¿Puede ganar Kamala Harris?

Finalmente, la batalla por la Casa Blanca será entre Donald Trump y Kamala Harris. Cuando Joe Biden retiró su candidatura el pasado 21 de julio, el magnate republicano estaba en una posición dominante. Con poco más de 100 días para cambiar su ventaja, Harris todavía tiene tiempo suficiente para ganar la Presidencia. La pregunta es si tiene la capacidad.

Su tarea es hacer de la elección un referéndum sobre Trump, que es impopular fuera de su devota base de seguidores. Pero para que Harris dirija la atención hacia Trump, también debe convencer a los votantes de que está a la altura del trabajo de presidente. 

La campaña de Biden estaba condenada al fracaso, porque su enfermedad mantuvo la atención sobre él. A pesar de numerosas apariciones, no pudo disipar la imagen de un anciano tambaleante y aturdido que no está en condiciones de cumplir un segundo mandato completo.

El resultado es una carrera para definir a Harris. Desafortunadamente para los demócratas, Trump tiene mucho material condenatorio con el que trabajar. Como exfiscal general de California, a la actual vicepresidenta se la vincula con la falta de vivienda, las drogas y el crimen en ciudades como San Francisco. 

Tuvo una carrera desastrosa en las primarias presidenciales la última vez, abandonando temprano. 

Como vicepresidenta de Biden, carga con un historial de inflación, problemas con la inmigración y (a ojos de los republicanos) una creciente delincuencia.

Durante todo este tiempo, ha tenido dificultades en discursos y entrevistas. Algunos aliados de Biden intentaron evitar que los demócratas abandonaran al presidente advirtiéndole en privado que ella podría ocupar su lugar, como si eso fuera una amenaza. ¿Qué puede hacer, entonces, Harris? Sus posibilidades de éxito dependen de una enorme suerte y de probar sus instintos políticos.

Después de la maniobra de Biden, Harris heredó una campaña ya hecha y su dinero. Un día de recaudación de fondos récord reveló el alivio de los demócratas por su nueva candidata más joven. Simplemente por tener 59 años, ha vuelto a poner el tema de la edad, que devastó a Biden, en manos de Trump, que ahora es el candidato de mayor edad de la historia.

Pero la suerte no será suficiente. Para ganar, Harris también debe pasar pruebas políticas. La primera es articular las convicciones que serán la base de su Presidencia. Su identidad como la primera mujer negra y del sur de Asia en postularse a la

Presidencia podría, si se maneja bien, convertirla en un símbolo convincente del sueño americano. 

La precandidata (debe ungirla oficialmente la convención demócrata en agosto) también deberá hacer frente al pobre historial de la administración Biden en materia de inmigración con la ayuda de un plan duro para la frontera sur.

A diferencia de Biden, Harris deberá reconocer la lucha de los votantes contra la inflación y pensar cómo combatirla. Un enemigo silencioso y desacostumbrado para los estadounidenses. 

La segunda prueba de Harris es qué hace luego de haber sido fiscal y fiscal general estatal. Puede verse tentada a simplemente atacar a Trump como un delincuente convicto. También debería usar su experiencia como base para un argumento amplio de que se puede confiar en ella para defender los valores estadounidenses en el país y en el extranjero.

Esto comienza con el Estado de derecho, incluida la lucha contra la violencia y el crimen callejero, para contrarrestar la acusación de que los demócratas son blandos con ambos. La tercera prueba de Harris es ofrecer esperanza a Estados Unidos en una elección viciosa impulsada por el miedo y el odio. Como cualquier matón, su oponente es vulnerable a la burla. Una Harris optimista que mire hacia el futuro tendría éxito contra un Trump hosco, vengativo y enfurecido por el pasado.

Después de meses de una campaña inconexa, los estadounidenses tienen una verdadera carrera por la Presidencia entre manos. Se definirá el próximo 5 de noviembre.