La anemia de propuestas, el mal que aqueja al poggismo

La falta de propuestas fue un elemento que manifestó Claudio Poggi durante toda la campaña que tuvo como estación final las elecciones provinciales. Cuando al ahora gobernador electo se lo consultaba sobre cómo iba a proceder en caso de ser primer mandatario, siempre sus respuestas caían en generalidades o lugares comunes.

Esta opacidad para vislumbrar rasgos de la futura gestión continuó incluso después del 11 de junio, cuando Poggi y todos los dirigentes de Cambia San Luis se enfrascaron en acusaciones permanentes en contra del Gobierno, primero para exigir una supuesta transición “ordenada” y luego para fustigar cualquier decisión adoptada en Terrazas.

La misma Mesa 5 había advertido hace meses que la estrategia del cordobés de confiar su acción exclusivamente a su figura tenía el riesgo a largo plazo de resultar insuficiente.

Con los resultados de las PASO, el panorama para el líder de Cambia San Luis se ha modificado de manera drástica. No solo sufrió el fenómeno Milei, lo que le demostró que los votos siempre son prestados, sino que perdió en el camino a su padrino político, Horacio Rodríguez Larreta, una relación que le deparó, entre otros beneficios, un caudal significativo de recursos y una presencia mediática constante.

Ahora Poggi se encuentra mucho más aislado y no tendrá más remedio que apelar a una creatividad política que hasta ahora no ha demostrado, defecto que incluso ha llegado a mostrar como una virtud (en su anterior gestión como gobernador repitió en numerosas ocasiones que un elemento clave para administrar con éxito una provincia era copiar lo que otros previamente habían hecho bien).

La anemia de propuestas, el mal que aqueja al poggismo.