"Darío", los paralelismos en competencia

Nacida como una agrupación circense, “La contenta” supo tras algunas incorporaciones y mucho rodaje alcanzar otras formas de expresión artística que aportaron a su crecimiento. El estreno, el viernes, de “Darío”, una obra que mezcla teatro, proyecciones y algunas pizcas de los malabares de circo, confirma una búsqueda que va por el buen camino.

Acaso la definición más certera de la nueva propuesta la haya dado el propio grupo en la etapa de difusión, cuando enmarcó a la obra dentro del llamado “teatro popular”. Con eso, “La contenta” avisó que “Darío” sería su primera incursión en un género que no estaba íntimamente relacionado con el circo.

La participación de Carlos “Tayker” Villegas fue decisiva en el trayecto. El artista escribió la  obra como parte de un concurso nacional llamado “Malvinas y soberanía” y cuando quedó seleccionado se puso en marcha para concretarlo.

Con pocos diálogos, la obra protagonizada por Maximiliano “Rulo” Pérez y Renato Ragusa -dos actores relacionados al clown- expresa su posición sobre  la guerra en dos escenarios simultáneos. Por un lado, en la actuación de los dos protagonistas (en donde se aprecia el notable crecimiento de Ragusa en su faz actoral); y por otro en las animaciones, donde aparece el personaje que bautiza la obra.

El Darío de “Darío” es un indio qom que fue llevado a Malvinas sin que él supiera adónde iba y sin darle aviso a su familia. En tanto que Pérez y Ragusa muestran a dos chicos con sueños de fútbol. Allí Villegas, con buen pulso, invoca otro paralelismo en su creación: la participación argentina en el Mundial de fútbol de España en 1982, mientras se desarrollaba el conflicto bélico en el Atlántico sur. Las arengas, los conceptos de triunfos y derrotas y la competencia con sus causas se mezclan en una pieza que, en su estreno, tuvo más público adulto que juventudes o infancias.

Con el salto temporal que da la trama hasta el Mundial de 1986, con Diego Maradona consagrado como estrella planetaria, la obra refresca el inolvidable relato de Víctor Hugo Morales del segundo gol a Inglaterra; pero lo más trascendente es el rescate de la descripción que el uruguayo hizo del primer tanto, hecho con una mano que abrió la cortina de un consuelo un tanto tardío. 

MG