"No hay que intentar poner moldes académicos en las músicas populares"

Como el fantástico percusionista que es, Jonatan Szer vive una dicotomía: le gusta mucho la música cuyana, pero la tensión que hay entre la tradición de la tonada y la cueca con los instrumentos rítmicos lo pone en un lugar incómodo. Trata de saldarla con la forma que tiene de encaminar su arte, que es escuchando más y más música.

Con Félix Dardo Palorma y “El trébol mercedino” como faros de sus propios gustos, Szer estuvo siempre muy cerca del mundo del folclore y considera que “la poesía de la música cuyana es muy poderosa”. Por eso, pasar algunos días en San Luis lo pone de muy buena gana.

Teórico de los ritmos, investigador profundo de la música, el percusionista de “Tri.angula” y “Embichadero”, entre otros proyectos, está en la provincia para encabezar tres actividades con distintos ejes. El miércoles a las 19 dará un conversatorio en la Universidad Nacional de San Luis que tendrá a la Producción Musical como centro. El jueves a las 17 en Casa Wicca, de calle Belgrano, dictará un curso llamado “Laboratorio de herramientas rítmicas”, un espacio de investigación para usar el cuerpo, la mente y la voz. Finalmente, la noche lo encontrará en un recital en La ferroviaria con el dúo Zabala Funes y Vicky Lo Giúdice.

Jonatan estuvo varias veces en San Luis como músico, pero fueron pocas las oportunidades que tuvo de recorrer la provincia. “Siempre me han recibido muy amorosamente y me encanta su gente, me encanta estar acá y me encanta venir a visitar el circuito artístico, ver cómo evoluciona y ver quiénes son los actores en movimiento”, dijo.

El músico es autor de una investigación sobre el ritmo y su influencia en las artes y en las ciencias. “Traté de presentar al ritmo como un sistema de decodificación en sí mismo. En base a este trabajo diseñé el curso del jueves, un formato didáctico muy inclusivo para gente del mundo de la música, de la danza, del movimiento y del teatro”, adelantó.

Uno de los temas que Szer utiliza con frecuencia es la influencia de la tecnología en la música, una injerencia que considera “de doble filo”. “Es una herramienta, pero hay algunos componentes que son más una salida mercantil tendientes al confort, al productivismo y al utilitarismo”, sostuvo y señaló que esa tendencia está destinada a acelerar los procesos, algo que puede ir contra el gesto creativo.

“Lo ideal –opinó- sería que efectivamente se logre conformar esas herramientas como elementos destinados a ser plataforma”. Una de las mayores trabas que encuentra Szer en el proceso de crecimiento es el mercado, preocupado en que los artistas hagan más música en menos tiempo y con menos esfuerzo.

De todas formas, el investigador sostuvo que el avance es muy grande y que eso dio posibilidades de hacer cosas interesantes, como grabar en la propia casa con una buena calidad de sonido.

Para Szer la diferenciación entre músico del interior y músico de la capital quedó achicada a una opinión más abarcativa y unificadora. Y si tuviera que recomendar a algún colega una forma de desarrollo sería la simpleza de escuchar mucha música. “Lo más útil es, antes de pensar que una música no te gusta, pensar que no la estás entendiendo”.

“Hoy en día las instituciones están mucho más abiertas a abrazar las músicas populares, eso es potencialmente muy bueno, hay que hacerlo con mucha responsabilidad y no intentar poner los moldes académicos en las músicas populares, porque eso no funciona”, sostuvo con firmeza, aunque señaló que hay otro elemento que es esencial en la música popular: “Estar en movimiento, escuchar a los músicos y a las músicas en persona”.

Otro factor que moldeó la exitosa carrera de Szer fue el hecho de viajar, algo que “configuró mi manera de ver la música y las músicas”. Para Jonatan ver cómo se hacía su arte en otros lugares fue trascendental por las formas diversas que encontró de enfocar y tratar la música.

Parte de muchos proyectos, “Tri.ángula” y “Embichadero” le dieron un reconocimiento y una visibilidad muy especial en el folclore de autor. Dijo Szer que le motiva pensar que es distinto en cada una de esas experiencias, donde tiene funciones diferentes. “Lo que más me empuja del quehacer musical es la reconfiguración de la propia identidad”, concluyó.

“Me deja tranquilo pensar que la identidad es ineludible, no importa cuánto me esfuerce yo en ser distinto o en imitar a alguien, siempre prevalece en el fondo la esencia de la cosecha de información que fui haciendo con estos años. Repartir el tiempo es, por supuesto, siempre un desafío grande”.