La seriedad imprescindible frente a los grandes problemas

Según una estimación del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (ODSA-UCA) la pobreza alcanzó al 52% de la población y la indigencia llegó al 17,9% en el primer semestre de 2024. El cálculo del ODSA se hizo en base a la Encuesta Permanente de Hogares del Indec, que al final del primer semestre de 2023 marcaron niveles de pobreza en el 41,7% y de indigencia en el 11,9%. Mientras que la pobreza alcanzó al 54,9% de la población del país entre enero y marzo, bajó al 49,4% en el tramo abril-junio.

 

En el caso de la indigencia, el 20,3% de la población se encontraba en ese estado durante el primer trimestre mientras que en el segundo alcanzó al 15,9%.El sector de los trabajadores informales pobres cayó en la indigencia y depende en gran medida de los programas sociales. La pérdida de puestos de trabajo en el sector informal de la economía como el bajo salario en el sector privado formal son dos factores cruciales que impulsan y sostienen los altos niveles de pobreza e indigencia.

 

Esta es la realidad de la Argentina. Es desesperante la situación de los jubilados que además del bajo nivel de sus remuneraciones, deben soportar el veto presidencial que impide la aplicación de un paliativo mínimo en sus ingresos. Las universidades nacionales padecen un déficit notable, una baja considerable en las partidas presupuestarias y una fuerte caída en los salarios de docentes y no docentes. Las partidas para gastos de capital de 2024 no fueron ni devengadas, ni pagadas. Si en algún momento la iniciativa que vendría a remediar muy parcialmente esta situación ya tiene marcado su futuro de veto presidencial.  

 

En tanto el presidente de la Nación polemiza en las redes sociales todas las veces que puede, con todos los que puede y, en particular, con la vicepresidenta de la Nación del último gobierno. Además, matiza sus discursos con gestos incomprensibles, por no decir claramente groseros, destinados a sus supuestos opositores. El resto del tiempo lo destina a polemizar con la actual presidenta del Senado de la Nación. Espacio que la mencionada autoridad no consigue hacer funcionar. En la última semana las internas y las peleas en el oficialismo llevaron a expulsar del bloque de La Libertad Avanza a un senador y a impedir la convocatoria a la sesión ordinaria que correspondía celebrar. Varios diputados de la misma fuerza política polemizan por la discrecionalidad de las visitas a la Casa Rosada. Por otra parte, una de sus diputadas estrella en la aparición mediática devela misterios, juega con mensajes de su archivo digital y amenaza con descubrir todo su arsenal. Es muy difícil desentrañar los objetivos de su particular accionar. La ministra de Seguridad reprime una manifestación de jubilados frente al Congreso de la Nación. De gobernar, de sesionar, de ocuparse seriamente de los problemas de los ciudadanos no se observa ni el menor atisbo, ni la menor intención en todos los integrantes del elenco gubernamental.

 

En San Luis, además de otorgar un exiguo aumento en cuotas, el gobierno provincial intenta sostener la escuálida gestión del intendente capitalino, sigue mintiendo acerca del pasado y pretende concelebrar cualquier acción por mínima que sea. En cualquier momento se produce la inauguración oficial de un termo, o la asunción de algún otro familiar del primer mandatario. Obviamente, todo televisado por algunas de las dos partes en que se divide el canal oficial. Situación absurda y lamentable que nunca fue debidamente explicada, y mucho menos resuelta. Otros que siguen de interna y dividiendo mediocridad. 

 

Valdría la pena repetir las cifras del primer párrafo que muestran la realidad de un modo elocuente. El gobierno provincial que ya lleva nueve meses de gestión no consigue aislar a San Luis de este panorama nacional. En sus dichos acompaña políticas que destrozan el consumo interno, y luego llora la caída de la recaudación. Un día entenderán que va lo uno por lo otro. Un día comprenderán que ya es apremiante la necesidad de que empiecen a gobernar.