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"A mi hijo lo abandonaron como persona": un calvario que espera respuestas hace 6 años

Celeste Di Marco es mamá de un menor que sufrió un fuerte accidente, que le provocó secuelas severas. Nunca le supieron explicar si el niño se cayó o lo golpearon; todo indica que un simple golpe no pudo generar semejantes heridas. El hecho ocurrió en el colegio San Agustín.

Por redacción
| Hace 16 horas
Celeste Di Marco reclama respuestas concretas. Foto: gentileza.

¿A dónde se recurre cuando una terrible injusticia, de larga data, no tiene respuestas? Es lo que resuena en la mente de Celeste Di Marco, mamá de un menor que sufrió un accidente que le provocó secuelas severas. Todo ocurrió hace seis años en el colegio San Agustín, de la capital. Tuvieron que intervenirlo de urgencia; le hicieron trece puntos en el paladar y tres en el labio superior. Nadie le supo decir si fue una caída o si lo golpearon. Lo cierto es que hay fuertes sospechas, porque no hay lógica para que una simple caída provoque semejante daño. La mujer aseguró que la institución no solo se "desentendió" del caso, sino que advirtió por "artilugios" legales que dilataron al máximo el caso.

 


Un relato desgarrador

 


Di Marco recordó con dolor que cuando la llamaron de la escuela para informarle lo que había pasado con su hijo, le dijeron que había sufrido un "golpecito". Alcanza con ver las fotos del incidente para advertir la gravedad de la situación. Al momento del "golpe", tenía la encía abierta, los dientes seriamente comprometidos, entre otras heridas profundas. Lo tuvieron que internar de urgencia. La rabia más grande es que "nadie dio la cara".

 

 

Celeste Di Marco muestra fotos de su hijo, que evidencian las secuelas. Foto: gentileza. 

 


"Al día de hoy tiene secuelas. Usa ortodoncia. Uno de sus dientes quedó comprometido, al punto de que cuando pasó esto tuvo que alimentarse solo con líquidos. Cualquier alimento podía provocar la pérdida del diente y, en ese caso, íbamos a tener que esperar hasta los 14 años para ponerle una prótesis. Ni hablar de las secuelas psicológicas. Mi hijo no volvió a sonreír; desde ese momento hasta ahora no tiene una sola foto sonriendo. Tiene mucha vergüenza, cambió su forma de ser, antes era súper social, ahora es muy retraído", aseguró en diálogo con El Diario de la República.

 


Desde el colegio, se excusaron en un momento con la cuestión del seguro, pero nunca se hicieron cargo de nada: "No pagaron ni un Ibuprofeno, nunca se preocuparon mínimamente", dijo con mucho malestar.

 


También detalló que si bien el niño tuvo que afrontar dos intensos meses de tratamiento inicial, con el tiempo tuvo que continuar con el abordaje de distintos especialistas (en el plano físico y psicológico). Llegó a cambiar la forma de hablar a raíz de lo que sucedió. Así, se advierte que el daño que tuvo el menor fue crítico.

 


La indiferencia escolar y el drama judicial

 


Di Marco dijo que cuando volvieron a la escuela, directamente le dieron el pase. Aunque ella se encargó de que su hijo no perdiera el ritmo de aprendizaje, buscando todas las tareas correspondientes, la realidad es que en el establecimiento educativo fueron absolutamente indiferentes, según describió. "Se sacaron de encima el problema, literalmente", repudió.

 


Por otra parte, destacó la gravedad del devenir judicial. Como no tenía respuestas institucionales, pensó que llevar el hecho a la Justicia sería una idea apropiada. Pero se topó con un fuerte manto de sospechas de "amiguismos" e "influencias".

 


"El caso ha pasado por varios jueces: Ruta, Anabela Imparato, Cintia Fernández Paz, Celeste Rodríguez y Nerina Pereira. En la última instancia lo frenaron porque el colegio utilizó como chicana que su primer abogado, Sebastián Privitera, actual Defensor de Niñez, Adolescencia e Incapaces, había renunciado al cargo por su nuevo rol, pero nunca había hecho la presentación formal. Entonces, le llegaban notificaciones y supuestamente no había informado esta situación. Así el colegio dice que no se han enterado de nada de lo que pasaba en el caso y que no se pueden hacer cargo de la situación", precisó.

 


Aunque la familia insistió en una lucha incansable en busca de respuestas concretas, siempre teniendo presente que lo que se habían vulnerado eran los derechos del menor, en Tribunales resolvieron "volver todo a cero". De acuerdo a lo que mencionó, desde la Justicia les habían pedido que pagaran una sesión con una psicóloga para sumar pruebas (la propia Justicia había determinado qué profesional debía ser); el turno era un lunes y el viernes anterior "frenaron todo" volviendo el caso al principio. Dicho de otro modo, después de seis años de calvario e indiferencia, el menor seguía sin acciones paliativas.

 


"Solo nosotros sabemos lo que ha pasado mi hijo, cómo lo afectó esta situación. Él tenía amigos y de pronto tuvo que cambiar de colegio, con todo lo que implica eso en la cabeza de un menor, y en medio de toda la situación de su salud. A mi hijo lo abandonaron como persona, no tuvo contención. Quiero que se siente un precedente. ¿Con qué seguridad los papás pueden dejar a sus hijos en el colegio si corren el riesgo de que los dejen así? Acudí a la Justicia pensando que iba a ser de otro modo, pero tienen muchos contactos, mucho dinero, es luchar contra un monstruo. Mi hijo tiene las pruebas a la vista en su carita", concluyó.
 

 

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