Una millonaria involuntaria y la extraña teoría del error

Mientras el Gobierno Provincial es el hazmerreír de todo el país por un contador que transfirió por error más de 500 millones de pesos a una cuenta creada para recibir 8 mil pesos mensuales de cuota alimentaria, el momento de ponerse serio obliga a algunas preguntas que nadie en el Gobierno se anima a responder.

Desde que el 8 de mayo El Diario de la República destapó el escándalo, el silencio en el que, como otras veces, se refugió el gobierno es tan aturdidor que ya llegó a todo el país, a modo de bochorno. Para algunos investigadores, la teoría del error suena demasiado ingenua para profesionales acostumbrados a manejar cifras siderales de dinero.

Es más, piensan que si hubo algún error fue en el número de cuenta pero no en el monto. O sea, hay alguien que, el 6 de mayo de este año, una semana antes de las elecciones, tenía que recibir más de 500 millones de pesos por parte del Gobierno Provincial. Lamentablemente, el dinero fue a parar a manos de una humilde mujer que, de puro creyente, creyó que era “un regalo de Dios”. De puro creyente también se gastó todo lo que pudo

Al advertirse la pifia, desde el gobierno, con la intervención de la entidad bancaria, se bloqueó la cuenta de destino, a tal punto que se pudo recuperar 480 millones de pesos. Otros 44 quedaron para los alimentos de la mujer. De hecho, el abogado de Verónica Acosta, Hernán Echevarría, reconoció que su clienta gastó entre 18 y 20 millones en compras de mercadería, electrodomésticos, un automóvil y una motocicleta. Y que los otros 20 millones fueron a parar a las billeteras virtuales de familiares, a modo de generoso préstamo.

La continuidad del caso no escapó al escándalo, al olvido o al error. La Justicia por ahora se limitó a perseguir a Acosta por gastar indebidamente un dinero que no le correspondía pero ni un dedo movió para encontrar al o los responsables de enviar el monto, lo que le produjo al Estado provincial, dolosa o culposamente, pérdidas millonarias.

La tarea de cortar el hilo por lo más delgado es una de la preferidas de la Justicia provincial. En pocas horas imputó a la dueña de la cuenta y a otras cinco mujeres, entre ellas una abuela de avanzada edad y a una mujer que es madre de una nena discapacitada, que recibieron las transferencias por parte de la bendecida y gastaron como nunca en sus vidas. Una apelación presentada por la defensa de Acosta las salvó de la detención.

Mientras, el funcionario o los funcionarios que tienen responsabilidad en la errónea transferencia, siguen refugiados en sus oficinas del Ministerio de Hacienda, sin ninguna cuenta que saldar, sin dar ninguna explicación.