La temporada de invierno no arranca y ya se observan los responsables

Mientras el municipio merlino se debate en una crisis política que no deja de abrir frentes, la temporada turística se hunde en una combinación de números muy modestos, enojos de los empresarios del sector y miradas distraídas de los funcionarios. La pésima ocupación hotelera de las vacaciones de invierno alcanzó a toda la provincia y generó más preocupación para lo que se viene.

Si hasta hace pocos días, los hoteleros, gastronómicos y cabañeros se consolaban con que los números bajos de la primera quincena se podrían revertir en la segunda, cuando comienzan las vacaciones de invierno en Buenos Aires; la realidad los golpeó con fiereza ante una perspectiva que no incluye mejoras.

Los trabajadores del sector reconocen que hubo un aumento de consultas para planificar las vacaciones en la provincia, pero en la práctica las reservas concretadas no tuvieron un impulso significativo. De hecho, el fin de semana en que se conjugaron los últimos días de vacaciones en San Luis y los primeros en Buenos Aires, el panorama fue igual de triste que los anteriores.

Lejos de atender los reclamos del sector, que dijo que la campaña publicitaria con la que se mostró a la provincia afuera fue deficiente y mal orientada, el ministro de Turismo prefirió el optimismo idiota, sin ningún tipo de sostén en la realidad. Juan Álvarez Pinto vaticinó que la temporada mejorará y recordó que el país entero está viviendo una situación económica “compleja”.

Los pronósticos más alentadores que tiene el gobierno provincial indican que a lo sumo habrá un 40 por ciento de ocupación hotelera en las próximas semanas, con el impulso de los turistas porteños y bonaerenses. Casi como una burla a su propia gestión, Álvarez Pinto dijo la semana pasada que localidades como Balde y San Jerónimo -que tienen muy pocas plazas- están al 100 por ciento de ocupación.