Unas dos mil personas honraron a la Virgen de la Cobrera en sus 30 años
Fieles de distintos puntos del territorio sanluiseño y de otras provincias dijeron presente en la festividad.
Por redacción
| 08 de septiembre de 2024
En una jornada cálida, los devotos compartieron instancia de oración en comunidad. Fotos: Lautaro Sánchez.
El fuerte sol parecía una metáfora de fe. El sábado, en horas de la siesta, unas 2 mil personas se congregaron para honrar a la Virgen de la Cobrera a 30 años de su aparición en sueños. Durante la jornada daba la sensación de que María, con su manto, había abrazado a toda una comunidad que la honraba con fervor y devoción. En la ruta, una fila interminable de autos trazaba el escenario multitudinario, en medio de las sierras y las pircas que rodean las cercanías de Paso del Rey.
“Es la primera vez que venimos a la fiesta, pero hemos venido varias veces. Este debe ser el quinto o sexto viaje”, contó Mario Campos, un vecino de San Luis que se encontraba con su esposa, Sonia Segovia. La mujer dijo que el motivo de su visita al predio fue principalmente de agradecimiento: “Tenía una mancha muy fea en la mano. Me la lavé todos los días con agua bendita y se me fue hace 15 días”, dijo.
El fuerte calor que cubrió la tarde no fue ningún impedimento. La fe fue más fuerte. Mientras se desarrollaba la procesión -de la que participaron decenas de fieles- la gente que llegaba al predio se tomaba un momento de intimidad en oración. El ruido de las cuentas de los rosarios daba cuenta de las súplicas a la Virgen. Las agrupaciones gauchas sumaban color al encuentro.
“Hace varios meses que vengo. Vine a agradecer. Yo soy de acá, pero he vivido muchos años en La Rioja. La religiosidad popular de La Rioja es muy profunda. Cuando vine acá y me enteré de esta advocación, primero fue como querer ver qué es lo que pasaba. Y después me di cuenta de que mucha gente la sigue. Estoy viniendo casi todos los meses. Ya tengo muchas bendiciones”, contó Ana Becerra.
Largas colas de vehículos estacionados y colectivos que aguardaban en el lugar, reflejaban la cantidad de personas que se congregaron. Muchos tenían un pañuelo blanco atado a la muñeca, con la imagen de la Virgen. Otros llevaban estampitas. Algunos no tenían nada más que su mirada anclada en el altar que improvisaron para lo que fue la ceremonia. Pero todos derramaban su fe en cada momento.
“Hace rato que tengo incertidumbre. Soy obstetra, y muchas de mis pacientes me hablaban de los milagros, de la Virgen. Vine y no me imaginaba que hoy (por ayer) es el día. La primera impresión que tengo es que es algo hermoso. Vi al obispo y me bendijo. Ahora estoy esperando ansiosa para poder ver a la Virgen”, expresó Marcela Padra, quien estaba sentada en su reposera aguardando la misa.
Entre los presentes estaba Luis Muñoz, un hombre de Mendoza que siempre viaja para agradecerle a la advocación puntana. Contó que conoce el lugar desde que era apenas una ermita, sin la edificación que tiene actualmente. “Me gusta venir, la adoro”, dijo mientras descansaba su mirada en el horizonte serrano.
Independientemente de las creencias, algo es seguro. Miles de personas se congregan en pos de necesidades que cada uno lleva en su corazón. Y en esas búsquedas se guarda el legado de la fe sencilla de la gente. El mismo legado que va tomando distintas formas, pero que se sostiene a través de las generaciones.
La devoción a la Virgen de la Cobrera es de alguna manera algo que le pertenece a todos los puntanos. Es, entre otras cosas, un sinónimo de puntanidad.
La misa
Cuando la procesión estaba culminando su paso, las melodías de la Banda de la Policía empezaron a sonar. Grandes y chicos contemplaban el momento y aguardaban la celebración de la misa. En medio de esos instantes, Miguel Ángel Escudero, el hombre al que se le apareció la Virgen en sueños, compartió unas palabras con El Diario de la República.
“Nos sentimos muy bien. Imaginate lo que estamos viviendo. Es espectacular todo. El mensaje de la Virgen es que este es un lugar de oración para todos los que quieran venir a verla y disfrutarla”, manifestó.
Minutos más tarde, dio inicio la ceremonia que presidió monseñor Gabriel Barba. Durante la homilía, destacó la importancia de María como medio para llegar a Cristo.
“Cada 8 de septiembre es la Natividad de la Virgen. Estamos en las vísperas y coincide con los 30 años de esta devoción. Confluimos 30 años de una oración creciente. Nuestra fe jamás queda limitada en un sector, una geografía, un lazo de sangre. Nuestra fe se vive sin límites. Somos una gran familia y un pueblo que reza junto. Y juntos vamos caminando hacia la casa del padre. Son 2 mil años de un peregrinaje que va tomando distintas formas en distintas culturas, pero siempre con la misma fe”, definió.
Al concluir la ceremonia, se concretó la cantata a nuestra Madre de la Cobrera. Los fieles emprendieron regreso con un corazón renovado, amparados en la esperanza de la Virgen, que como una madre los cuida bajo su regazo.


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