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Daniel Argentino Garro: El saxofonista de la noche puntana

Militar de profesión, músico por vocación. Creador de la tanguería en el club Belgrano, del Tropitango en Vecinal La Merced. También, del primer café concert y fundador del grupo musical Vivencias Musicales. Murió en 2014

Por Johnny Díaz
| 27 de febrero de 2023
El saxofonista. Amaba la música, su carrera militar y su familia. Un problema cardíaco frenó su carrera y su vida. Fotos: Gentileza / Nicolás Varvara.

 Nació para ser saxofonista, dicen algunos. Otros lo señalan como el innovador de la noche puntana en la década del 80 y la primera parte de la del 90. Lo cierto es que Daniel Argentino Garro, nacido el 9 de julio de 1957 en San Luis fue un destacado saxofonista de la banda de música del Ejército Argentino y creador de Vivencias Musicales, un grupo que hoy suena en buena parte del país. El militar falleció el 14 de octubre de 2014 y dejó un legado musical muy importante que hoy continúan sus hijos.

 

"Mi marido comenzó su carrera musical en 1975, el mismo día que ingresó al Ejército Argentino, ahí se familiariza con todos los instrumentos de viento, crea una conexión muy especial, parecía que hablaba con ellos", dice hoy su esposa Mónica Miranda, quien está acompañada de dos de sus cinco hijos, Emmanuel y Daniel.

 

"Era muy responsable en su trabajo y al ingresar en la banda militar amplió sus conocimientos. Comienza a estudiar saxo contralto, pero vinieron los destinos militares. Estuvo en la escuela General Lemos, Rosario, San Nicolás, en La Liguria (Chaco) donde fue condecorado por su trabajo solidario. Regresamos a San Nicolás y después lo destinaron a Buenos Aires, donde fue uno de los cincuenta músicos que integró la banda que tocó en el Mundial del 78, ahí se conecta con grandes profesores de música y todo cambia para él".

 

Mónica dice que el hijo de Herminia Soria y de Isauro Ascensión Garro se sentía desmoralizado en su carrera militar, buscaba el traslado a San Luis, que se le venía negando sistemáticamente, porque entendía que este era su lugar en el mundo. "Él se fue de acá muy joven y estuvo más de quince años en distintos destinos", manifiesta.

 

 Aniversario. Vivencias Musicales en el festejo de los 406 años de la ciudad de San Luis.

 

 

"Hasta que un día llegó el tan ansiado traslado, se sintió muy feliz por la noticia, tenía 31 años y nos vinimos, llegó con toda la innovación de la noche porteña. Allá había tocado con Sandro, José Vélez, Los Palmeras en sus inicios, Los Iracundos, Sergio Denis, 'Cacho' Castaña, 'El Gato' Barbieri, Tormenta, Las Primas. Jorge Porcel lo invitó a trabajar con él en un programa de TV y compartió escenario con muchos artistas internacionales, lo que le valió tener experiencia y sabiduría en un escenario", cuenta con una memoria prodigiosa.

 

Ya radicados en San Luis, en la década del 80, comenzó a tocar con Néstor Lucero y Néstor Castañeiro, la voz de Javier Herrera y su hijo Emmanuel en piano. Así nació Vivencias Musicales, un grupo aún hoy vigente con algunas mutaciones, pero con mucha actividad.

 

"Cuando vivíamos en Rosario realizó cursos de locución y cuando llegamos a San Luis se contactó con la familia Novello y se incorporó a radio Popular aportando sus conocimientos a los programas 'El Baúl de los Recuerdos' y 'La Guía del Camionero', mientras que conducía uno propio llamado 'Tropitango'".

 

Mónica, con un dejo de tristeza, dice que su marido trabajaba a full en el Ejército y que tenía muy buen puntaje, pero un problema de salud lo fue deteriorando por lo que después de un período pidió la baja cuando tenía el grado de suboficial mayor. "No le gustaba estar inactivo, daba clases en las escuelas públicas y tuvo la gran idea de armar una tanguería en el club Belgrano, fue la primera en su tipo, un éxito en todo sentido y se ganó el público tanguero", agrega.

 

Daniel tenía una idea muy personal producto de lo vivido en otras ciudades y decía que los locales nocturnos y confiterías en San Luis no acostumbraban a ofrecer shows en vivo. Entendía que compartir un café, una cena y escuchar buena música era muy reconfortante hasta que un día puso en práctica la idea y el primero fue Barbarroja; después siguieron Aranjuez, El Foro, Jamaica y los pub que en ese tiempo había en la avenida Illia, al igual que las cenas empresariales, gremiales o aniversarios.

 

 

El uno. Emmanuel, Mario Villegas, Fernández, Lucas Vescia, Baigorria, Daniel y Waldemar Garro y Valdez.

 

A fines de los 80 Garro era muy reconocido en el ambiente musical. Se reunió con Víctor Hugo Hissa y Enrique Alcaraz de Vecinal La Merced, quienes tenían la intención de armar algo que se destacara y estuviera destinado para la gente mayor que le gustara escuchar buena música y disfrutar la noche. Fue así como nació Tropitango en la avenida Lafinur, un lugar acogedor e innovador: todo alfombrado, una pista reluciente, donde los hombres debían vestir de elegante sport, no se permitía el ingreso con zapatillas ni gorras o boinas, las mesas cubiertas con manteles bicolor, cristalería fina, no había vasos ni botellas plásticas y eran atendidos por expertos mozos y un maître que tenía el control de todo.

