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La soja y el maíz pasaron por zozobras y se recuperaron

Aún es temprano para conocer los rindes, pero las lluvias de fines de enero permitieron salir de la crisis hídrica del arranque del año. La condición de la soja y el maíz es buena.

Por redacción
| 06 de marzo de 2022
Maíz. Las lluvias de fines de enero revitalizaron el cultivo en la zona de El Amparo.

Los altibajos marcaron la campaña agrícola estival, que todavía está en curso y, en vista de la imprevisibilidad del clima, todavía no tiene una definición en cuanto a rindes. Es imposible hacer un balance cuando todavía no han ingresado las cosechadoras, aunque en los próximos días, cuando comiencen los picados, será el momento de conocer los primeros resultados.

 

Lo que queda claro hasta ahora es que la zozobra vivida en los primeros días de enero, cuando el termómetro alcanzó marcas pocas veces vistas por encima de los 40 grados, la llegada de la lluvia trajo alivio y les hizo recuperar el ánimo a los productores. La revista El Campo consultó al ingeniero agrónomo Ramiro Goncálvez para conocer el estado de la soja y el maíz en las dos regiones en las que asesora a productores puntanos.

 

Una es la que abarca El Amparo, Cuatro Esquinas, La Petra y La Cumbre. Allí las lluvias de entre 150 y 200 milímetros de los últimos 10 días de enero, más los  60 milímetros que cayeron en la primera quincena de febrero elevaron la condición de los cultivos tras los problemas de déficit hídrico que afrontaron en el comienzo del año. “Obviamente, nada va a compensar el daño sufrido en los últimos días de diciembre y la primera quincena de enero, pero la recuperación fue importante, porque aflojó el calor, volvieron las noches frescas y se recompuso el perfil”, contó Goncálvez.

 

 

Se detectaron tres tipos de chinches: la de los cuernitos, la de la alfalfa y la verde. En cambio hay bajo nivel de isoca medidora y bolillera.

 

 

“Lo importante es que los lotes que tenían agua en el perfil aguantaron la sequía y fijaron un número de granos muy bueno. Puede haber abortos de granos puntuales, pero el 95% de las espigas están granadas. Por lo tanto estas lluvias van a ayudar a llenar los granos en los maíces sembrados durante octubre, aunque van a quedar espigas más chicas de lo normal. Después de la sequía que pasaron, no es menor que sigan en pie”, agregó el ingeniero agrónomo.

 

Esos maíces sembrados temprano ya comenzaron a picarse en los campos mixtos durante la semana pasada. “Al obtener los números de esos picados comenzaremos  a estimar cuánto van a rendir esos maíces tempranos. Los sembrados a principios de noviembre están en la misma condición, mientras que los tardíos, de fines de noviembre, están en estado lechoso. Están un poco mejor que los anteriores, no mucho, pero se nota la condición superior. No es normal para esta zona, pero este año se dio de esta forma. Son maíces que están de buenos a muy buenos, con algunos lotes excelentes”, analizó.

 

En cuanto a soja, los lotes sembrados en octubre sufrieron bastante, sobre todo la oleaginosa que entró en floración a fines de diciembre y principios de enero. “Justo cuando empezaron a perder hojas y vainas, cayó la lluvia importante de fines de enero y se recuperó bastante. Está entre R5 y R6, en pleno llenado de granos”, aportó el profesional, que con respecto a las plagas aseguró que “se hicieron aplicaciones contra arañuelas. Es una plaga que se implanta en el primer tercio del cultivo y va poniendo la hoja amarilla de abajo hacia arriba. No se va ni siquiera con la lluvia. La droga que se aplica es abamectina, es translaminar, o sea que atraviesa el mesófilo de la hoja y llega a la arañuela. Es un insecticida específico para arañuelas”.

 

También pidió “estar atentos al monitoreo de chinches, tanto la de los cuernitos, la de la alfalfa como la chinche verde. Son las que hay en la zona, pican las vainas y succionan los granos. Ahí inyectan saliva tóxica. En cambio hay bajo nivel de isoca medidora y de bolillera, pero hay que estar monitoreando. Lo más común es la isoca de la leguminosa. De las isocas, la anticarsia, aparte de ser defoliadora (come hojas), también come vainas chicas y tiernas”.

 

 

Las lluvias ayudaron a llenar los granos en los maíces tempranos, pero van a quedar espigas más chicas de lo normal. No es menor que sigan en pie". Ramiro Goncálvez, ingeniero agrónomo, quien asesora a productores de varias zonas de San Luis.

 

 

En síntesis, va a haber disparidad de rindes, como pasa siempre en años tan erráticos en materia de clima, pero los productores ya lo saben porque la particularidad del semiárido es justamente esa irregularidad.

 

La otra zona en la que Goncálvez tiene campos a su cargo abarca Comandante Granville, Fraga y Juan Llerena. Allí llueve menos y las condiciones son más difíciles para la agricultura, por lo que también las expectativas siempre son algo más bajas.

 

“Hubo muy pocos maíces de primera en octubre, lotes puntuales. Unos se están picando y otros entrando en estado pastoso. Las precipitaciones fueron menores, entonces las plantas están más chicas. Los primeros maíces picados en esta zona, en la que cabe aclarar que hubo varios eventos de granizo, arrojaron entre 15 y 20 mil kilos de materia verde. El rinde oscilará entre los 2.500 kilos y los 3 mil como máximo”, describió.

 

En esta región de San Luis llovieron entre 80 y 100 milímetros en la segunda quincena de enero y el ingeniero calculó que fueron entre 20 y 30 en febrero. Los maíces de fines de noviembre, que es la fecha ideal para la zona, están en estado lechoso, o sea en pleno llenado. La condición es de buenos a muy buenos, sorprendente para una zona que es tan difícil.

 

La soja, sembrada en noviembre que es lo normal, aunque siempre son más sufridas las de comienzos de mes, están en R5/R6 (llenado de granos), mientras que las de fines de noviembre lucen en plena floración. “Detectamos mucho ataque de arañuelas porque es una zona más seca, con menos lluvias. Está la arañuela roja, que viene arraigada desde enero. Hay que prestar atención al monitoreo, capaz que uno golpea con un paño y es difícil verlas caer. Lo bueno es que si uno camina entre surcos, el calzado queda de color rojizo. Eso es síntoma inequívoco de arañuela. En ataques grandes se ven telas de arañas cuando el entramado es muy grande”, aconsejó Goncálvez.

 

La soja más temprana tiene presión de chinches (también de los tres tipos: verde, de los cuernitos y la de la alfalfa). “Hay que monitorear rápido porque ataca directamente a las chauchas. También hay isocas medidoras y bolilleras. Más una tela de araña que envuelve la hoja y la anticarsia, que es defoliadora y come vainas. Lo ideal es monitorear cada 7 a 10 días”, agregó, quien puso como ejemplo un campo en Charco de los Perros donde hicieron control de arañuela roja y chinches. “Más árida la zona, más atentos hay que estar”, pidió.

 

MM

 

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