Días sin sol

El Valle del Chutunzo se encuentra cubierto de nubes, como es un valle algunos piensan que se robaron las sierras porque las nubes están tan bajas que no se encuentran a simple vista. Ellas hacen un filtro con el sol, y todo se vuelve blanco o negro, podríamos pensar en las antiguas imágenes donde los fotógrafos realmente valientes veían solo líneas, luces y sombras para componer una imagen. Los que más saben dicen que son los mejores días para salir con la cámara, no existe la proyección de sombra y se ve aún más nítido todo.

Admito que los días en el Valle son muy melancólicos cuando inundan los grises, no suelen ser uno o dos días, pueden ser semanas, esa es la magia de la que hablo cuando sale el sol y todo vuelve a recobrar color. Sin embargo, este estado climático permite fotografiar días indudablemente perfectos, de una nitidez correcta, esperada por retratistas amantes del buen gusto, soñadores de estos días para lograr una toma con más líneas de expresión, con aún más amor sin contemplar la edición.

Los días, como las estaciones, proponen figuras y formas diferentes, ya sea el corredor, los grandes y chicos que andan en bici, todos en algún momento detienen el tiempo y se paran a realizar sus fotografías, estas no siempre son profesionales, los celulares nos permiten realizar instantáneas sin saber en verdad lo significativo de ella, el paso del tiempo no se presenta en estas ocasiones... qué cantidad de veces imprimimos una foto del celular porque realmente la queremos conservar o, como nuestros abuelos, que nos invitaban a ver fotografías para reconocer a nuestros ancestros, para encontrarnos en los primeros años de vida, para eso sirve la fotografía.

La predilecta oportunidad de detener el tiempo por un instante, plasmado en una imagen que recobrara valor a lo largo del mismo. Por eso fotografiamos, por la oportunidad y el saber, por la hermosa esperanza de mostrar nuestra mítica forma de comunicar, de recordar un pedacito de nosotros mismos, de mostrar al mundo un sencillo amanecer a través de las redes sociales.

Hay que ver si son más las instantáneas que hacemos o los sentimientos que transitamos en todo ese tiempo. Hay que ver si realmente lo hacemos con la necesidad de ostentar al otro o mostrarle un cuenco de la realidad que habitamos. Hay que ver si toda esa pasión se manifiesta en esa imagen o es más de lo que podemos manifestar.

Ya no se si son las nubes las que me invitan a contemplar el paisaje, o soy yo la que sueña con días así, sin tiempo ni espacio.