 

Mónica dice: "Mi cuñada, Sandra Garro Soria, y yo siempre estábamos en las boleterías y en las puertas de acceso, a las damas se les entregaba un clavel y los taxistas recibían un vale 'solidario' como premio por haber transportado pasajeros al salón".

 

Por más de diez años fue un éxito, armó su propia orquesta típica hasta que Ortiz, uno de sus músicos, dejó por razones de salud. Por su escenario pasaron la voz de Enrique Dumas, Tormenta, Juan Ramón, "Chiqui" Pereyra, Madariaga, Tortorelli de Río Cuarto, Américo Moroso de Justo Daract, que nunca había venido a tocar a San Luis, la Jazz Band, Ruth Duran y Manolo Galván, entre otros.

 

"Habíamos creado sin querer una mini empresa, nos ayudaba mucho su hermana Sandra y Herminia, su madre, nos cuidaba los niños. A veces había que salir a pegar afiches en la ciudad  o hacer publicidad callejera en el auto. Todo se hizo a pulmón y eso tiene un doble valor", reconoce Mónica.

 

Agrega que conoció al saxofonista en un cumpleaños de 15 en la calle Tacuarí y La Merced, se volvieron a ver meses después y se casaron en 1980. Tuvieron cinco hijos: Emmanuel, abogado y director de la banda; Daniel Enuel, abogado, escribano y DJ; Waldemar, ingeniero; Alexis Danilo, sacerdote radicado en Lituania; y Fátima Daiana, música y profesora de Ciencias de la Educación.

 

"Nunca voy a olvidar aquel día cuando llegó a casa con mi hijo. Venía muy descompensado, había tocado en un cumpleaños en La Tranca, se sintió mal, se internó en el hospital militar de Mendoza y nunca más volvió a casa, estuvimos juntos hasta el último día de su vida, fue un golpe muy duro y difícil para todos", expresa.

 

 

Hoy. Mónica Miranda, esposa de Daniel Garro, y dos de sus hijos, Emmanuel y Daniel Enuel Garro Miranda.

 

Atento al relato, Emmanuel agrega: "Mi padre es dueño de una trayectoria muy importante en la música de San Luis, hoy tenemos una empresa de sonido e iluminación, una sala de grabación y dos grupos, Vivencias Musicales y Visionarios, que son nuestro orgullo".

 

Vivencias fue evolucionando y en 2010 se consolida en el medio. "Éramos doce músicos. Jorge Fernández, el más fiel de todos, Waldemar Garro, yo en teclado y director de la banda, Lucas Vescia, Daniel Enuel con el sonido e iluminación, entre otros", puntualiza.

 

"En 2014 nos llamaron de la Casa de la Música, grabamos un tema de 'Cacho' Castaña y otro de Los Beatles, cuando nos entregaron la certificación demostramos que se puede y él se sintió feliz. La situación nos dio más fuerzas para seguir gracias a la tradición familiar y al legado musical-cultural. Cuando papá muere, hicimos un parate y elaboramos nuestro duelo. Retomamos porque estábamos seguros que él hubiera querido que así fuera y así nació nuestra empresa Argentino Récord", sostiene el mayor de los descendientes.

 

"En 2022 tuvimos mucho trabajo, incluso en San Luis Cine hicimos un videoclip que está próximo a entrenar. Dios saca cosas buenas de lo que parece que está mal", reflexiona.

 

Emmanuel se dedicó a la iluminación, al sonido y al trabajo de los DJ. "Disfruto de otra manera, ese es mi fuerte, mi padre se había bajoneado mucho después del cierre de Tropitango. Además,  comenzaba la movida de los DJ, algo que él no entendía mucho, pero con el tiempo asumió que el futuro pasaba por ahí. Hacía eventos privados, fiestas familiares o empresariales y él tocaba el saxo", añade.

 

"Mi papá me decía que en esas fiestas vendiera la banda y me convertí en una especie de agente. Formé un equipo de trabajo, compré proyectores, camisetas y banderas y como gustaba, seguimos en ese camino. Trabajábamos en tres salones, incluido el 'Ricardo Rojas' de la calle Junín, Estuvimos siete años en el salón 'Karina' de 'Titi' Miranda. Papá se dedicaba a las bandas y yo a la animación y locución. Me sirvió como una terapia en mi carrera de abogado, he perdido el miedo escénico y hoy me convocan para la presentación de fiestas", reconoce.

 

"Mi padre era una persona totalmente organizada, estamos orgullosos de él. Cuando se enfermó tenía un evento en 'Karina', ya lo habían llevado a Mendoza, viajé acompañado de mi tía Sandra, hablamos un poco y me dijo: 'el show debe continuar'. Después no quería saber nada que me lo recordara, me costó recuperarme. A su ausencia no la puedo aceptar, la música unió más a la familia, fue un verdadero personaje y un excelente padre", agrega emocionado Daniel Enuel.

 

Otro de los hijos del saxofonista que supo ganarse la consideración del público y marcó a fuego la noche puntana.

 

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