Ezequiel Sosa, el héroe del clásico puntano que estuvo a punto de dejar el fútbol

“Esta mañana, leía El Diario y es tal cual lo que explica del gol. La pelota quedó un tiempo más en el aire porque la agarré bien de empeine, tres dedos, y eso le quitó velocidad, hizo un efecto hacia arriba y le bajó de golpe a (Alejo) Lazarte”, cuenta Ezequiel Sosa, el lateral izquierdo que fue héroe del clásico que Estudiantes le ganó 1-0 a Juventud, con su golazo a los 23 minutos del primer tiempo, tras enganchar la pelota de zurda, al borde del área, y clavarla en el ángulo derecho del arco que da a la ciudad de La Punta, donde estaban los hinchas estudiantiles.

 

Sosa vive un lunes diferente. El día después del clásico es soñado y se ríe de la comparación que hicimos con su pegada y la de Roberto Carlos, el crack del Real Madrid que brilló entre la década del 90 y 2007. “Te digo que en la semana ya había hecho algunos goles así, pero pegándole mejor. Vamos a ver qué dicen los compañeros cuando volvamos este martes a entrenar”, bromea, mientras pasea con Sabrina, su pareja, y repasa para El Diario de la República su andar por el fútbol.

 

Ezequiel tiene 27 años y recién esta temporada se le abrieron las puertas para jugar un torneo profesional. Estuvo a punto de parar la pelota y no intentarlo más. “La verdad es que insistí siempre, soy positivo y trabajé para tener una mínima posibilidad. Muchas veces pasó por mi cabeza dejar el fútbol, pero nunca es tarde y hay que seguir intentando”, cuenta sobre su esforzado andar por las canchas.

 

Vestido de goleador. Sosa, lateral izquierdo, le dio la gran alegría al pueblo "albiverde". Foto: Milena Velarde/El Diario.

 

El gol vuelve en la charla, no se quiere ir más. “Fue una pelota que jugaron rápida mis compañeros, muy inteligentes. Del lateral de Agustín Álvarez en profundidad para Jorge Trinidad, quien la busca casi sobre el final de la cancha y tira centro atrás, y ahí llegué y le pegué”, rememora Eze sobre la jugada consagratoria y asegura que no fue casualidad: “En la semana, el técnico (Marcelo Fuentes) me pidió que llegara al área y le pegara más al arco, que una me iba a quedar; y eso se me cruzó en ese momento por la cabeza”.

 

Las emociones se mezclan: “La verdad es que en ese momento, en el que la pelota entra, se nubla todo. Es un clásico, un partido importante, y necesitábamos ganar. Cuando veo que manotea Lazarte y entra, fue pura felicidad. Inexplicable”. Y no es para menos: fue su primer gol en el Federal A y será un gol que desde el domingo los hinchas del “Verde” recordarán siempre.

 

Festejo "Verde". Estudiantes le regaló a su gente un triunfo que se venía negando. Foto: Milena Velarde/El Diario.

 

Su recorrido

 

Arrancó a los 15 años en Huracán y Alberto Cosentino lo hizo debutar en primera división, en un partido con El Trapiche. Tenía 16 años. Siempre jugó de lateral por la izquierda.

 

Después de tres años en el “Globo”, fue a Independiente Rivadavia, pero tenía que costearse la estadía y regresó tras una temporada. Pasó a las inferiores de Estudiantes y, tras una lesión en la rodilla, volvió a Huracán.

 

Surgió la posibilidad de Juventud cuando Marcelo Revuelta, quien lo había tenido en Huracán, era el DT "auriazul".

 

Siguió por Victoria en el Federal C, de la mano de Claudio González. Ganó ese torneo con el Sporting y Pedro Dechat, DT de Juventud, lo tentó para ir a “El Bajo”.

 

Un nuevo regreso a Victoria y otra vez a Juventud, pero del plantel del Federal pasó a la primera local.

 

Sosa volvió al club de su barrio, a Huracán, y posteriormente partió al interior de Córdoba, a jugar en el Club Cultural de la localidad de Del Campillo.

 

De regreso a San Luis, jugó el Regional Federal Amateur con Huracán y cuando Sebastián Pena le generó un lugar para entrar en Estudiantes, el DT no arregló su continuidad y Sosa se quedó afuera.

 

Este año fue Gerardo Gómez, coordinador del fútbol del “Verde”, quien lo invitó a sumarse.

 

“Probé tanto, insistí muchas veces y pensé en dejar el fútbol, pero amo este deporte y gracias a Dios se me dio. Hablo mucho con los más grandes, quienes me ayudan muchísimo, ellos tienen experiencia. Noto que voy mejorando, queda mucho para aprender y trato de dar lo mejor cada día, y lo que no sale, compensarlo con actitud”, dice Eze, el más grande de cuatro hermanos (Javier, Alexis y Thiago).

 

Mario y Susana, sus papás, “están orgullosos y emocionados como yo”, cuenta el defensor goleador, quien tras el clásico se fue a compartir la alegría a la casa de sus padres en el barrio San Luis XV.

 

“Ojalá con el equipo sigamos por este camino. Quiero agradecerles a todos los que me apoyan, a la hinchada que está presente, y ahora sin dudas vamos a mejorar y se vendrán cosas mejores”, sostiene Ezequiel, y adelanta lo que hará con la foto que hoy salió publicada en El Diario, la de su golazo: “Será un cuadro y un regalo para mi viejo”.

 

Ezequiel Sosa sabe que su golazo fue no bajar los brazos e intentarlo una y otra vez. El del domingo fue un hermoso, imborrable y definitorio zapatazo.