13°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

13°SAN LUIS - Domingo 28 de Abril de 2024

EN VIVO

El desafío de narrar la vida

Dicen que para ser escritor solo hay que empezar. Por suerte, en un mundo donde la inteligencia artificial plantea retos impensados, aún hay plumas que no solo empezaron, sino que nos remueven sensaciones maravillosas. Todavía hay cosas como la literatura, que por más avances que surjan no van a reemplazar la creatividad del ser humano.

 

En este sentido, pueden cambiar las herramientas o los instrumentos para materializar la creatividad, pero la pasión por las letras está prácticamente intacta. No pocos pensadores han asegurado a lo largo de la historia que este tipo de cuestiones, como la poesía o la música, son en sí mismas magia (por mencionar un ejemplo, Cornelius Agrippa). Y la manifestación de estos universos, que a su vez multiplican infinitos planos en quienes reinterpretan las obras, revela la necesidad de contar absolutamente todo.

 

Frente a esta evocación, viene bien una reflexión que, creo, traspasa el segmento puramente literario: el desafío de narrar la vida.

 

Si bien cada escritor es un mundo, por lo general muchos no pueden parar de crear. A veces se crea con fines claros, en otras ocasiones se hace por una suerte de exteriorización inconsciente. La mayor parte del tiempo se desarrolla por vocación, por pasión, por una energía inexplicable.

 

Sucede, entiendo, en mayor medida con los talentos neófitos. Aunque seguro hay leyendas reconocidas que aún no pueden controlar los impulsos del imaginario. Al fin y al cabo, narrar es el sacerdocio más fascinante de la existencia.

 

He sido testigo de muchos casos de lo que intento explicar: escritores que andan con el cuaderno bajo el brazo para plasmar aquello que les regala el destino en cada esquina, otros que se internan en cafeterías para contagiarse de la bohemia ancestral que habita en esos espacios.

 

Están aquellos que disfrutan del aire libre, en plazas, sentados sobre el césped. No faltan los que prefieren la soledad de un escritorio en la madrugada, mientras decenas de cigarrillos se consumen en una muerte inevitable. Sea como sea, hay personas que escriben todo el tiempo.

 

Lejos de la crítica, cerca de las ganas de pensar: ¿qué escriben? ¿cómo escriben? ¿para qué escriben? ¿escriben lo que deben escribir? Y en todo caso ¿qué es lo que hay que escribir? Las preguntas redimen si se leen en primera persona.

 

Hace unos 14 o 15 años tuve la suerte de escuchar al poeta Máximo Simpson. Fue en un encuentro en las instalaciones de la Legislatura porteña, a instancias de un concurso de la Asociación de Poetas Argentinos. Por entonces, fui seleccionado junto a otras compañeras para representar a la provincia en el certamen; justamente en esos años yo escribía permanentemente. Era de esos que llevaba una libreta y una lapicera a todas partes.

 

Durante la disertación, Simpson habló de muchos conceptos que fueron un tesoro invaluable para quienes estábamos en el recinto. Lo recuerdo nítido, con su boina inmemorial, diciendo que por lo general los poetas escriben todo el tiempo y se olvidan de narrar lo más importante, que era la vida misma. Tomar un mate con la persona que uno ama, disfrutar plenamente de momentos simples que lo hacen todo.

 

Justamente el equilibrio para saber exprimir esos soplos dulcísimos que nos regala la existencia, es lo que luego permite el nacimiento de obras sublimes. 

 

Vaya paradoja. Los escritores, los expertos en inmortalizar historias, a veces ignoran la creación de recuerdos, que es lo único que se puede llevar a la otra vida. En esa línea de razonamiento, en un mundo cada vez más contaminado por el ruido de las redes sociales y las inteligencias artificiales ¿estamos escribiendo la vida? o ¿la vida nos escribe sin darnos cuenta?

 

Deseo que las letras nos inviten a escribir momentos únicos. A ver más amaneceres inolvidables, a sentir en nuestras manos el calor de una taza de café en la mañana, a besar al amor de la vida, a inmortalizar recuerdos en miradas, a dejar de postergar encuentros con amigos, a compartir con la familia, a no guardarse nada, a ser simples y sencillos, a regalar sonrisas a los niños, a guardar lágrimas en abrazos, a calmar el naufragio de la ansiedad. En definitiva, a narrar la vida.

 

LA MEJOR OPCIÓN PARA VER NUESTROS CONTENIDOS
Suscribite a El Diario de la República y tendrás acceso primero y mejor para leer online el PDF de cada edición papel del diario, a nuestros suplementos y a los clasificados web sin moverte de tu casa

Temas de nota:

Suscribite a El Diario y tendrás acceso a la versión digital de todos nuestros productos y contenido exclusivo