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Felipe Pigna, un insolente de la historia

El historiador y escritor presentó su nuevo libro, “Los Güemes y la guerra de los infernales”, para redimir a un prócer olvidado y a su niño interior.

Por Astrid Moreno
| 03 de julio de 2023
Pigna, una de las versiones de la historia argentina. Foto: Internet.

Si hay alguien seguro de lo que hicieron o no los próceres argentinos es el historiador y escritor Felipe Pigna, quien vuelve a escena con su libro “Los Güemes y la guerra de los infernales”.

 

Creador, junto a Mario Pergolini, de la serie documental más vista de la televisión argentina, "Algo habrán hecho", el historiador es criticado por los sectores más positivistas pero reconocido por haber vuelto popular los relatos de la Patria.

 

Convencido de que saber la historia sirve para no repetir errores del pasado, pero no tan seguro de la inteligencia humana para no volver a cometerlos, Pigna dialogó con Cooltura sobre su nuevo escrito, el rol de las mujeres y los referentes puntanos que más le llaman la atención. Además, resaltó fenómenos actuales, como el Mundial de Qatar, y otros que todavía están calientes en la memoria y política nacional.

 

 

—¿Cuál fue la motivación para escribir "Los Güemes"? ¿Reivindicar a un prócer un poco olvidado?

 

—En la dedicatoria cuento un poco la idea de Güemes que me viene de muy chico. Mi padre era director de Cultura de la ciudad de Azul, ubicada al oeste de Buenos Aires, y venían a comer a casa grandes artistas como el poeta Jaime Dávalos, y me acuerdo de algunas de esas juntadas, en las que yo era muy chico. Tenía seis años, escuchar historias de Güemes y de Los Infernales era casi como una situación literaria. Después, ya en mi profesión y habiendo estudiado esto, me pareció una figura extraordinaria que había que rescatar y ponerla en el lugar que se merece y no en el de prócer regional, como se dice habitualmente para devaluar. Considero que es una persona clave de la historia argentina, fundamental y reconocido ampliamente por Belgrano y San Martín, y a quien le encomiendan las zonas más calientes de nuestra Patria para custodiar.

 

 

—¿Hay algún prócer que creés que esté subestimado por la historia positivista o tradicional?

 

—Hay muchos. Bernardo de Monteagudo y Juan José Castelli son personajes que han quedado ahí subsumidos en el relato como personajes secundarios. Bueno, las mujeres también, a quienes les vengo dedicando tres libros y que me parece que tienen que empezar a ocupar el lugar que les corresponde.

 

 

—¿En la vida de Güemes y en la historia en general ocuparon un lugar fundamental, pero oculto, las mujeres?

 

—Claramente. En el caso de Güemes fue muy importante la presencia de la hermana, "Macacha", quien se encargó muchas veces de asuntos de gobierno cuando él tenía que ir a combatir. También fue una mujer muy importante en su vida y colaboradora su madre, María Magdalena, y, por supuesto, una gran cantidad de mujeres que conformaron este dispositivo espionaje y contraespionaje que llamaban "las bomberas". Ellas se encargaban de eso tan importante que era confundir al enemigo y pasar información.

 

 

—Sobre la vida de la "Pancha" Hernández, quien es una heroína puntana, es muy difícil, puntualmente, conseguir información certera…

 

—Es que realmente hay muy poca información. Yo la menciono en mi libro "Tenía que ser mujer", con un dato curioso de que fue una de las pocas mujeres aceptadas por San Martín. Hubo muchas que participaron en el servicio de inteligencia de San Martín; acá hay un caso bastante particular. Pero sí, la verdad es que cuesta mucho conseguir información sobre ella; hay crónicas parciales y poco detalladas. Lo mismo pasa con otras mujeres como Martina Chapanay también, quien fue una gran guerrera, en este caso sanjuanina, donde las informaciones son escasas.

 

 

—¿Hay alguna figura histórica puntana que te llame la atención?

 

—Sí. Pringles es un personaje muy interesante que tuvo una vida azarosa y fue un gran general de San Martín; después, Lafinur, quien fue rescatado por Borges. Esas son algunas de las figuras más importantes, según mi visión.

 

 

—Tanto para “Los Güemes” como para tu libro “Gardel” pasaste por lugares históricos de sus vidas. ¿A qué se debe esa necesidad?

 

—Te da otra dimensión sobre el conocimiento del lugar. El haber estado en Salta, en Jujuy, el sur de Bolivia y Los Polvorines, que son lugares de acción, te da tremenda dimensión del heroísmo que realizaron, porque son ambientes muy complicados a nivel clima y con geografía de montaña. Todo eso te da la dimensión de la epopeya solidaria que fue la guerra gaucha. Así que a mí me hizo muy bien tomar contacto con material local; siempre es muy útil.

