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La vida, la responsabilidad y la vocación de luchar contra las llamas

Bomberos de distintos cuarteles de la provincia contaron sus experiencias y por qué eligieron esta actividad.

Por redacción
| 02 de junio de 2022
En acción. La provincia ha sido foco de varios incendios forestales. Fotos: Gentileza

El 2 de junio se conmemora el Día Nacional del Bombero Voluntario. Esta fecha hace alusión a un hito en la historia del país, el primer cuartel inaugurado en el barrio de La Boca. La historia indica que un día como hoy, pero de 1884, un gran incendio asedió al barrio porteño, por lo que un vecino, Tomás Liberti, junto a su hijo y un grupo de personas formaron una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban con propagarse hacia los alrededores. Este suceso dio inicio a que se creara el primer cuerpo de bomberos voluntarios.

 

Esta fecha también es para celebrar y agradecer a los cientos de brigadistas de todo el país que arriesgan sus vidas para salvar otras, para apagar incendios de magnitudes diferentes y que realizan todo tipo de rescates. Los puntanos no son la excepción

 

En la provincia hay 26 cuarteles que están distribuidos en distintas zonas, pueblos y ciudades. Tal es el caso del cuartel de La Toma que el 13 de septiembre cumplirá cuarenta años de labor.

 

"Esto surge a través de la necesidad de la localidad, como todos los cuarteles que se han abierto. Hoy somos quince integrantes. Estamos al servicio las 24 horas y a full con las capacitaciones", señaló el jefe del cuartel, Gastón Olguín.

 

Y agregó: "En lo último que hemos estado trabajando es en la búsqueda de Osvaldo Hernández, en conjunto con cuarteles de la regional y, obviamente, con la Policía. El día arranca a las 8 de la mañana y hasta las 12 de la noche es la guardia, los turnos van rotando de a dos personas. En caso de alguna emergencia, suena la sirena y acudimos al cuartel".

 

Otro ejemplo es la sede de Naschel, que tiene 21 efectivos. El jefe del cuerpo activo, David Ortiz, señaló: "La institución nuestra nace en 1994. Los más viejos la pelearon por todos lados. De hecho cuando reabrimos el cuartel en 2009, en el incendio de Villa del Carmen, decidieron juntarnos. Usábamos un rastrojero de un vecino que ahora es bombero y vehículos de la Policía. Poquito a poquito fuimos creciendo".

 

Para todo brigadista hay un antes y un después de ingresar al cuerpo y hay hechos que los marcan muy fuerte. Ortiz relató que para él y sus compañeros, uno de los episodios que más influyó fue cuando se produjo un tiroteo en un boliche de Naschel en 2014 que dejó un desenlace de víctimas fatales. "Esto nos permitió conocer nuestro límite y nuestro conocimiento, porque pudimos desarrollar todas las acciones de primeros auxilios y asistencias dentro y fuera del boliche. Ahí perdimos a un amigo nuestro, el comisario Julio Barrios, una persona que nos ayudó bastante", recordó.

 

 

Profesión y pasión

 

Hay tantas historias como bomberos, pero siempre hay un denominador común: las ganas de ayudar. Juan Coronel, cabo 1º del cuerpo de bomberos de Merlo, comentó que desde pequeño tenía la intención de convertirse en brigadista, pero no podía por los estudios o el trabajo. Desde 2016 forma parte del cuartel.

 

"Recuerdo de los primeros días la camaradería que había, lo familiar que era y sigue siendo en todos los cuarteles del país. Ser bombero para mí es un compromiso con la sociedad para mejorar día a día, cumplir y estar cuando nos necesiten", indicó Coronel.

 

La profesión del brigadista es compromiso, pero también sinónimo de valentía. Olguín señaló: "Toda la vida quise ser bombero, vos ingresás al cuartel y no te vas más, es tu casa, es una familia. Te llevás satisfacciones, por ahí tragos amargos, pero para mí es un orgullo".

 

Para Juan Cruz de la Rocha, que lleva cuatro años en el cuartel de La Toma, ser bombero es "la satisfacción de poder ayudar a las personas y estar siempre pendiente de los demás. Muchas veces un simple gracias es suficiente".

 

También están aquellos que desde muy  pequeños saben que su vocación es salvar vidas y ayudar a los demás, como Tomás Aguirre, de Merlo, quien destacó: "Tenía 11 años cuando entré en la puerta de la guardia y pregunté si me podía sumar. Ahí encontré una pasión. El significado de ser bombero lo encuentro en la satisfacción de un trabajo bien hecho, en el alivio y la confianza de quienes nos necesitan".

 

"Hace poco colaboré en un incendio forestal, en la semana de las temperaturas más altas. Con la dotación que fuimos caminamos horas bajo el sol, pero eso no importaba. Pensábamos en el reencuentro con los demás, en ese momento de camaradería. Ahí me decía: 'Qué bueno que estuve acá'", agregó.

 

En el caso de Ezequiel Berón, también de Merlo, todo comenzó como una curiosidad. "Pregunté los requisitos para ser bombero y me dijeron: voluntad, sacrificio y abnegación. Con el tiempo fui aprendiendo lo que en ese día me dijeron. Ya llevo siete años de servicio", remarcó.

 

Redacción/MGE

 

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