Crece el número de cuatreros que faenan para vender la carne
Todas las semanas a los dueños de los campos les matan dos o tres novillos. Dicen que denunciar resulta inútil.
A la buena de Dios. Así se sienten los productores de prácticamente todos los campos de la provincia. Todos coinciden en que el cuatrerismo no es algo nuevo, que cada tanto alguno lo sufría, pero lo que padecen estos últimos meses no tiene nombre y ha hundido a todos en la desesperanza. Se sienten así porque todas las semanas los cuatreros ingresan a sus campos, les pegan un tiro en la cabeza a dos o tres novillos, faenan las partes más buscadas por los carniceros y dejan los animales descuartizados. No roban por hambre, lo hacen porque detrás hay un comercio ilegal que nadie controla y, sobre todo, no hay procedimientos policiales en las rutas y los caminos que pongan un freno a los ladrones de ganado.
"Todos los campos están en la misma situación, por lo menos todas las entidades cuando nos juntamos lo primero de lo que hablamos es de los abigeatos. Se queja el presidente de la Rural de Justo Daract, nos quejamos nosotros del norte, también el presidente de la Rural de Concarán. Es un drama", resumió Hugo Díaz Flores, el presidente de la Sociedad Rural del Norte.
Luis Rodríguez, por ejemplo, tiene con su familia dos campos, La Marquita y El Poposo, a la vera de la ruta 11, entre Las Isletas y Nueva Escocia, y los cuatreros ya le robaron tres veces en lo que va del año. Dijo que en ese sector no se habla de otro tema. "A un hombre cerca de Fraga, que tiene un criadero de lechones, le sustrajeron un ternero. A un vecino le entraron ocho veces, a una vecina de atrás dos, a otro señor una vez y a otro hombre le faenaron animales dos veces en los últimos diez días", comentó.
En apenas media hora, los delincuentes tiran abajo el trabajo de años que requiere criar y engordar a un novillo. "Cada animal pesa unos 400 kilos y ellos se llevan mucho menos. Antes robaban la cabeza, pero ahora la dejan. Se llevan solo las patas y la zona de arriba del costillar, que es la parte blanda y se usa para hacer, por ejemplo, picada y bifes", precisó.
"El tipo que sale a robar hacienda ya la tiene vendida de antemano, no es que la anda ofreciendo", señaló Ariel Aiello, el presidente de la Sociedad Rural Río Quinto.
Los productores ya desistieron de denunciar los abigeatos y cualquier otro hecho de inseguridad del que son víctimas porque solo pierden el tiempo, dicen. La Policía no realiza averiguaciones y los controles en puestos, que solían montar en rutas y caminos, han disminuido notablemente.
"La Policía Rural tiene solo una camioneta en cada lugar, no tienen tantos vehículos para poder andar y cuando hacen controles ellos paran más que nada a los camiones, no revisan las camionetas, que son las que usan los ladrones", dijo Díaz Flores. Aiello acotó, por su lado, que la brigada de cuatrerismo hace dos meses que ni siquiera tiene móvil.
El abigeato es solo uno de los problemas
Para colmo, la inseguridad no solo los golpea con los cuatreros. Los delincuentes que ingresan a los campos se llevan todo lo que pueden. Roban las tranqueras, las máquinas, los acoplados, los boyeros, los insumos, los líquidos, los alambres, las pantallas solares y hasta los carteles. "Si hubiera una política de Estado de atacar la inseguridad la atacarían en todas sus puntas. Atacarían a los ladrones, a los compradores, a los intermediarios, a los reducidores", manifestó Aiello.
Hay zonas que por ello se volvieron improductivas, aseveró. "Los que están a la vera de la ruta o los caminos directamente ya no pueden tener más hacienda. Así, la provincia ha perdido más de 70 mil cabezas en el último censo, hay más de 1.500 productores que han dejado de estar en el campo y, a todo eso, se suma el problema de los caminos y los impuestos", detalló. Y enfatizó: "Es una desidia y una falta de consideración con un sector que es activo, dinámico y, además, aporta divisas a la provincia y a la nación".
"A mí este año me sacaron dos vaquillonas. Ya no vale la pena hacer la denuncia porque no hay continuidad de búsqueda. Falta una estrategia policial y un control para que se revierta esto, porque los que roban son los mismos pillos de siempre", contó Díaz Flores. A eso le agregó la falta en varias localidades de entes de bromatología que regulen los comercios y los lugares que compran la carne que les venden los cuatreros y que no pasan por ningún control de salubridad.
En ese punto, el presidente de la Sociedad Rural Río Quinto sostuvo que un trabajo de prevención haría la diferencia. "Nosotros hemos acercado propuestas, pero no sé si es el famoso 'no hay plata', o no hay ganas o no hay gestión, porque la cosa es que todo sigue igual", expresó.


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