Una gran parte de la biblioteca científica explica que, la fascinación humana por la astronomía, tiene su origen en la curiosidad por la naturaleza y sus fenómenos, y en la necesidad de interpretar esos fenómenos y sus consecuencias.
Desarrollos como el telescopio permitieron hallar respuestas científicas ante hechos y situaciones que hasta entonces eran atribuidos a la voluntad y el humor de los dioses de cada pueblo.
En los hechos, hoy existe una explicación científica para casi todo lo que ocurre en la Tierra. Los científicos estudian los volcanes, las placas tectónicas, la profundidad de los océanos y la biodiversidad del planeta. La información y el conocimiento nunca han sido tan amplios como en este momento de la historia humana.
Sin embargo existen hechos puntuales, como la “visita” de un cometa de grandes dimensiones, que ofrecen una oportunidad única para continuar desentrañado los misterios que aún representa el Universo.
Éste es el caso Tsuchinshan ATLAS, que no sólo es un cometa de los importantes, sino que hace 26.000 que su órbita no lo acerca tanto la Tierra, y por si fuera poco, tardará 80.000 años en regresar.
Proveniente de la Nube de Oort, en los confines del Sistema Solar, el Tsuchinshan ATLAS no sólo es esperado por los científicos, además, millones de aficionados en todas las culturas y con todo su bagaje de creencias, podrán observar a simple vista el paso del cometa, que el 12 de octubre alcanzará su cercanía máxima a la Tierra.
El cometa fue descubierto recientemente, en enero de 2023, por dos observatorios. Uno de ellos es el Observatorio Tsuchinshan, en China, y el otro, el sistema ATLAS (Asteroid Terrestrial-impact Last Alert System), en Sudáfrica. De ahí proviene el nombre compuesto de este cuerpo celeste.
A pesar de su reciente hallazgo, la historia de este cometa se remonta a tiempos inmemoriales, ya que su órbita alrededor del sol es increíblemente larga, lo que significa que los últimos seres humanos que pudieron haberlo visto fueron los neandertales, hace decenas de milenios.
Debido a su órbita extremadamente alargada, el Tsuchinshan-ATLAS es un visitante raro en nuestras cercanías planetarias.
El 27 de septiembre de 2024, el cometa alcanzó su perihelio, el punto más cercano al Sol en su órbita. Esta posición es crucial para su visibilidad, ya que es cuando el cometa refleja más luz solar, haciendo que brille en el cielo nocturno. A partir de entonces, comenzó a alejarse de nuestra estrella y ahora se dirige hacia su encuentro más cercano con la Tierra, a 71 millones de kilómetros de distancia, un poco menos de la mitad de la distancia entre la Tierra y el Sol.
Y este 12 de octubre es una oportunidad única para los astrónomos y aficionados de observar un cometa que difícilmente volverá a aparecer mientras duren nuestras vidas. El cometa está aquí.


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