Elías Adre, el primer detenido por la dictadura cívico-militar en San Luis

Cuando cayó la tarde de ese martes 23 de marzo, decidió que era hora de dejar todo como estaba y partir a descansar. Cruzó los pasillos del señorial edificio donde quedaba poca gente trabajando; la mayoría eran su custodia y los uniformados que cuidaban el lugar. Ya en el auto dejó las últimas tareas para cumplir al otro día, aunque ya sabía que difícilmente se iban a concretar porque la tapa de El Diario de ese día ya lo presagiaba.

Entró por la puerta principal de la residencia, saludó a su esposa y se fue directo al escritorio. Repasó los papeles que le habían dejado sobre el vidrio que cubría la mesa. Se quitó el saco y la corbata, y se arremangó la camisa. Empañó los lentes con su aliento y luego frotó los vidrios con el pañuelo que siempre llevaba en uno de los bolsillos del pantalón.

Se puso a leer las interminables líneas de texto que ya no tenían significado, pero a cada portada le escribió el nombre de la persona que debía recibir ese material. De repente, la mujer entró, le convidó un té y le dio las tres pastillas que debía tomar a esa hora. El hombre agarró la taza y, mientras separaba los comprimidos, le preguntó sin mirarla: “¿Qué hora es?”. Ella le respondió: “Las 10 y 20”. Entonces, la miró fijamente y se decidió. Caminó hacia el teléfono y llamó uno por uno a sus colaboradores, para agradecerles todo lo que habían hecho durante esos dos años y diez meses. Y a cada uno le dejó un saludo inquietante.

El matrimonio terminó comiendo en la cocina, esperando lo inevitable, y en medio de ese silencio, Elías Adre le dijo a su esposa: “Esto va a ser peor que en el '55”. El hombre lo sabía bien, porque en septiembre de ese año era diputado provincial y cayó preso luego de que los militares derrocaron a Perón.

A las 3 de la mañana de ese miércoles 24 de marzo de 1976, dos automóviles con personal del Ejército entraron en la residencia del gobernador y le hicieron saber que a partir de ese momento quedaba a disposición del Poder Ejecutivo, que ya ejercían los tres comandantes en jefe de las Fuerzas Armadas: Jorge Rafael Videla (Ejército), Eduardo Massera (Armada) y Orlando Agosti (Aeronáutica).

Con los datos aportados por uno de sus nietos, Guillermo Adre (n), ahora se puede saber cómo fue detenido el gobernador de San Luis el día que comenzó la última dictadura cívico-militar en Argentina.

Al mismo tiempo, grupos de militares y policías federales y de la provincia ocuparon la Casa de Gobierno (actual Palacio de Justicia), la Jefatura de Policía (donde hoy está el Muhsal), la usina eléctrica (edificio donde se juntan las avenidas Lafinur y España), la Municipalidad (Belgrano y San Martín) y las terminales de ómnibus (avenida España entre Rivadavia y San Martín) y ferroviaria (hoy Centro Cultural “José La Vía”). En Villa Mercedes sucedió algo parecido y se ocupó también el local de la CGT.

Al día siguiente, 25 de marzo, las autoridades militares decidieron suspender cualquier actividad proselitista y disolver todos los partidos políticos. Se dispuso la intervención de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL). Durante los días subsiguientes, no se brindó más información sobre los detenidos, quienes rápidamente pasaron a ser más de trescientos en la provincia: eran trabajadores de Vialidad Provincial, gremialistas, estudiantes y profesores de la UNSL y también de escuelas secundarias; además de militantes barriales.

El mandatario puntano fue uno de los tres que esa misma madrugada quedaron detenidos e incomunicados: los otros dos fueron Carlos Menem (La Rioja) y Amado Juri (Tucumán). Adre, además, por la tarde del miércoles 24 fue trasladado al Casino de Oficiales del GADA 141 (Héroes de Malvinas y Sarmiento), ubicado a diez cuadras de la casa donde residía en aquel entonces (hoy es el Hospital Oncológico) quien ocupaba la Gobernación de la provincia. Allí estuvo detenido junto con Roberto Ferradás Campos (ministro de Hacienda) y Gilberto Zavala (secretario general de la Gobernación).

A la Penitenciaría habían trasladado e incomunicado a otros funcionarios como Esteban Amaya (director de Relaciones Públicas), Julio Lucero (director de Asuntos Municipales) y Alejo Sosa (director de Cultura), mientras que de sus domicilios no pudieron salir Audelino Torrontegui (ministro de Gobierno) y Marcial Rodríguez (Obras Públicas).

Por la declaración de su hijo Guillermo (h) el 3 de julio de 2014, durante el segundo juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en San Luis durante esa dictadura, se supo que don Elías estuvo casi tres meses detenido e incomunicado en ese edificio del Ejército. Luego lo trasladaron al Penal de la ciudad de Magdalena, en la provincia de Buenos Aires, donde había otros dirigentes peronistas en su misma situación. Entre ellos, el mencionado Carlos Menem.

En ese penal estuvo hasta el 23 de abril de 1980, día en que las autoridades militares de esa época (la dictadura ya llevaba cuatro años en el poder) le concedieron la libertad porque su salud estaba muy deteriorada.

Antes de eso, su hijo contó que cuando él cayó preso por segunda vez y estaba detenido en un pabellón de la vieja Penitenciaría Provincial, se enteró por un suboficial de la Policía que habían traído a su padre en avión. “Del Aeropuerto lo llevaron a la Penitenciaría y lo alojaron en un pabellón distinto al mío”, contó. En su declaración, Guillermo dijo que no le dejaron tener contacto. “Solo pude verlo por una ventanita que había arriba del pasillo, justo cuando lo encerraban con candado en una celda que le habían asignado”, fueron sus palabras textuales frente a los tres jueces del tribunal.

Después, contó que trasladaron a don Elías al Juzgado Federal (Belgrano casi San Martín) y desde allí, otra vez al aeropuerto y de nuevo al Penal de Magdalena. También dijo que durante esos cuatro años de detención, Adre sufrió un gran deterioro físico por la diabetes y una artrosis de cadera.

Estuvo bajo control en el hospital del Penal de Devoto, en la ciudad de Buenos Aires, y de allí, su hijo logró que lo trasladen al Sanatorio Anchorena para que el doctor Yáñez (ministro de Salud entre 1974 y 1976) lo interviniera quirúrgicamente de la cadera. La operación se realizó gracias a que varios amigos donaron el dinero.

“Mi padre recuperó la libertad el 23 de abril de 1980. Estuvo en la casa familiar de Concarán con custodia policial hasta que falleció el 30 de junio en el Sanatorio Ramos Mejía, por un edema pulmonar. Había perdido 16 kilos y se le agravaron los problemas cardíacos, porque había sufrido un infarto a los 40 años”, terminó su declaración Guillermo (h).

El exgobernador murió a los 60 años (había nacido el 1° de marzo de 1920). Pasó demasiado tiempo hasta que se pudo reconstruir cómo fueron los últimos días del primer detenido por la dictadura en San Luis.