Por redacción
| 07 de septiembre de 2024
El cambio climático, los incendios forestales y la contaminación del aire siguen teniendo “un impacto negativo creciente sobre la salud, los ecosistemas y la agricultura”, con millones de muertes atribuidas al aire sucio.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) afirma que “casi todos los habitantes de la Tierra, nueve de cada 10 personas, respiran un aire que, en esencia, no es apto para su uso, contiene un alto nivel de contaminantes y son los países de ingresos bajos y medios los más afectados”.
La contaminación del aire ambiental, procedente, sobre todo, de los vehículos y de la industria, causa más de 4,5 millones de muertes prematuras al año.
Esa cifra supera las muertes causadas por la malaria y el VIH/SIDA juntas, por lo que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental de nuestro tiempo, no solo para la salud en sí misma, sino que también exacerba el cambio climático.
El boletín de la OMM destacó que las especies químicas que degradan la calidad del aire, por lo general, son emitidas junto con gases de efecto invernadero, responsables del calentamiento planetario.
La mala calidad del aire, a su vez, altera la salud de los ecosistemas, dado que los contaminantes atmosféricos se depositan sobre la superficie terrestre. La deposición de nitrógeno, azufre y ozono deteriora los servicios provistos por los ecosistemas, como el agua limpia, la biodiversidad y el almacenamiento de carbono.
Aunque los datos que nutren el boletín sobre calidad del aire y clima corresponden a 2023, en los ocho primeros meses de 2024 permanecen las tendencias observadas el año anterior: calor intenso y sequías persistentes que han avivado el riesgo de incendios forestales y contaminación atmosférica.
Los períodos de calor intenso observados en lo que va del año, más las sequías persistentes en todo el mundo, aumentan el riesgo de incendios forestales y contaminación del aire.
El reporte expone que la inhalación de materia particulada con un diámetro de 2,5 micrómetros (milésimos de milímetro), o menos, constituye un grave peligro para la salud, en especial si es prolongada durante largos períodos.
Entre las fuentes de esas diminutas y dañinas partículas destacan las emisiones procedentes de la quema de combustibles fósiles, los incendios forestales y el polvo del desierto levantado por el viento.
El año pasado batió récords la superficie de tierra quemada por incendios forestales en Canadá, por ejemplo, con mayor emisión de partículas incluso que los incendios en Siberia (Rusia) el año 2021.
Entre las enfermedades prevenibles que causa el aire contaminado están los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardíacas, el cáncer de pulmón y las enfermedades respiratorias agudas, incluido el asma.
De acuerdo al informe, existe una tendencia a una menor contaminación en Europa y China, en comparación con América del Norte y la India, donde hubo aumento en las emisiones contaminantes provenientes de actividades humanas e industriales.
Los países y las ciudades deben reconocer primero que existe un problema de calidad del aire y que hay suficientes datos para reconocer que es un problema mundial, en particular en las zonas urbanas.


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