 

 

—Hablando de esa zona y de las guerras gauchas, ¿cómo pensás, haciendo una reflexión, que reaccionaría Güemes ante lo que está sucediendo en Jujuy?

 

—Uno no puede traer los personajes históricos del pasado al presente, porque más que traerlo a él, o a cualquiera, para acá nosotros tenemos que ir hacia ellos; así, ver de qué lado de la vida y de la historia estaban. No hay que poner en su boca cosas que no dijo ni podrá decir, porque estamos hablando de 200 años de distancia. Si queremos saber qué marco de pensamiento tenía hay que recurrir a lo que escribió en su momento.

 

 

—Sobre "Algo habrán hecho", ¿cuál es tu recuerdo de esa producción? ¿Quedó alguna historia pendiente?

 

—Quedó trunco porque terminó en 1945 el relato y la verdad es que hay más temporadas para hacer; ojalá que en algún momento se pueda volver a producir, sería maravilloso. Fueron una epopeya las grabaciones de las tres temporadas de doce capítulos; viajamos por el mundo y por el país con un equipo gigantesco de más de cien personas. Cada episodio era un largometraje, así que fue, para mí, un gran orgullo. Fue emitido en el prime time con 25 puntos de rating. Además, es un material que se sigue usando hoy en las escuelas y universidades, y pasaron casi veinte años.

 

 

—¿Encajaría ahora en lo que son las nuevas plataformas, por la cualidad de popular que tenía el programa?

 

—No sé. Ojalá que sí, que en algún momento se pueda ver en plataformas, porque es un material muy lindo, muy novedoso. Fue un antes y un después en el cómo contar la historia. Muchos documentales y series que se hicieron después tomaron elementos narrativos y estéticos de "Algo habrán hecho". Marcó una forma de contar la historia, así que sería muy bueno que una de las plataformas lo tome y lo adapte como pasó, por ejemplo, con "Los simuladores", que es un poco anterior.

 

 

—Se ven muchos documentales sobre historia europea y las guerras que tuvieron; sin embargo, falta un poco de historia latinoamericana en las plataformas y la televisión...

 

—Siempre cuando hay material documental sobre América Latina es a través de recortes que se hacen desde determinados lugares y con una mirada muy particular. Es muy importante que produzcamos material sobre nuestra historia, nuestros personajes, nuestros procesos; es fundamental que eso ocurra. Hay mucho material, lo que pasa es que te das cuenta que no tienen la suficiente difusión. Entrás a la plataforma y ves la cantidad de material del que sí hacen promoción y tiene una atribución muy limitada.

 

 

—Salió en Star+ la serie “Diciembre 2001”, de Benjamín Ávila. ¿La viste? ¿Qué te pareció?

 

—La vi y me pareció interesante. Para mí, le faltó resaltar elementos sobre el poder económico, porque parece que todo se redujo a cuestiones políticas, qué hacía Duhalde o De la Rúa, y no mucho más. Por ejemplo, ver el error del Fondo Monetario, de los grupos económicos ante esa situación; pero es un aporte valioso para no olvidarnos de quiénes nos llevaron a una situación de extrema pobreza desde los 90 hasta la explosión del 2001.

 

 

—Llega en un momento previo a las elecciones nacionales. Hay un candidato fuerte que es economista...

 

—Ojalá que sirva para, básicamente, no perder la memoria y ver que cuando escuchamos a gente defender el modelo de Cavallo nos acordemos de lo que hizo en 2001. Ojalá que sirva para eso. Nunca hay garantías en la historia. Debería servir para evitar los mismos errores, pero no siempre sucede.

 

 

—En referencia a tu libro "Calles", después de ganar el Mundial de fútbol se sumaron calles con los nombres de los jugadores. Por ejemplo, la del "Dibu" Martínez en Mar del Plata. ¿Qué opinás de este fenómeno histórico?

 

—Fue algo extraordinario que no nos vamos a olvidar nunca en nuestras vidas. Una de las más grandes alegrías y un momento donde, aparentemente, la grieta desapareció por momentos y si había gente que estaba triste, nos alegró a la mayoría de los argentinos. Fue un festejo con la movilización popular más grande de la historia argentina, sin ninguna duda. Desde ya que me parece perfecto y necesario que en vida de los jugadores haya calles con sus nombres o una linda avenida que se llame Mundial de Qatar. Hay cada nombre, de cada calle, que la verdad es que podríamos cambiarlos sin ningún problema, por lo menos en Buenos Aires.

 

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