maluff o yo. Fue para mí después del abandono de Raddi en la vuelta 20, ahí recuperé la punta que había perdido en la vuelta 13". Segundo fue Maluff de San Luis y tercero Nelson Poggio.

 

 

A fondo. Anzulovich fue campeón cuyano en dos oportunidades. Sus autos eran preparados por "Tito" Anzulovich y un grupo de excelentes mecánicos.

 

 

En 1971, “Toto” corría en la Clase A, ganó en El Volcán una  prueba con “el cuchillo entre los dientes” y se consagró campeón cuyano e ídolo de los sanluiseños.

 

Un año después, en 1972, la categoría pasa a denominarse Anexo J, situación que no fue bien tomada por los pilotos de San Luis y esto provocó una merma considerable de la cantidad de participantes. Una de las performances que más se recuerda de Anzulovich fue en el torneo Cuyano de 1973 en Los Barrancos, Mendoza. Por San Luis corrieron Orlando “El Turco”  Maluff, subcampeón 1971, y Raúl “Lulo” Sosa, campeón 1971. “Toto” Anzulovich ganó una y fue segundo en la restante.

 

Sus logros y su legado son recuerdos permanentes en la familia. “Fue un marido ejemplar, un padre extraordinario, presente en todo sentido, un señor deportista, ayudaba y colaboraba con todos”, dicen hoy su mujer y sus hijos.


 

 

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