El artículo 37 de la Constitución Nacional señala: "Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio. La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral".
Pese a todas las dificultades, impera un clima cívico de expectativa. En todo el país habrá comicios transparentes en los que se deberá respetar la voluntad ciudadana. En cada provincia, en cada departamento, en cada localidad, en cada paraje se juega el destino de mujeres y hombres que pueblan la Argentina y que trabajan todos los días para la construcción del mejor futuro común. Es un momento difícil que exige mucha responsabilidad y mucha sensatez para conducir el gobierno en cada estamento. Se requieren liderazgos sensatos capaces de elaborar estrategias positivas conducentes al crecimiento y el progreso de la sociedad.
La mirada histórica obliga a recordar muchos momentos tristes de la historia argentina en los que esta posibilidad de participación y decisión estuvo vedada para los argentinos. Mucho costó recuperar terreno y consolidar la democracia. Vale honrar a quienes consagraron su vida a este propósito. Una buena forma de honrarlos es el sostén de la más activa participación y del respeto a la transparencia y la vigencia de estos procesos que tanto contribuyen al progreso de los pueblos. Aun reconociendo omisiones, errores y deficiencias, este es el camino y cabe recorrerlo en paz y en armonía. Ojalá sea una jornada de verdadera fiesta democrática y quienes sean elegidos puedan asumir con responsabilidad y compromiso este mandato patriótico.
Aunque debiera ser innecesario, vale la pena reforzar la convocatoria. El sufragio es un derecho y un deber. Hay que concurrir a las urnas. Deberían crecer los porcentajes de participación. Vale motivar la presencia de los jóvenes. Incluso cabe pedir a los adultos, que no tienen obligación de hacerlo, que lo hagan. Sería un muy buen ejemplo para todos. Sería ratificar la importancia del momento. Sería demostrar que la experiencia rescata el ejercicio de elegir a nuestros representantes. Sería enaltecer un gran logro de una sociedad golpeada por crisis y fracasos, pero cargada de la esperanza que reconoce que el futuro será mucho mejor. Y lo será a partir de una construcción colectiva responsable y participativa. Es mucho lo que está en juego. Se vota quién conducirá los destinos de la Nación y a integrantes del Poder Legislativo nacional, hombres y mujeres responsables de generar las leyes que regirán la convivencia democrática.
Muchos ciudadanos ejercen una activa participación democrática. Son candidatos, fiscales, autoridades de mesa, integrantes de las fuerzas de seguridad, personal de escuelas y de la Justicia Electoral que custodian el comicio. Se trata de un importante servicio al crecimiento del país. Sea por la razón que fuere, se trata de una exposición imprescindible para el correcto funcionamiento del sistema. Pero desde el lugar que se elija, hoy la realidad convoca a votar, a decidir en conjunto quiénes gobernarán el país.
La campaña fue intensa; la discusión, permanente. Se cumplió con el requisito legal de debatir. Los cinco candidatos a la máxima magistratura marcaron su posición y dejaron su mirada sobre cada cuestión propuesta. Algunas más mesuradas, otras más extremas. Pese a todo, todas merecen respeto y contarán o no con la adhesión de los votantes.
Argentina concurre a las urnas a cuidar su pasado, a vivir su presente y a construir su mejor futuro.
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