Un amor entre la rebelión y el fuego

Uno de los hechos más retratados de la historia colonial de la provincia tiene una mirada colateral en “Melchora Pringles: la hija de la guerra”, la nueva novela de Gustavo Menéndez, un reconocido escritor merlino que ya va por su cuarto libro.

 

En su obra, Menéndez —autor también de “El día que secuestraron a Puccio” y “Lo que se lleva en la sangre”— retrata un pasaje de la vida de Melchora, hermana de Juan Pascual Pringles. La confección de la historia fue, acaso, el mayor desafío de su carrera como escritor, ya que decidió relatar en primera persona y desde la perspectiva femenina. 

 

“Fue muy trabajoso para mí meterme en la cabeza de una joven que vivió a principios del siglo XIX, pero mi intención siempre fue contar esta historia desde la visión de ella”, dijo Menéndez, quien presentará su novela a principios del mes que viene en la Feria de Editores de Buenos Aires. De todos modos, la preventa de su libro, editado por “Hojas del sur”, ya está habilitada.

 

Para poner en contexto la vida de Melchora y la novela de Gustavo es preciso recordar un hecho que marcó a fuego a la provincia en 1819, cuando San Luis era depositaria de los prisioneros españoles que habían caído en la Guerra de la Independencia. Si bien los militares —en su mayoría, de altos cargos— estaban presos, caminaban por las calles, se reunían con comerciantes, hacían vida social y gozaban de algunos privilegios impropios de los detenidos. 

 

“Por entonces, Melchora tenía 17 años —relata Menéndez— y se enamoró del militar español Juan Ruiz Ordóñez, quien vivía enfrente de su casa”. Ese romance le da el pie al autor para describir, a través de esas vivencias, las tensiones que existían en la ciudad por entonces. 

 

La situación explotó a principios de febrero de 1819, cuando los españoles se rebelaron contra su detención e iniciaron una suerte de batalla que terminó con una veintena de muertos. Gustavo —periodista de profesión, editor del sitio web infomerlo.com y dueño de la librería Hexámetro— relata en paralelo el crecimiento del romance y las grietas de la aparente cordialidad entre puntanos y presos. 

 

“Por entonces, era muy común que las mujeres de San Luis les prestaran atención a los militares españoles: eran personas más formadas que recibían cierta admiración por parte de los criollos. Además, hay que tener en cuenta que por entonces en la ciudad vivían más mujeres, porque los hombres se habían ido con San Martín”, sostuvo Menéndez. 

 

Otro de los desafíos a los que se enfrentó el autor al encarar su relato fue mezclar la ficción —su especialidad— con la realidad histórica, un punto que resolvió al darles mayor participación en la trama a las criadas que vivían en la casa de los Pringles. “Yo ficciono ese momento de la historia de la provincia para hacer un aporte más al hecho y también para tener una visión de género, porque Melchora, por entonces, desafió todos los estándares sociales de una época”, concluyó el escritor. 

 

Para concretar su nueva creación, Gustavo no tardó tanto tiempo en redactar la novela, pero sí en el trabajo previo, de estudio y recolección de datos sobre el pasado. Dijo el autor que leyó mucho sobre la historia de la provincia y sobre el hecho en particular, y que se nutrió de la variada bibliografía que existe no solo de autores provinciales, sino también del resto del país más algunos chilenos y hasta españoles. 

 

“Mi interés como escritor es construir una novela verosímil y jugar con la ficción y la visibilidad a las mujeres, porque hay muchas heroínas en esa época que permanecen en el anonimato”, 

concluyó.